Luna LaRusso, la mediana de la familia LaRusso, cualquiera que tuviese ojos podía ver los rasgos de Luna, porque fue adoptada por los LaRusso cuando tenia menos de un año. Y una pelea con 30 años arrastraría a cualquiera cercano al mundo karateca, p...
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ESTABAN EN EL DOJO entrenando y entraron un grupo de personas trajeadas, parecían gente importante.
—Distinguidos miembros del Sekai Taikai, gracias por honrarnos con su presencia.—los recibió Silver mientras se acercaban. Hicieron una reverencia de karate que le correspondieron.
—Sensei Silver, soy Gunther Braun.—se presentó el que iba al frente.—Hablo en nombre del Sekai Taikai.—le explicó.—Como sabe, nuestro proceso de admisión es muy exigente. Y, pese a sus propuestas, no podemos garantizar su admisión.—le recalcó.
—Entendido.—aceptó Silver.—Pero le garantizo que Cobra Kai es digno de participar.—dijo y volteó a ver a los alumnos.—Nuestro dojo es de última generación.—dijo empezando a caminar y le siguieron para ver que les mostrabas.—Nuestros senseis son los mejores.
Estaba uno de los senseis haciendo volteretas y técnicas.
—Muy impresionante.—opinó Gunther y miró a Silver.—Pero hay muchos dojos impresionantes es el mundo.
—Por eso es una lena que sean tan desconocidos.—dijo Silver.—Y en eso, podemos colaborar.—dijo dando un paso hacia el.—Patrocinios empresas, derechos de emisión...Tengo los recursos y los contactos para hacer que el Sekai Taikai sea famoso en toda Norteamérica.—le explicó a Silver.—Es un gran mercado, un mercado que les era inaccesible. Hasta ahora.—empezó a decirles.—El karate aportó a mi vida organización, utilidad, propósito.—dijo mirando al hombre del costado.—Y eso mismo está haciendo en mis alumnos.—dijo mirando a sus alumnos.—Quiero trasmitir sus enseñanzas más allá. Que a través del karate, los jóvenes puedan aprender y madurar. Igual que hice yo.—dijo mirando al señor Braun.
—Le agradecemos su generosidad, pero hemos venido a evaluar la calidad de sus alumnos.—le agradeció Gunther.
—No hay problema.—negó Silver.—Nuestro dojo es el mejor del Valle.
—Eso no es verdad.—intervino una voz y todos voltearon. Daniel LaRusso.
Con Johnny, Chozen y Amanda.
Luna dejó de entrenar y miró lo que pasaba. Al igual que todos, estaban confusos de que hacían ellos ahí.
—¿Quién es usted?—le preguntó Gunther.
—Soy el sensei Daniel LaRusso, bicampeón del All Valley.—se presentó.
—Sensei Johnny Lawrence, también bicampeón.—se presentó el rubio.
—Chozen Toguchi, maestro sensei.—se presentó haciendo una reverencia karateca que el hombre extranjero se la correspondió.
—Amanda LaRusso, ayudante de karate.
—Cobra Kai no es el único dojo del Valle.—habló Daniel.
—O sea que representan a otro dojo.—supuso Gunther.
