Me sentí culpable de haber molestado a Steff tan tarde, si bien se lo había dicho y él me aseguró que no tenía problema, debía estar cansado que yo fuera la razón de que madrugara, eran como las cuatro y bostezaba andando lento por las calles de tierra, mientras yo veía por la ventana en algunas esquinas las juntadas de chicos fumando, tomando y no dudaba que drogándose también, lo que me apenaba porque la persona responsable de solucionar el problema de raíz, era mi papá con su política y la ausencia ello se notaba cada vez más.
— ¿Cuándo vas a hablar con tus papás? —me preguntó mirándome un momento por el espejo retrovisor. —no es que me quiera meter, pero están preocupados.
— ¿Y cómo sabés eso?
— ¿Será porque trabajo ahí?
—No creo que estén preocupados, no soy estúpido, me doy cuenta que hay gente siguiéndonos.
—Es parte de tu seguridad Alec, no tenés ni idea con lo que te podés llegar a cruzar acá, y el riesgo se vuelve el doble cuando sos un Klein.
—Eso no me pasa en Barcelona, no tan así, y no dejo de ser un Klein.
—Estás en tu nación y en este municipio es un poco obvio, ni hablar del barrio y la inseguridad que creció el último tiempo. —me dijo y yo suspiré frustrado mirando por la ventana, las calles estaban bastantes oscuras, la juntada de chicos ya no se veía en cada esquina, de hecho no había gente andando por ahí. —Dios mío, a ésta chica no le da miedo nada. —bufó él tocando bocina, miré al frente y una chica caminaba por las veredas, en la oscura noche y el peligroso barrio que la rodeaba.
Paró el auto y cuando ella miró, me di cuenta que era Uma. Steff y yo bajamos de inmediato, aunque previamente él me dijo que no lo hiciera.
—No seas terca, te llevo Uma.
— ¿Qué haces acá tan tarde? Pensé que te habías ido a tu casa. —le dije cuando bajé, ella me miró y negó sin importancia.
—Fui a mi casa, pero tengo que salir, Steff no te hagas problema, no tengo miedo.
—No es por el miedo Uma, es por tu seguridad, ¿y si te pasa algo?
—No me va a pasar nada. —rodó los ojos jactándose como si tuviese razón cuando ni ella sabía lo que le podía pasar. —conozco a todas las personas de este barrio.
— ¿A dónde vas a esta hora? —pregunté viendo que tenía la misma ropa, a excepción campera y su cartera colgando. —es tarde para que vayas por la calle.
—Tengo cosas que hacer, y si no salgo ahora no voy a llegar.
—Bueno dejame por lo menos llevarte hasta la parada del colectivo, estoy de camino. —le dijo Steff y se iba a negar, pero le insistió abriéndole la puerta del auto. —vamos entren, es peligroso estar de noche.
—Para él. —la escuché decir, rodé los ojos y la dejé entrar primero para subirme después, Steff también se subió y arrancó de nuevo el auto.
—Qué suerte que estoy de paso, igual sabés que no me gusta nada que hagas eso Uma. —la reprendió. Yo también tenía ganas de retarla, pero no me iba a meter, era muy testaruda para enfrentarme a ella a las cuatro de la madrugada.
—Lo tengo que hacer Steff, pero no te hubieses molestado, siempre lo hago y nunca me pasó nada.
—Bueno no te confíes.
— ¿A dónde vas, puedo saber? —le pregunté y evitó mi mirada, no iba a dejar de insistir hasta que me lo dijera, pero fue fácil.
—A la fábrica textil.
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El partido más Difícil.
Teen FictionHISTORIA EDITADA BAJO OTRO NOMBRE. Para Alec volver a sus raíces siendo un famoso y reconocido futbolista, siempre es un buen motivo para poner los pies sobre la tierra, aunque volver también requiera de encontrarse con su remarcada verdad, ser hij...