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Un año después.

Los nervios y la ansiedad que tenía el nene a mi lado, se notaba hasta en la mano que agarraba a la mía con un ligero sudor por la tensión, quería reírme de eso pero no creía que la estuviese pasando tan bien como para que yo me riera, aunque me causaba tanta ternura que no me atreví a decirle nada.

Llevé a Kasia por los pasillos del Camp Nou intentando llegar a los vestidores, donde sabía que mis compañeros se preparaban para irse posteriormente al entrenamiento, yo debería estar haciendo lo mismo pero no pude aguantarme ir a buscarlo rápidamente porque desde el día que llegó hasta hoy, un par de semanas después, él seguía sin dormir más o menos de los nervios que le provocaba conocer el plantel de Barça y ya no era sano.

— ¿Estás bien Kas?

—Sí. —murmuró pero lo noté pálido, apreté mis labios y miré hacia adelante ya que llegábamos a los vestidores, el agarre de su mano se hizo mucho más fuerte cuando abrí la puerta y lo hice entrar.

Todo el quipo estaba terminando de bañarse y cambiarse, hablaban entre ellos mientras escuchaban música, se reían haciendo bromas que no quise preguntar ya que interrumpí queriendo presentarlo.

—Gerard, él es Kasia y quería conocerlos.

—Hola Kasia. —le ofreció su mano Piqué ya que era el más cercano, él la aceptó un poco anonadado y no pude evitar reírme.

—Tengo que hacerlo, perdón hermano. —le dije y saqué mi teléfono como un padre orgulloso de que Kasia estuviese conociendo a sus ídolos futbolísticos, así que acercándose más a él, le tomé la foto.

Así hice con todo el plantel y Kas sólo les decía Hola haciéndolos reír por sus evidentes nervios, poco podía hablar y si llegaba a combinar dos palabras, las murmuraba por no salir de su asombro, sin embargo esa perplejidad fue muchísima más intensa cuando se acercó al ídolo mundial, que tomaba mates mirando atentamente y sonriente a Kasia.

—Wow.

—Kas, él es Messi.

—Hola Kasia ¿todo bien?

—Hola, sí. —dijo aceptando su mano y entonces yo lo moví para acercarlo más. Les saqué la foto y Kasia se dio vuelta para mirarlo.

—Te admiro mucho.

—Muchas gracias, un placer conocerte. —le ofreció la mano y Kasia la aceptó contento.

El último por tomar la foto, era el otro argentino más admirado e ídolo nacional en el país, el jefe, Mascherano, quien se sacó la foto sonriente con Kasia y bromeó con él invitándolo a tomar un mate, pero obviamente Kas no supo qué decirle y todos nos reímos, aunque lo tuve que alejar para que no colapsara de la emoción.

Terminé de bañarme y cambiarme y en cuanto salí pude escucharlo más aliviado, al menos podía hablar con ellos sin titubear o decir algo incoherente, pero suponía que todos reaccionarían de la misma manera al ver por primera vez a su ídolo, y no solamente a un jugador, si no a todo el plantel del mejor equipo de España.


— ¿Kas estás seguro que respiras no?

—Sí. —me confirmó y tontamente, me alivié de escucharlo.

— ¿Y te gustó conocerlos?

—Sí, muchas gracias Alec.

—Fue un placer. —le sonreí por el espejo retrovisor y lo noté igual de contento. —El jueves cuando haya partido, vas a entrar conmigo ¿qué te parece?

El partido más Difícil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora