SONIDO 27

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- ¿De verdad piensas que voy a venir a buscarte siempre?

Levanto la cabeza y veo a Cristian a mi lado, está cruzado de brazos muy enojado, cierro los ojos un par de veces, porque no puedo enfocarlo como quisiera, estoy sumamente tomado.

- ¿Ya... es hora?...

-Maldita sea, estás borracho, otra vez.

Me limpio con el ante brazo la saliva que me escurre por la boca, estaba durmiendo en la barra del bar, recargado en mis brazos, siento la cadera entumida, el banco no es cómodo.

-No... lo... suficiente...

-Levántate y vámonos.

Me levanto, pero al recargarme en la misma barra me resbalo por ella y caigo al piso, me pongo a reír.

-Ay, eres ridículo.

Cristian intenta levantarme, pero mis lágrimas han salido.

-No me lleves... no quiero ir...

-Si quieres te llevo directo a la comandancia.

Me zafo del brazo de Cristian molesto, no, por supuesto que no, tampoco es como si realmente quisiera ir preso. Me vuelvo a la barra y el barman me entrega mi tarjeta, la guardo o eso intento, me cuesta meterla en el bolsillo, intento caminar hacia la salida, pero Cristian me jala, al parecer, hacia donde voy no es la salida.

Minutos después llegamos a la casa del señor Williams. Solo que esta ocasión Cristian no entra a la casa, solo me abre la puerta.

-No olvides la regla.

Subo con cuidado las escaleras, de hecho, las subo a gatas, no puedo ni mantenerme en pie. Cuando llego arriba, levanto la mirada y Scott está al pie de ellas mirándome, el maldito tiene una bata azul, medio abierta del pecho, no sabía que estaba bien tonificado, se pone en cuclillas y toca mi barbilla, la levanta un poco, con su otra mano limpia las gotas que van bajando, me ayuda a levantarme y me besa, niego con la cabeza, pero reacciono y lo beso, está bañado, huele muy bien, me dirige a la recámara y entramos.

Estoy al pie de la cama, Scott se quita la bata y puedo ver por completo su cuerpo, tiene un bóxer ajustado, todo el cuerpo lo tiene completamente tonificado, incluso las piernas. Miro mi cuerpo y empiezo a quitarme la camisa, se me dificulta tanto porque no quiero, como por lo ebrio que estoy.

Lo logro unos minutos después, Scott solo me mira, no se mueve, sigo con el cinturón, ahí me cuesta un poco más, abro el botón y el cierre y dejo caer los pantalones, me los quito con la ayuda de los pies, pero pierdo el equilibrio y antes de caer Scott me sujeta, me deja sentado en la cama y termina de quitarlos, básicamente me quedo en calcetines y bóxer, me dejo caer en la cama con un fuerte mareo y como la primera vez, cierro los ojos y dejo que el señor Williams me haga lo que quiera. 

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Seguimos confirmando que Jan no quiere ir a a cárcel.


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