Ese día desperté como a las seis de la mañana, al abrir los ojos, no reconocí dónde estaba, un miedo recorrió todo mi cuerpo, me incorporé de inmediato de la cama, vi mis pertenencias en ella, así que pensé un segundo y fue cuando recordé que, ahora tengo un trabajo y que es algo que tal vez no debí de aceptar.
Me levanto y voy a la cocina, tengo sed, tomo un poco de agua y me preparo algo para desayunar, tal vez debería tomar mis cosas e irme de aquí, es temprano, tal vez el asistente siga durmiendo, pero recuerdo el cómo me han manipulado para estar en donde estoy y sé de sobra que, si escapo, lo estaré haciendo por mucho tiempo.
Veo un poco la televisión, principalmente las noticias, eso llevo haciéndolo por mucho tiempo, desde el día en que me drogué, busco no aparecer en las noticias, pero estoy seguro de que, si ellos tienen la grabación, es porque lo han ocultado y que tal vez por ello no encontré noticias mías, pero si ellos los desean, irán a la policía y entregarán la memoria, si una estaba puesta y la otra en el sobre, es porque, seguramente tienen más copias.
Me recargo en el respaldo del sillón y una vez que terminan las noticias, salto de canal en canal. Después de un rato, apago el televisor y me cambio de ropa, salgo a la calle, no llevo nada, salvo mi cartera que tiene poco dinero, mi celular que, no tiene plan, ni crédito, pero que no suelto por si algún día mi padre quiere llamarme, me he puesto unos pantalones de mezclilla y una sudadera con capucha.
Salgo y camino por la ciudad, cuando soy consciente de dónde estoy, me escondo un poco, la busco por varios minutos hasta que la encuentro, ella se ve bien, sonríe a cuanto niño se le acerca, está dando clases en el jardín, todos los niños están formando un semicírculo, prestándole atención.
Suena la campana y todos se levantan y salen corriendo, solo dos se quedan para ayudarla con las libretas, ella les alborota el cabello y toma las libretas, les indica con la cabeza que pueden irse, los niños sonríen y salen corriendo.
El sentimiento de tristeza me envuelve cuando ella deja de sonreír, porque nadie la ve, lo hizo por muchos años frente a mí, cuando llegaba golpeado, ella me sonreía porque estaba en casa, era lo único que le importaba, no me regañaba por llegar en mal estado, pero cuando me iba a mi cuarto, ella siempre se giraba y su sonrisa desaparecía y sus lágrimas se asomaban, lo sabía porque frente a ella había un espejo y yo podía verla por él.
Soy jaloneado del hombro y estampado en la pared, mi primera reacción es levantar el puño, pero cuando reconozco al hombre que tengo frente a mí, bajo el brazo.
-Lo primero que siempre harás será agredir ¿No es así?
-... Me asustaste... ¿Qué debo hacer? ¿Dejarme golpear?
- ¿Qué haces aquí? ¿No planeabas acercarte a ella o sí?
-...No. No planeaba hacerlo.
Giro para ver a mi madre que lleva las libretas en brazos y se mete a la escuela.
-Solo quería verla por un momento. Papá... déjame volver. –Vuelvo a verlo.
- ¿Te miraste al espejo? ¿Qué crees que tu madre sentirá al verte tan lastimado? ¿Vienes solo a provocarle angustia? ¿Eso quieres para ella?
-... No.
-Hijo... necesitas ayuda, puedo buscarla para ti, pero no permitiré que la mujer a la que amo, la dañe su propio hijo... una vez que estés recuperado, cuando alguien te dé de alta, entonces permitiré que te vea, incluso que regreses a casa, pero así no, amo mucho a tu madre como para lastimarla de esta manera.
Mi padre me señala a mí, a todo mi cuerpo. Haciendo más notorio lo que dice.
-...Si acepto la ayuda, tal vez podría recuperarme mejor estando con la gente que de verdad me quiere... tal vez así pueda lograrlo...
-... No me arriesgaré, ella no ha estado bien de salud.
Giro para ver a mi madre nuevamente.
-Debo cuidarla, no supe cuidarte a ti y lo lamento profundamente, solo puedo aconsejarte que, vayas a terapia, que busques empleo, que cuando te sientas mejor contigo mismo y estés libre de todo eso que llevas... entonces vuelvas, no antes, no me arriesgaré a perderla.
Vuelvo a verlo, me toca el hombro y trata de sonreírme, no es más que una ligera mueca, solo asiento con la cabeza y se va, me recargo en la pared y un par de lágrimas bajan.
Sé que debo buscar ayuda, sé que hay centros de salud pública, sé que quiero estar en casa y que no quiero dañar a mi madre, solo que, no lo he hecho, porque hasta no poder controlarme, hasta no tener suficiente dinero para pagar el medicamento que sé bien que necesitaré, no puedo hacer nada, porque donde una sola persona me diga no, esto se acabará y terminaré preso.
.
.
.
.
.
Cuánto dolor, estrés, ansiedad, tantos factores que pueden generar un agobio en nuestra persona, si no sabemos manejarla, podemos enfermar.

ESTÁS LEYENDO
EL SONIDO DE TU VOZ
AcakJan Parkin un chico problemático, incapaz de controlar la ira. Scott Williams un hombre que no tolera el descontrol. Uno debe aprender que las cosas no se resuelven con violencia. El otro que no puede tener el control de todo. Ambos vivirán circuns...