Luna LaRusso, la mediana de la familia LaRusso, cualquiera que tuviese ojos podía ver los rasgos de Luna, porque fue adoptada por los LaRusso cuando tenia menos de un año. Y una pelea con 30 años arrastraría a cualquiera cercano al mundo karateca, p...
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DE NUEVO EN EL DOJO, el sensei Kreese los había puesto en el cuadrado del tatami, dejando el centro con un tronco y una planta arriba.
—Nuca minusvaloréis a vuestros enemigos.—dijo Kreese pasando entre dos alumnos.—Aún cuando creáis que son más débiles más débiles, siempre tenéis que ir un paso por delante.—explicó mientras pasaba frente a los alumnos.—Es la única forma de aseguraros la victoria.—dijo y se quedó quieto mirando a los alumnos en el gran hueco de dos alumnos.—¿Queta claro?
—¡Sí, sensei!
—Bien.—dijo orgulloso.—Vamos a ver si realmente habéis aprendido la lección y se acercó al tronco.—Quiero que tiréis la maceta de una patada.—explicó, estaba realmente alto.—Red, tú primero.—dijo y volvió a su lugar anterior.
El nombrado se acercó y cuando quiso tirar la patada se le rajaron los pantalones, se cayó al suelo y se retiró avergonzado.
—Penoso.—dijo Kreese cruzándose de brazos.—Rickenberger, enséñaselo.—dijo sin mirar al chico.
El nombrado lo intento y se cayó al suelo, lastimándose el brazo.
—Deja de gimotear.—le pidió Kreese mientras el chico volvía a su sitio.
—Yo puedo hacerlo, sensei.—dijo Luna y Kreese la miro.
—¿Y a que estás esperando?—le preguntó Kreese.
Luna se acercó, quedando bastante cerca del tronco para observarlo.
—¿No tomas impulso?—le preguntó Kreese.
—No le hace falta.—dijo Luna con una sonrisa segura de sí misma.
Luna con una patada lateral golpeó el tronco y derribó la estructura.
Kreese rió.—No está mal.—dijo y miró a la chica.—Nada mal.—dijo y Luna volvió a su lugar.
—Ha hecho trampas.—se quejó el chico con dolor en el hombro.
—De eso nada.—negó Kreese serio.—Al diferencia de vosotros, ella hizo lo que pedí.—dijo acercándose a un chico.—Si vuestra mente es ágil, vosotros tambien.—dijo y se puso frente a otro chico.—Es la mejor forma de derrotar al enemigo.—dijo frente a otro chico.—No solo con la fuerza bruta.—explicó frente al chico con dolor de hombro.—Debéis luchar con la cabeza.—dijo poniéndose frente a Luna.—Hacedlo y siempre obtendréis la victoria.—dijo frente a Luna y esta sonrió y asintió.
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