#40 Miedo humano

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Despierto a las 5 de la mañana, estoy en esta gran mansión, bajo estas sabanas de seda, sin recordar muy bien cómo me quede dormida.

Tuvimos una conversación eso lo recuerdo, nos besamos y luego... ya es de día, como si me hubiera desmayado.

-Parece que estábamos muy cansadas – escucho a la castaña levantarse también.

-Tengo la ropa puesta ¿Caímos en coma o algo así? – le pregunto mirándola, aun lleva la ropa que yo le preste.

-No lo sé, pero me sorprende mas que lleve como tres días pegada a ti.

La miro sonriendo, me acerco y le robo un beso.

-¿Qué ¿Te aburro? – la beso tan intensamente que tengo que abrazarla para que no se caiga.

-Si, me aburro mucho contigo – ríe, y se tira sobre mí, dándome muchos besos y pasando sus manos por todo mi cuerpo - ¿Qué haces los viernes por la noche? Hoy estoy libre.

Me mira con curiosidad, y decido ponerme creativa.

-Normalmente, si estoy con una chica como tú, la invitaría a mi casa... y si llevara puesta mi ropa le pediría que me la regresara.

Y suelto una carcajada.

-No eres seria – me besa – La ropa la vez a tener de vuelta – me guiña un ojo – Pero hablo enserio, quiero compensarte por navidad, tal vez no la pueda pasar contigo.

-¿Me vas a hacer una cena romántica? – Pregunto entusiasmada.

Ella se quita la camisa rápidamente.

-No dañes tu propia sorpresa – me besa y comienza a distraerme para que no siga con las preguntas.

Una hora y media de varios besos, mordidas, gritos ahogados y varios orgasmos después, salgo cuidadosamente de su habitación, ella se volvió a desmayar, mientras que yo, muy cansada decido salir de ahí para buscar mi ropa e ir a la escuela, una actividad que ahora parece vivir en segundo plano.

El problema es que no tengo ni puta idea donde queda la salida.

-¿Estas perdida? – alguien me habla, maldigo en todos los idiomas posibles, cuando giro veo al abuelo de Freen -¿Estabas con ella cierto?

-Si yo... no sé dónde está la salida.

El me sonríe y me dice que lo siga.

-¿Tu familia es de WeiBull, Becky? – es la única pregunta que hace mientras caminamos a la salida, ¿Cómo sabe mi nombre?

-Mi hermano y yo sí, pero papá es de California y mamá pues... De muy lejos – confieso, el analiza lo que le digo.

Llegamos a la gran puerta principal, y cuando creo que ya puedo huir, aparece el dueño de mis pesadillas.

-Becky ¿Cómo estás? – Heng vestido con un traje muy formal llega al lugar donde Anong y yo estamos.

-Hola, yo... Ehh... Bien.

-¿Qué haces por aquí? – pregunta con mucha elegancia, me pongo nerviosa ¡Que le puedo contestar? Estoy perdida.

-Le pedí a la Srta. Armstrong que me ayudara con unas decoraciones navideñas – Anong responde - ¿Qué haces tu tan temprano por aquí? ¿No tienes una reunión en la escuela?

-Buen punto Anong, - abre la puerta de salida – Nos vemos.

Yo también salgo despidiéndome del señor Chankimha con una sonrisa.

¿Es mi impresión o acaba de mentir para salvarme? Si, acaba de hacerlo y le agradezco, pero no entiendo por qué.

Nunca me he considerado miedosa, sin embargo, me pone terriblemente nerviosa hablar con Heng y tener que inventar excusas tontas.

Prohibido Freen BeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora