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Nuevamente la besé y después de apartarme, noté como sus labios estaban un poco más rosas de lo normal, ya que habíamos estado un gran tiempo besándonos mientras esperaba que me llamaran para abordar. Sonreí y los acaricié con mis dedos para que no fuera tan evidente.

—Bueno al menos la espera no es tanta. —dijo y yo asentí pensando en lo mucho que me emocionaba saber que no iba a pasar tanto tiempo para vernos de vuelta.

—No, pero igual son dos semanas.

—Cuando menos lo esperemos, ya vamos a estar juntos de nuevo. —sonrió y yo también imposibilitando el control que quería ejercer sobre mí mismo para controlarme, pero no podía, tenía que besarla y volver a sentirla a cada instante.

—Estoy ansioso de que llegue el momento.

—Yo mucho más, o sea, voy a conocer España. —levantó una ceja como si fuese lo mejor que iba a ver cuando llegara allá.

—Ojalá a tu tía le guste, así decide más rápido.

—Sí ojalá. —suspiró y yo corrí el pelo de su cara así acariciarla en ese mismo movimiento, algo que me gustaba mucho para sentirla real.

Su tía había sido un poco exagerada con el tema de que viviéramos juntos, le intentamos explicar que no exactamente íbamos a hacerlo en los próximos días, pero estaba previsto por lo menos para el año siguiente, cuando las cosas estuvieran más calmadas, todo volviera a la normalidad con el club y principalmente, ellos se acostumbraran al cambio de cultura.

Quería que dijera que sí porque realmente no podíamos desaprovechar lo que estábamos viviendo con Uma y estar juntos en España sería hermoso, siempre y cuando su tía decidiera que sí y no arruinara mi idea de vivir con su sobrina, por más que a ella le pareciera exagerado por el tiempo que llevábamos siendo novios.

Steff se acercó para indicarme que mi avión estaba listo y los dos nos levantamos para que yo pudiera abordarlo. Obviamente me sentía mal por dejarla, pero me iba tan feliz y emocionado que no me preocupaban las dos semanas que estaríamos separados, porque lo que planeábamos nos daría toda la vida para disfrutarnos y hacer pequeños esfuerzos al comienzo no nos molestaba a ninguno como en otras oportunidades, ya que teníamos la idea fija y nada deseábamos más que concretarla.

—Voy a estar llamándote en cuanto encuentre la hora exacta.

—No te preocupes, si allá es tarde y acá de noche, voy a poner la alarma para que podamos hablar así que no dejes de llamarme, por favor.

—No mi amor, te prometo que no. —le dije y la abracé mirando a Steff que me hacía seña para que me apurara, suspiré y me aparté para acunar su cura en mis manos. —te amo.

—Yo también te amo. —murmuró sobre mis labios y después me acompañó a la pista de despegue, donde mi avión privado esperaba por ser abordado.

Cuando subí y la vi al lado de Steff, el corazón se me contrajo a pesar de llevar sólo dos minutos separados, pero tenía que soportarlo, extrañarla lo más normal posible sin entrar en crisis por ser un desesperado.

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El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora