SONIDO 2

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Hace ocho meses lo conocí, o por lo menos fue la primera vez que lo vi, estaba trabajando en un restaurante como empleado de lava loza, cansado y frustrado, pues es un trabajo donde nunca dejas de hacer lo de siempre, los platos llegan y llegan en cualquier momento, las cacerolas por igual.

Iba lavando y escurriendo los trastes, en cuanto terminaba con unos, iba por otros, era cuento de nunca acabar, pero llevaba días sin dinero y ya debía un mes de renta, así que era eso o dentro de poco quedarme en la calle.

Voy por una pila más de platos, resbalo con algo en el piso y caigo de sentón, todos los platos han volado sobre mí, no sé cuántos han caído sobre mi cabeza, me encojo por el dolor.

-Serás idiota, ¿¡Cómo has podido tirar todos los platos!? Olvídate de tu pago completo, todos serán descontado de tu sueldo.

- ¿¡Por qué!? ¡Dime por qué debo pagar yo!

Volteo al piso y veo varios trozos de lechuga, agua y creo que jitomate tirados por debajo de mí.

-Debería pagar Dewey, él debe tener el área limpia, mira lo sucia que está, he resbalado con la lechuga, no voy a pagar nada ¡Oíste, no voy a pagar!

Al levantar la cara veo a un cliente, que me mira de mala manera, eso me enfurece más, pues si el cliente cree que debo pagar, no hay manera que convenza a Stephen de lo contrario, lo que más me enfurece es que estos empresarios, se crean con el derecho de humillarnos solo porque tienen dinero y nosotros necesidad de trabajar.

Regreso la mirada a Stephen cuando me levanta al agarrarme de la playera con ambas manos y me zarandea.

-No me importa oíste, no me importa si tú o Dewey pagan, si se ponen de acuerdo o no, pero de que pagarán por los platos rotos, lo harán.

Me separo de él de un empujón, él resbala al igual que yo, sigue estando mojado y con verdura el piso.

-Escúchame tú imbécil, no voy a pagar y más te vale no descontarme nada, porque te juro que te demando, me duele la cadera, la cabeza y el culo y esto entra como accidente laboral, así que, si piensas siquiera en quitarme un centavo, te demando, oíste.

Lo siguiente que siento es un golpe en el estómago, el cual me hace doblarme, pero aun doblado, me incorporo, pero solo para darle un puñetazo en las bolas, después me alejo para poder seguir respirando como debo.

- ¿¡Qué pasa aquí!?

-Jan ha tirado los platos, pero ha sido porque Dewey no ha limpiado el piso, por eso resbaló, pero Stephen fue el que empezó la pelea.

Thomas aclara las cosas, pero al ver al gerente, sé que me he quedado sin trabajo. Está enfurecido.

-Todos los clientes han escuchado lo que han dicho, si me he enterado ha sido por ellos.

Voltea a ver todo el desmadre que hay en el piso, nos ve a cada uno de nosotros.

-Jan, Dewey, ambos están despedidos.

- ¿Pero por qué? –Repongo.

-Dewey por no hacer su trabajo y tú... tú siempre recurres a los golpes, estoy harto de ti.

- ¡Yo no empecé la pelea!

-Sí hay una pelea, siempre estás involucrado.

-No me voy a dejar oíste, no voy a dejar que cualquiera crea que está sobre mí, no voy a dejar que me quieran humillar.

-Si tan mal la pasas en el trabajo, felicidades, te estoy dando la oportunidad de mejorar tu vida, estás despedido y punto.

-Maldito imbécil, te crees muy superior, pero no sabes ni lo que pasa, pero prefieres cortar cabezas.

-Piensa lo que quieras idiota, solo eres un buscapleitos, solo eso.

Y el maldito se va dejándome ahí, Stephen se levanta y con su sonrisita burlona, sale de la cocina, lo único que hago es quitarme el mandil, arrojarlo al piso y salir por ese pasillo donde el cliente sigue mirándome.

Me voy hasta la esquina y levanto la tarima movible que hay, paso por debajo de ella y salgo del restaurante, la mirada de ese cliente me da algo de miedo, pero sigo mi camino hasta salir del restaurante.

Mi locker tiene mis pertenencias, pero esperaré a calmarme o seré capaz de destruir algo allá dentro.

Me conozco bien, sí, soy agresivo, no me dejo intimidar por nadie, pero solo es porque o me defiendo o se van sobre mí. Me siento en la parada de autobús, toco mi cabeza y luego veo mi mano, tengo sangre, ruedo los ojos, le doy la vuelta al restaurante y vuelvo a entrar por la puerta de empleados, voy directo a recursos humanos.

-Ya me dijeron lo que pasó, antes que digas nada, no puedo volverte a contratar, el gerente vino directo conmigo.

-Lo sé, solo vengo a decirte que quiero mi paga completa, aunque no se haya acabado el mes y me largo sin decir nada.

Le muestro mis dedos llenos de sangre, ella se sorprende y tuerce la boca.

-Daisy, te juro que esta vez no tuve la culpa, resbalé y los platos se me cayeron, me he abierto la cabeza y el trasero me duele.

-Te creo, pero también es verdad que pase lo que pase siempre estás metido en una pelea, ya te lo había advertido antes.

-Lo sé... pero esta vez no tuve la culpa, pero te entiendo, solo, solo por favor, ayúdame a que mi pago salga completo, debo buscar otro empleo y curarme la cabeza.

-Te daré un pase para que vayas al médico, solo debes hacerlo hoy antes de que se den cuenta, el viernes pasa por tu finiquito.

-Gracias Daisy y en verdad lo lamento.

-Yo también Jan.

Acepto el pase, tomo mis pertenencias del locker y salgo del restaurante. Regreso a casa una vez que me han curado, un par de puntos y nada más.

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Dicen por ahí, crea fama y échate a dormir y vaya que pasa, justo cuando no has hecho nada, pasa y tú eres el responsable, por qué, pues porque parece que siempre es uno el que hace algo o reacciona de cierta manera, y ya con eso te etiquetaron.

Les ha pasado?

Nos leemos pronto!!!

EL SONIDO DE TU VOZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora