SONIDO 6

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Regreso mi mirada para verlo, no me está gustando nada esto.

-El departamento está esperando por ti. Una buena ducha con agua caliente, la despensa y el refrigerador llenos, ya lo dije, con todos los servicios.

-Y... ¿El tercer sobre?

El asistente lo abre y deja caer su interior en la mesa, cae una USB, pero gira y toma del sillón un control remoto, enciende la televisión y hay un video que se reproduce, siento helada mi sangre, una sola vez me he drogado, al despertar estaba en un callejón, completamente ensangrentado, no supe lo que hice, me sentí por completo desubicado, la siguiente vez que me ofrecieron drogarme decliné de inmediato.

En el video estoy yo, golpeando a un chico, más bajo y más delgado que yo, me separo de él tambaleante, me limpio el sudor de la cara con mi antebrazo, se ve que grito, el video no tiene sonido y se ve que es de una cámara de seguridad, regreso y pateo al chico nuevamente, pero él ya no se mueve, salgo del callejón y sigo mi camino. El video vuelve a comenzar nuevamente.

-Evidentemente eres tú, el chico estuvo semanas en el hospital, aún siguen buscando al culpable. ¿Deseas que notifiquemos quién ha sido quien lo ha golpeado? Podemos enviar esa USB a la policía.

-Así que, sí me han estado agobiando.

El asistente sonríe, apaga el televisor, deja el control y vuelve a mirarme.

- ¿Deseas trabajar con nosotros?

- ¿Tengo alternativa?

-Siempre hay una.

-Pues yo no la tengo, si acepto el sobre uno, hoy, mañana o pasado, el final siempre será el mismo, me apresarán, si rechazo el dos, igual me refundirán.

Señalo el televisor, sabiendo que, si no acepto por igual, me están amenazando con ir a la policía, lo que provocará que, si salgo de aquí, me reportarán y estaré huyendo de por vida.

-Hazte las preguntas adecuadas ¿Tienes dónde dormir, que no sea en la calle? ¿Tienes dinero para alimentarte, que no sea mendigando? ¿Tienes una mejor oferta de trabajo? Si tienes respuestas positivas para cada una de ellas, entonces declina nuestra oferta.

Me enderezo en el sofá, recargando mis manos sobre mis muslos y alborotando mi cabello. Me siento peor de cuando entré a esta casa, estoy intentando controlarme, de verdad que lo intento, pero las manos me han empezado a temblar, eso provocará que estalle en cualquier momento.

-Amigo... entiende, no quiero hacerlo.

Levanto la mirada y veo que él se acomoda mejor, quitándose el botón del saco para estar más cómodo.

-Sobre uno, un par de trabajos, si todo sale bien no tendrás que matar a nadie.

Me recargo en el respaldo, la palabra matar me estresa mucho más. Ahora que sé que el chico que estuvo en el hospital, si fue por semanas, es porque casi lo mato, ya me veo con un cargo de "Intento de asesinato" mi madre se moriría.

-Sobre dos... eso lo decide mi jefe.

Me incorporo para verlo directo a los ojos.

-Sobre dos, siquiera investigaron, les tengo noticias, no soy gay.

Él me ofrece una sonrisa y una mirada relajada.

-Si algo he aprendido en la vida, es que no sirve de nada etiquetar a la gente, que si es gordo enseguida piensan que es porque come mucho, sin siquiera pensar que esa persona tiene algún tipo de trastorno, un lento metabolismo o el simple estrés o depresión la mantiene así, que si es chaparro, porque no se ejercitó de joven, cuando los genes familiares son imposibles de quitar, hablar de la orientación sexual no precisamente es definir lo que serás, no se te está pidiendo corresponder, solo trabajar.

- ¿De puto?

-No si solo trabajas para mi jefe.

- ¿Qué? ¿Tú no puedes? Si es un "Simple trabajo" ¿Por qué no lo haces tú?

-Si él me lo pidiera, lo haría, pero es algo que él jamás me pediría.

-Olvídalo, no lo haré, puedes meterte por el culo tu sobre uno y dos, me da igual.

Me levanto y voy hacia la salida, el jefe se levanta, mira a su asistente e intenta cerrarme el paso, pero antes que haga nada y como las manos no me dejan de temblar, lo tomo del brazo, lo jalo hacia mí, lo giro y al darle la vuelta lo tiro al suelo, ha quedado dándome la espalda, de rodillas y le estoy sujetando el brazo con fuerza.

Solo que aflojo mi agarre cuando siento en mi cabeza el cañón de la pistola, suelto al jefe y levanto las manos, me incorporo y doy un par de pasos lejos del jefe sin bajar las manos.

-Lo siento señor.

Se dirige al señor Williams con suavidad y hablándole de forma muy baja, se pone el arma en la parte trasera del pantalón, lo levanta y le pone adecuadamente los audífonos, le hace una pequeña reverencia, el jefe cierra los ojos ajusta el arco y me mira.

Por un momento no sé qué hacer o decir, el asistente se quita el arma de atrás y luego la mira, le pone el seguro y se la guarda en el chaleco especial para arma, lo que me da la seguridad de que siempre está armado, se cierra un poco el saco.

- ¿Sobre uno o sobre dos?... claro tambijanén está el sobre tres.

Sin dejar de observarlo, me dejo vencer, él sabiendo que me tienen, yo resignado a no tener salida, gira un poco para despedirse del señor Williams, que no ha dicho nada y el asistente con un gesto en la mano me indica que salgamos de casa.

Tomo mi maleta y mi caja y antes de salir de la casa, giro para ver al señor Williams, el cual me sigue mirando, pese a que lo puse con facilidad en el suelo, pese a que no puso la menor resistencia, que entiendo que es porque sabía que su asistente estaba con él, sin embargo, ya no me mira con la misma frialdad que en ocasiones anteriores, pero su mirada sigue dándome algo de temor, lo cual me descoloca por completo, yo tenía el control, claro sin saber que el asistente estaba armado, yo lo tuve bajo amenaza, entonces por qué él es el que está tranquilo y yo muriéndome de miedo. 

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Bueno pues sí, tienen algo en contra de Jan. Nos leemos el miércoles!!!

EL SONIDO DE TU VOZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora