Luna LaRusso, la mediana de la familia LaRusso, cualquiera que tuviese ojos podía ver los rasgos de Luna, porque fue adoptada por los LaRusso cuando tenia menos de un año. Y una pelea con 30 años arrastraría a cualquiera cercano al mundo karateca, p...
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LUNA estaba celebrando con sus amigos del dojo, pero Robby no estaba.
—Fiesta en mi casa, reina Cobra, ¿te apuntas?—le preguntó Kyler.
—Voy a por mi bolsa.—le contesto.
—Bien.—dijo y todos se fueron.
Luna miró el trofeo. Había ganado.
Se encontró con Johnny.
—Has ganado.—le dijo Johnny señalando el trofeo.
—Ya.—asintió Luna con seriedad.—Usted es como todo el mundo. Me ha abandonado por Sam.
—Luna, no, no es así.—le dijo Johnny.
—Cuando pasó lo del insti, me abandonó a mi y a Miguel.—le recordó Luna.—Puede que el lo perdone, pero yo no.—dijo Luna y suspiró.—Y usted me dijo que ya no seria la hermana de Sam, y ya no lo soy.
—¿Eso crees?—le preguntó Johnny.—Dime la verdad, ¿te gusta ser la Reina Cobra?
—Usted me nominó así.—le recordó Luna.—Y ya tiene a otra chica asiática a la que entrenar.
—Dios, Luna, no porque aparezca gente nueva significa que la gente te reemplace.—le dijo Johnny.—Eres increíble, eres la única que no lo ve.
—Pero para todos, Sam es más increíble que yo.—le dijo Luna.—Todos creen que me gusta pelear, pero no es cierto, sólo siento que prefieren a Sam antes que a mi y me desahogo de forma incorrecta. No soy una cobra violenta, y no se porque muerdo...—dijo Luna y suspiró.—Usted ha animado a Sam a ganarme, no quería verme ganar algo, y mi padre tampoco. Buena suerte, exsensei.—dijo Luna y pasó por su lado.
—Cuando quieras volver a ser tú.—le dijo Johnny y Luna se detuvo.—Mi dojo está abierto.
Luna solo siguió caminando, tomó su bolsa y cuando iba a salir escuchó voces.
—He pensado varias veces que iba a romper nuestro acuerdo.—escuchó y vio por la ventana, la cortina era de rayas, por lo que no se le veía tanto. Era Silver con el árbitro.—Lo ha hecho muy bien. Nadie sospecha nada. Mañana tendrá el dinero en su cuenta.
—Gracias, señor Silver.
Luna se fue corriendo a su casa. ¿no era una campeona? Había sido todo comprado.
Mientras tanto, Johnny Lawrence volvía a casa y vio que el dojo de Cobra Kai estaba para alquilar.
