#56 Pilotear mi inmadurez

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-No lo entiendes – murmuro con muy pocas ganas de pelear.

Estamos en la habitación, ella en una esquina y yo en la otra.

-¿Qué no entiendo? Dime, es tan inmaduro lo que has hecho – tiene un tono rabioso – Fotos para una campaña publicitaria, con gente desconocida, siendo aun menor de edad, además para que toda la ciudad las vea, ¡¿Y te enojas por te parezco controladora?!

-¿Y yo me pregunto como es como te enteraste? ¿Por qué estabas ahí? O vas a negar que llamaste a Nam porque te interesaba el trabajo, ¡No me vayas a culpar por haberlo hecho primero!

Ella respira hondo, indignada.

-¡Te conozco Rebeca! Claro que ibas a llamar

-Y yo a ti, ¡Claro que lo ibas hacer también cuando sintieras inseguridad de mí!

Ninguna responde nada, medito un poco la situación, no quiero pelear, es tan absurdo todo.

-Son unas putas fotos – hablo suave.

-Lo se... Pero no entiendo como es que ya te has olvidado tan fácilmente de WeiBull de la manera en que escapamos, no sabes lo que podría hacer mi padre.

Miro hacia todas partes, quiero recordar el momento justo en que perdí mi propia cordura, la amo, puta madre la amo, no puedo simplemente cagarla todo el tiempo, soy su esperanza y ese fue un contracto que firme justo en el segundo que le ofrecí mi corazón, mi vida y mis ideas locas.

-Quiero olvidarlo, eso es todo...

Surge un silencio incomodo, debo disculparme, el ambiente se pone tenso.

-Quiero ayudarte, no somos almas felices que quieren vivir juntas, yo también la pase muy mal... - dice ella.

Tiene las mejillas rojas, pero no con el mismo tono que cuando nos besamos, ya no quiero verla más así.

Hay algo en mi paladar, un sabor amargo, porque mi mente sigue con la misma respuesta "No lo entiendes" Tomo mi cazadora y me dirijo hacia la salida, no quiero hablar más.

Pero entonces el corazón se dobla en mi pecho cuando abro la puerta, no puedo.

No puedo hacerle daño por algo tan estúpido, y menos en un día como hoy, fin de año.

Aunque deseo meditar mis propios pensamientos tengo la extraña necesidad de protegerla, incluso de mí.

Vuelvo a cerrar la puerta, giro sobre mis pies, tiro la cazadora a algún lugar, ella esta quieta y callada, con algo de sorpresa, extiendo mis brazos y la abrazo fuertemente.

-Lo siento – murmuro – No dejare que esto se arruine, estamos en el mejor lugar del mundo ¿Recuerdas?

Nos miramos, en silencio, bajo la reciente oscuridad, esperando a que alguna se ría primero.

...

La cuenta regresiva de fin de año fue una total americanada, nos sentamos frente a la única ventana, sin ropa, cubiertas por las cortinas, observando los fuegos artificiales, gritando, ¡Tres, dos, uno! Y dándonos el primer beso del año para no correr el riesgo de atraer la mala suerte.

-¿Qué es lo primero que quieres comer en el año? – me acerco con una bolsa con comida.

-No se ni para que preguntas – Me guiña un ojo, rio.

-Tengo uvas y ... - me detengo y giro para verla – Wow ¿Qué es eso?

Ella pasea en su mano una botella con color amarillento (como la pipi) que conozco.

-Es cerveza que sabe bien, pero te apuñala por la espalda – la abre y me la pasa – Después de ti mi amor.

Bebo un poco, está más fuerte probablemente será la única ocasión que podre emborracharme, y así sucede, nos acabamos dos botellas de litro, terminamos mirando programas en la tele, riéndonos como estúpidas.

Prohibido Freen BeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora