#51 Vidas Preorganizadas

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Tres días para ver a Becky, en estos días me la pase portándome lo mejor posible, y al fin llego el viernes desperté demasiado temprano, desayune con mis padres, realice chistes políticos con ellos, toda la tensión que se sentía, ya se había aligerado todo estaba más tranquilo.

Tengo un plan porque hoy debo ir al centro animal y mi único plan esta en volver a las andadas de buena hija y entonces entro en acción.

Me pongo ayudar a mi madre a decorar el árbol de navidad, mi abuelo le regalo una estrella, el primer año de casada con papá y es una tradición colocarla, yo le entrego la caja donde esta esa estrella y ella me observa con mucha ternura.

La gente que es ampliamente feliz es también en su mayoría tristemente ignorante, porque todos tienen problemas, demonios, razones para no dormir por las noches y mis padres también, pero ellos lo ignoran.

Entonces uso todos esos recursos que ya conozco para lograr mi cometido, les gustan los chistes políticos y los detalles insignificantes como recordar esa degastada estrella, y los uso para pedir de vuelta mis privilegios.

Con una dulce sonrisa a las 7 a.m. me acerco a papá y le pido las llaves de mi precioso auto, y con otra sonrisa aun mas amable mientras colocaba la estrella de navidad en su sitio le digo a mamá que iré al centro animal.

Ellos creen que han recuperado a la hija que siempre creyeron tener e imaginan que aquel desliz fue solo un altercado y que no repetirá, porque ¿Por favor, quien cambiara una maravillosa y perfecta vida por la calumnia social? Es algo inconcebible para ellos.

Voy hasta el garaje, al fin nos volvemos a ver mi precioso, conduzco por las calles a toda velocidad, en dos días es navidad y se nota en el ambiente

Qué pensaría mi padre al saber el propósito de mi visita al centro animal, ya se lo que piensa, que es malo, que eso no es propio de su única heredera, pero a veces me hace falta un buen argumento que me detenga y me enseñe la verdadera maldad en mis actos, que me haga sentirme sucia cuando mi corazón palpita y mis manos tiemblan al ver a una de sus empleadas cepillando el lomo del caballo, mientras tanto un deseo inmundo por tirarme a sus brazos, perderme en el brillante verde de sus ojos y dejarme acariciar por sus suaves manos, por su delicada piel, por su voz, no suenan como algo malo, no me siento como una pecadora no es malo querer a una mujer ¿Verdad?.

Corro hasta donde esta, se que la gente nos mira pero que mas da, Becky nota mi presencia, sonríe y extiende sus brazos, nuestros cuerpos se juntan, mi alma de nuevo llega a mí, me siento completa me siento viva al fin.

Me separo un poco tomo su rostro entre mis manos y lo acaricio un poco luego nos besamos, con tantas ganas, escucho murmullos, suspiros tensos de las personas a nuestro alrededor, ellos sabían nuestro pecado, pero nunca lo habían presenciado.

Nos separamos.

-Hueles a jabón de perro – le digo, y me rio.

-¿Cómo saliste?

-Tengo mis estrategias mi amor, pero deberíamos ir a un lugar mas privado, la gente es muy chismosa.

Ella me da la razón, vamos hasta un cuarto de seguridad.

-Creí que mi padre te había...

-Si, el me despidió desde hace unas semanas, pero debía trabajar hasta el día de hoy – lo dice mientras se sienta en una silla.

-Como te hiciste esto.

Me acerco y me siento en el piso junto a sus piernas, tomo su brazo, y señalo varios raspones por todo su brazo.

-No es nada – me dice escondiendo su brazo – debemos hablar Freen, ¿Por qué dijiste eso? ¿No iba enserio cierto?

Dejo caer mi cabeza en sus piernas, respiro hondo.

Prohibido Freen BeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora