Luna LaRusso, la mediana de la familia LaRusso, cualquiera que tuviese ojos podía ver los rasgos de Luna, porque fue adoptada por los LaRusso cuando tenia menos de un año. Y una pelea con 30 años arrastraría a cualquiera cercano al mundo karateca, p...
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EL RESTO estaban en otro sitio del acuario, en el que había un gran cartón de un tiburón.
Algunos de los Miyagi-Do entraron y vieron el panorama.
—¡Vlad! ¡Vlad! ¡Vlad! ¡Vlad! ¡Vlad!—animaron a un chico.
—¿Qué mierda hacen?—preguntó Demetri.
El chico pegó una patada y se quedó una marca blanca en el cartón y todos se decepcionaron.
El chico maldijo algo en ruso y se retiró.
Kwon aplaudió sarcástico.
—Ni te has acercado.—le dijo Kwon señalando la línea que estaba más arriba.—Nadie supera a la mía.—dijo y miró a los Miyagi-Do.—Equipo Estados Unidos. Ya sabemos que Estados Unidos es el mejor en todo, ¿a que si?—le pregunto a la gente y se rieron.—Venga, vamos a verlo. ¡Estados Unidos! ¡Estados Unidos!—animó alzando el puño y la gente se le unió.—Venga. ¿Tenéis miedo? ¡Vamos!
Halcón empezó a ponerse la pintura blanca con la tiza en el zapato para poder marcar la raya.
—No es buena idea.—negó Miguel.
—Oye, el tío más duro de la cárcel. Tú lo has dicho.—le dijo Halcón sobre la referencia de antes.
—No, yo no lo he dicho. Todo esto no me parece bien.—negó Miguel.
—Es una idiotez.—intervino Devon y se fue.
—Lo he dicho yo.—le dijo Demetri.
—Pues vale.—asintió Halcón.
—Eh.—intervino una voz y voltearon. Era Yoon.—¿Tú eres lo mejor que tiene tu dojo?
—Lo bastante para machacarte.—contestó Halcón desafiante.
—Ah, pero si ni siquiera eres capitán.—dijo Kwon irritado.—¿Dónde está?
—Aquí mismo.—intervino Robby entrando en la pequeña sala.—Vámonos, tío.—le dijo a Halcón.
Halcón fue a seguirle con los demás.
—¿Siempre huyes de los retos?—le preguntó Kwon y se escucharon algunas risas. Robby detuvo sus pasos.—¿O es porque tu novia está en nuestro equipo?—le preguntó.
Robby volteó entre algunas risas de la gente.
—Robby.—le dijo Miguel.—A Luna no le gustaría esto.
—Oye, puedes ganar.—lo animó Halcón.—Demuéstraselo.—dijo extendiéndole la tiza.
Robby la tomó y se acercó.
—¿Tengo que superar la línea?—le preguntó Robby con tranquilidad.
Kwon río y se acercó.—¿Qué? ¿Demasiado fácil?—le preguntó.—Vale, vamos a apostar.—dijo Kwon.—Pegas tú.—dijo dándole un toque en el pecho con el dedo índice.—Y luego yo.—dijo quitándole la mano de encima.—Si ganas, os quedáis mi habitación.—dijo Kwon.—Si gano yo, me quedo la tuya.—dijo alzando la tarjeta para abrir su habitación.
