Luna LaRusso, la mediana de la familia LaRusso, cualquiera que tuviese ojos podía ver los rasgos de Luna, porque fue adoptada por los LaRusso cuando tenia menos de un año. Y una pelea con 30 años arrastraría a cualquiera cercano al mundo karateca, p...
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PASARON LOS DÍAS, y llegó la tan esperada noche de Hallowen.
Llegó a la escuela y no veía a sus únicos amigos, pero vio a una chica vestida de Sodio, el elemento químico. Era Aisha, era la mejor amiga de Sam.
—Hola.—la saludo Luna.
—Oh, hola.—dijo la chica, se veía desanimada.
—¿Estás bien?—le pregunto Luna.
—Sí, bueno, Sam me ha dejado de lado por su novio y sus nuevas amigas.—dijo la chica desanimada.
—Mi hermana se ha vuelto un poco tonta estos días.—le dijo Luna.—Pero pronto volverá a ver quien es su verdadera amiga.
—Gracias, Luna.—le agradeció Aisha con una sonrisa.
Luna iba en busca de sus amigos pero escuchó voces.
—Promocionar mi negocio. Tú ocúpate de lo tuyo.—dijo un hombre rubio.
—¿De lo mío? ¿Qué...?—le preguntó LaRusso al hombre riéndose.—¿Sabes qué?—dijo riéndose.—Oye, esto es absurdo, vamos a comportarnos como adultos.—dijo Daniel dejando de reírse.—Escucha, no sé por qué quieres resucitar Cobra Kai después de lo que te hizo tú sensei.
—Porque yo no soy Kreese.—le contestó el hombre rubio.—Y las clases eran útiles.
—"Pegar primero, sin piedad" . Menuda lección.—dijo Daniel con sarcasmo.—No dejare que les llenes la cabeza a los chicos con esa porquería. Ni hablar.
—¿Por eso me estas siguiendo?—preguntó el rubio.
—No te estoy...siguiendo. He venido para...—dijo Daniel pero escuchó a Kyler y a Samantha irse a otro lugar.—Mira qué bien. Oye, vete de aquí.—dijo Daniel y se fue tras su hija.
Luna seguía por los pasillos, quería descansar de la música y el ruido. Y vio a Eli y a Demetri corriendo.
—Chicos, ¿qué pasa?—preguntó confusa cuando los chicos se pararon frente a ella con la respiración agitada.
—Miguel, esta muerto.—dijo Demetri, que se quedaba sin aire.
—¿Dónde está?—preguntó Luna.
—No tendrás intención de ir, ¿verdad? —dijo Eli aún con el susto encima.
—En ese baño.—señaló Demetri al fondo.—Son unos cuantos abusones.
—Yo me encargo.—dijo Luna y les guiño el ojo para ir corriendo.
Eli la siguió con la mirada, era la única chica que no se había reído de él, ni había nombrado lo de su labio.
—Tío, ¿por qué la miras así?—le pregunto Demetri y Eli lo miró.
