Luna LaRusso, la mediana de la familia LaRusso, cualquiera que tuviese ojos podía ver los rasgos de Luna, porque fue adoptada por los LaRusso cuando tenia menos de un año. Y una pelea con 30 años arrastraría a cualquiera cercano al mundo karateca, p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ESTABAN PRACTICANDO LOS MOVIMIENTOS de defensa del Miyagi-Do.
—Hay un motivo por el que cuesta aprender el Miyagi-Do.—empezó a decir Robby paseándose entre las dos filas junto con Luna.
—Estos bloqueos son muy precisos.—explicó Luna mientras hacía los movimientos de forma perfecta.
—Cada uno está pensado para parar un ataque diferente.—dijo Robby y se puso frente a Tory quien dejó de hacer los movimientos.—A ver, dar cera, pulir cera.—le ordenó Robby.
Robby pegó dos puñetazos y Tory con la defensa practicada lo defendió.
—Cuanto más Miyagi-Do aprendáis, más difícil será venceros.—anunció Luna.
—Salvo por un pequeño defectillo.—intervino Kreese poniéndose al frente de las dos filas y todos dejaron de hacer las defensas.—Todo su estilo es reactivo. Significa que todos sus movimientos son contraataques.—explicó Kreese.—Implica que nosotros tenemos el control. Y lo podemos usar para tender trampas.
Robby miró a Tory.—A ver, pintar la valla.—dijo y se pusieron en guardia.
Robby atacó y cuando Tory pensaba que ya estaría le hizo un barrido tirándola al suelo y Robby se levantó.
—Perdona, es parte de la lección.—le dijo Robby con una sonrisa.
Tory lo tiró al suelo y se subió a horcajadas sobre Robby levantando el puño.
—¡Basta!—ordenó Kreese y Tory lo miró.—Nichols, a mi despacho.—le ordenó.—Sigan con la clase.
Tory se levantó y siguió al sensei Kreese.
Luna le extendió la mano a Robby para levantarse.
Robby sonrió y tomó la mano de la chica.
—¡Podéis beber agua!—anuncio Robby y todos corrieron a sus mochilas.
—Nunca me había imaginado de sensei.—dijo Luna viendo a sus compañeros.
—¿Te crees que yo si? Me dedicaba a robar cosas.—río Robby.
—También es verdad.—suspiró Luna.
—¿Todo bien?—le pregunto Robby con el ceño fruncido.
—No lo sé.—contestó Luna.—Fui al Miyagi-Do, a decirle unas cuantas cosas a Halcón.—explicó Luna y Robby pareció bastante interesado.—Me querían allí, querían que me quedase con ellos.
—Como no, si eres la mejor.—dijo Robby con una sonrisa y Luna se sonrojó un poco.
Los dos chicos siguieron dando la clase con total normalidad, dentro de lo normal que se podía estar enseñando otro estilo de karate.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
