#76 ¿Qué pasa?

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Pov: Freen

Paso mi índice por la mejilla de Bec, tiene la piel suave «Tengo que ordenar› susurro, ella toma entre sus manos mis muslos y los obliga a aprisionar su cintura, tiene los labios rojizos y maltratados, mira directamente los míos como si fuera a devorarlos en cualquier momento, me acerco y luego retrocedo, eso la enloquece, sonríe, pero vuelve a estar seria, aún no le permito la lujuria.

- Tengo que arreglar unos archivos - digo lento y suave.

Ella no contesta, sólo se mete más entre mis piernas, sin querer arqueo mi espalda, ella aprovecha y deja una mordida bajo mi clavícula, se me corta la respiración.

- El señor Asavarid va a llegar... - apenas logro articular, ella deja besos con sus labios desde mi hombro izquierdo, recorriendo todo mi cuello en diagonal, hasta mi oreja derecha, donde deja escapar su primer gemido - Tengo que...

No logro terminar, ella mete la mano en mi pantalón de tela que fue abierto en algún momento y el simple hecho de llegar a mi zona erógena me estremece tanto que suelto un gemido muy fuerte, no lo puedo aguantar, dejo su rostro y meto mis dedos en su cabello, la mesa se siente confiable ante nuestros acciones, Becky se muerde el labio cuando hace su primer movimiento en donde las palpitaciones son más intensas.

Busco los labios de la chica, no soy capaz de mantener un beso por la excitación, entonces suena otra vez el timbre. Igual que lo recordaba, el tiempo se hace demasiado largo cuando no haces nada y excesivamente corto cuando lo disfrutas.

- Sabes que amo las mesas... - le susurro a la chica al oído, las dos reímos - Pero quiero una cama.

- ¿Es una excusa porque no tienes el control? - me roba un beso espléndido.

Pongo un dedo en sus labios y le indico que haga silencio, me bajo de la mesa y acomodo un poco la ropa.

Tiro de ella fuera de esa oficina, salimos y encontramos el panorama de un millar de adolescentes caminando de un lado a otro, me siento un poco avergonzada pero Becky tranquilamente saluda a algunos, nos miran y la verdad ya no encuentro ese tono denigrante de antes.

Tal vez es cierto que si cambias la forma de ver las cosas, las cosas cambian.

Pero si bien llevo meses pensando en lo que puede significar mi amor para el resto del mundo, ahora mismo creo que no necesito nada realmente salvo vivir lo que siento ahora y tirar de mi novia qué se disculpa atropelladamente de todos en nuestro recorrido hacia la salida.

El salón de química, emprendimiento, matemáticas, los profesores que no culpo por el sistema de mierda al que pertenecen, y el señor Asavarid que con su porte autoritario mira confuso como la que pudo ser esposa de su hijo y su novia se despiden de él burlonamente para hacer expresamente el amor en algún lugar del pueblo.

Salimos del establecimiento, caminamos por la calle con una seria tensión de por medio, me hace mucha gracia la ligereza de nuestra seriedad, realmente sabemos a lo que vamos.

- ¿Tu casa o la mía? - pronuncio, reímos.

Se respira un aire muy fresco justo ahora, vamos por las calles mirando las pocas personas que habitan este lugar, Becky no para de acelerar sus pasos.

Entonces mi teléfono suena, es papá.

Con lo que me dijo Becky sobre el señor Armstrong, Heng el pobre borracho primerizo y Kade que mintió para omitir el hecho de que ella también se involucró, pude haber tomado postura a favor de Kade, pero la verdad, de la misma forma que mi novia, ya no me importa.

Todos los enredos, todas las historias, cada uno tiene su propia versión de WeiBull, incluso tienen una versión diferente de nosotras, ¿Qué más da quien haya hecho algo peor? De eso se trata el mundo, aceptar que todos somos diferentes y aprender a vivir con eso.

Prohibido Freen BeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora