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Ella no quería irse y yo respeté eso, aunque quise llevarla a descansar al hotel tampoco lo aceptó y se quedó dormida sobre mi pecho tiempo después que nuestros labios sintieron desgastarse y no sirvieran más que para besarnos

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Ella no quería irse y yo respeté eso, aunque quise llevarla a descansar al hotel tampoco lo aceptó y se quedó dormida sobre mi pecho tiempo después que nuestros labios sintieron desgastarse y no sirvieran más que para besarnos.

Steff quiso llevarme y no lo consiguió, me avisó que el club iba a cerrar y todos se iban a ir menos nosotros y lo que lamentaba por él que tenía que quedarse a esperarme, pero no quería despertarla y de esa misma forma yo me quedé toda la noche, con ella acurrucados contra la pared y tapados nada más que con mi campera.

Cuando mis ojos se abrieron, el sol me pegó de lleno y me moví sólo un poco dándome cuenta de lo tensionado que estaba, no se comparaba ni siquiera con una lesión en la cancha. Ella se fue despertando también y al moverse sintió el dolor que seguramente tenía más el que había acumulado, pero para mi sorpresa me iluminó con una pequeña sonrisa hermosa.

—Buen día.

—Si me despierto de esta manera es obvio que lo va a ser. —sonrió y yo también.

Estaba seguro que sí lo iba a ser, no recordaba que me haya pasado algo más lindo que despertarme con ella.

A los dos nos dolía todo, pero sobrellevamos el dolor muy superficial en nuestra conversación ya que estábamos más interesados en hablar de la noche que pasamos juntos, no nos despegamos en mucho tiempo y eso nos mantuvo expectantes, poco decíamos, pero lo hacíamos notar entre roces y caricias intencionales.

Bajamos al bar a desayunar y todos la trataron con cautela, logrando que recordara la razón por lo que deberían hacerlo y eso no me gustaba, pero Uma intentaba ignorarlo agradeciendo al mismo tiempo las actitudes que tenían sin dejar de ser compasivos y no tan insistentes.

— ¿Qué vas a hacer ahora?

—Supongo que tengo que esperar a que el papá de Gaizka venga, ayer me dijo que lo había llamado y se lo quiere llevar.

— ¿Ya? Es muy pronto.

—Pero es lo mejor, así puede acostumbrarse a su nueva familia. —se encogió de hombros y la tristeza volvió a priorizar sus expresiones. —ojalá nos permita poder verlo, es muy chiquito.

—Si no lo hace entonces mis abogados se van a encargar de que lo haga Uma, cuantas veces quieras vos o los nenes verlo lo van a hacer, te lo prometo.

—No puedo hacer un lío de esos, no tengo la plata para pagar un abogado así que voy a tener que esperar a que el hombre se apiade de nosotros.

—Pero nadie dijo que lo tenías que pagar, corre por cuenta mía y sabés que para mí no es nada, al menos pemitime ayudarte con eso.

—Me estás ayudando demasiado, lo que hiciste de quedarte conmigo toda la noche fue importante, nadie lo hubiese hecho por mí.

—Yo creo que sí, pero para mí fue un placer de verdad.

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora