23.

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Nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos unos segundos sosteniéndolas así hasta que ella la bajó y volvió a mirar a Val. Sentí que me palmearon el hombro, pero respondí vagamente al saludo de quien quiera que haya sido porque fue de paso, mi vista estaba solamente centrada en Uma.

Llegué a las chicas y las saludé a todas hasta llegar a su mejilla, donde le di un beso cerca de la comisura de sus labios.

—Hola. —me llamó la atención una voz, miré de quién venía a su lado y antes de saludarla, un flash me invadió.

—Hola.

Conocía esa cara, o eso creía pero no podía saber de dónde.

— ¿No te acordas de mí? —preguntó con una sonrisa inocente, fruncí el ceño y miré a las chicas que estaban a la expectativa.

—Eh... te veo conocida pero la verdad es que no.

—Qué mal eh, a ver hacé memoria... diez añitos, patio de Steff... hamacas. —dijo levantando una ceja divertida, de repente el flash se convirtió en un recuerdo pero fue imposible recordar con exactitud el nombre de la chica con quien di mi primer beso.

— ¡Ah sí! Sí, me acuerdo...

—Karen.

—Sí, Karen, qué bueno verte de nuevo, pasó mucho tiempo.

—Si mucho, aunque yo sí te veo por la televisión y por lo menos te supe identificar.

— ¿Eran muy chiquitos no? —preguntó Lisa. Asentí y miré a Uma que chocó dos segundos sus ojos con los míos, no quise apartarlos pero me obligó a hacerlo porque miró a otro lado.

—Sí muy chiquitos, me decían la suertuda por esos tiempos. —se rió haciéndolas reír a todas, menos a Uma porque seguramente no entendía.

—Y si, sea hoy o diez años atrás no cualquiera se besaba con Alec Klein. —dijo Val y empezaron a reírse y comentarlo entre ellas. Sonreí un poco incómodo y agradecí demasiado la mano de Gaby sobre mi hombro.

—Vení vamos a buscar a los chicos.

Lo seguí porque empezó una conversación muy incómoda para la situación que estaba viviendo, ellas comentaron de mi noviazgo de dos o tres semanas con esa chica y Uma se encontraba presente, lo que consideraba innecesario que supiera, pero era claro les gustaba hurgar en el pasado.

Hacían pizzas y por eso había más gente de la que esperaba en el bar, excusa perfecta así nosotros también nos juntáramos a comer y yo para verla a ella, pero nuestras miradas se cruzaron poco durante la cena, no me dio mucha atención porque estaba escuchando las anécdotas de cuando éramos chicos y yo creía que dejó de mirarme en cuanto Karen volvió a contar que, nos besamos en las hamacas.

Todos se reían y era como siempre de contar historias y recordar cosas de nuestra infancia que nos marcaban, no sólo estaba incluida Karen, a su hermano también lo conocía y pertenecía a nuestro grupo de fútbol, pero según me dijeron no iba por el buen camino y era triste, me costaba creer que personas con las que me crié se deterioraran de esa manera, siendo que todo era tan sano y sin preocupación antes de crecer.

Pese a las anécdotas, noté que ni siquiera Uma se reía y comentaba, sólo sonreía y no decía nada más que jugar con la decoración del vaso tallado.

Cuando se levantó de la mesa, esperé poco menos de un minuto y también me levanté para ir al baño, donde me apoyé en la pared de al lado mientras esperaba. Uma salió unos segundos después, sorprendiéndose con mi presencia.

—Hola.

—Hola.

— ¿Podemos hablar un minuto? ¿Arriba? —le pregunté, asintió y le di el pase primera para salir y subir a la terraza.

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora