El mesero me cambia la hielera y me pone más hielo, me ha dado ocasionalmente algo de botana, la cual casi ni como, pero la cambia por algo más, como si pensara que no me ha gustado y me la cambia por otra cosa, pero no es eso, es más que nada el nervio y la angustia de lo que tengo que hacer.
- ¿Qué carajos haces aquí?
Giro mi cara para ver quién me grita, con la pesadez de mis ojos logro ver a Cristian, vuelvo a ver mi vaso y me tomo un poco nuevamente, estoy bastante ebrio, todo lo veo lento al igual que mis movimientos. Tomo la botella y le intento verter en mi vaso, pero Cristian me la arrebata y la pone en la barra.
- ¿Ya tengo que ir?...
-Sabes que tienes que ir, por qué has venido aquí.
- ¿Por qué? En serio me preguntas... por qué...
-Estás ebrio. Maldita sea, es un trabajo, ¿Cómo vas a presentarte así?
-Sí... es mi primer día trabajando de puto... ¿Tú crees? ¿Puedo faltar?...
Y por la cara que ha puesto Cristian me suelto a reír, está enojado, indignado y siento que hasta desesperado.
-Ya te dije... ve... y has mi trabajo... que bien sé que es algo que deseas.
-Deja de decir estupideces. ¿Crees que porque estás ebrio no te presentarás? Estás equivocado, lo harás.
-... Lo sé...
Limpio mi boca y mis ojos con el dorso de mi mano, me bebo el vaso completo, aunque no lo pude rellenar.
-Levántate y vámonos.
El barman me extiende la tarjeta, la intento tomar, pero estoy realmente borracho, escucho que Cristian bufa y él la toma y me sujeta debajo del hombro para ayudarme a salir del bar.
Cuando salimos el golpe del aire me llena por completo, disfruto el aire, porque sé que es algo que necesito, pero más que nada porque eso me pone más movido. Es tan frío que mi cuerpo reacciona, logrando que sienta más ese movimiento de pesadez.
Me sube al auto y yo solo me recargo en la puerta, en unos minutos llegamos, ni tiempo de dormir, aunque sé que es más por los nervios que por otra cosa, lo que desgraciadamente, me baja la borrachera bastante, pues sé cuál es mi cruel destino.
Llegamos y me ayuda a bajar del auto, me adentra a la casa, se pone al pie de las escaleras y me indica con la cabeza que suba, está encolerizado, pero no sé si es por el estado en el que estoy o para mí, sus celos, estoy seguro que le gusta Williams.
Subo las escaleras sujetándome del barandal, es la primera vez que subo, llego al final y sé que debo seguir por el pasillo, lo veo desde arriba, él tiene los brazos cruzados, con cara de pocos amigos.
-Tercera puerta y recuerda la única regla.
Giro mi cara para ver por el pasillo y visualizo la tercera puerta, me repito a mí mismo, no hables... no hables, no lo agredas, no lo golpees, no hables...
Llego a la tercera puerta y está medio abierta, la empujo un poco y entro, no hay nadie, inspecciono un poco, un espejo empotrado en la pared, con un marco muy lujoso, la luz que tiene detrás le da una elegancia pura, cajonera debajo del espejo, que hace juego con la cabecera de la cama, la cual es King size, la funda es de seda color vino, que hace un contraste luminoso y lindo con la cabecera que es café. Un sofá individual. Hay una puerta que supongo es el baño, un sillón, una muy pequeña mesa redonda de vidrio y dos sillas.
Un mueble muy grande con un televisor arriba de muchas pulgadas, una pequeña cava, con varias botellas, y puertas pequeñas cerradas, es muy lindo el cuarto, y el aroma es masculino, muy agradable, nunca he estado tan cerca de él como para olerlo, ese día que lo sujeté, no puse atención a ello, y si lo hubiera hecho hubiera sido algo muy breve, puesto que el arma que tenía en mi cabeza, tomó toda mi atención y en el hospital, estaba tan nervioso que no presté atención a ello tampoco.
Se abre una puerta y el señor William sale de baño, con una bata blanca y secándose el cabello con una pequeña toalla, por puro instinto echo un par de pasos atrás.
Él me mira y deja la toalla en el sofá, se alborota el cabello, pero sin dejar de mirarme, me hace una indicación con la cabeza para que vaya a la cama, la cual tengo a unos cinco pasos de mí, niego con la cabeza.
Me mira unos segundos y se acerca al mueble grande y saca una botella, dos vasos de una de las puertecitas y los pone en la mesa, es tan cuidadoso en poner todo en la mesa, pero no para que no se rompa, sino para que no provoquen sonido, sirve los dos vasos y se gira a verme, me acerco tambaleante y tomo un vaso y me lo tomo de golpe, lo veo y como no me dice nada, me sirvo otros tres más y por igual me los tomo así. Dejo el vaso en la mesa con cuidado, aunque claro, es difícil coordinar adecuadamente.
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Pobre de mi Jan!!!
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EL SONIDO DE TU VOZ
AcakJan Parkin un chico problemático, incapaz de controlar la ira. Scott Williams un hombre que no tolera el descontrol. Uno debe aprender que las cosas no se resuelven con violencia. El otro que no puede tener el control de todo. Ambos vivirán circuns...