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Jimin sonrió suavemente, sus ojos brillando con una calidez que parecía envolverlos a ambos.

—Ahora sé que este es mi lugar... contigo. —respondió Jimin, su voz cargada de una convicción que no había sentido en mucho tiempo.

Yoongi, sin poder resistir más, lo besó de nuevo, profundo y apasionado, como si con cada segundo quisiera transmitirle todo lo que sentía. Jimin respondió con igual entrega, entrelazando sus brazos alrededor de su cuello mientras el mundo se desvanecía a su alrededor.

De repente, una risa suave y casi tímida escapó de los labios de Jimin, interrumpiendo el beso.

—¿Qué ocurre? —preguntó Yoongi, con una sonrisa divertida, levantando una ceja.

—Solo... no pensé que esto llegaría a pasar realmente. —admitió Jimin, mirando a Yoongi con una mezcla de sorpresa y alegría. —Durante tanto tiempo soñé con algo así, y ahora parece tan irreal.

Yoongi le acarició el cabello, sus ojos suaves y sinceros.

—A veces, los sueños se vuelven reales cuando menos lo esperamos. —respondió Yoongi, y con una suavidad infinita, volvió a acercarse a él.

Ambos se sumieron de nuevo en la calidez de su unión, abrazados, perdiéndose en un momento que ahora les pertenecía sólo a ellos. En ese instante, comprendieron que el amor que compartían era la fuerza que les permitiría enfrentar cualquier obstáculo juntos, sin miedo ni dudas.

La puerta se abrió de golpe, rompiendo el silencio que envolvía a la pareja. Ambos giraron rápidamente, sorprendidos, para ver a Irene en el umbral, con los ojos muy abiertos y una expresión de sorpresa congelada en su rostro al ver a Yoongi y Jimin, desnudos y abrazados en el sofá. El ambiente se tensó de inmediato, y Jimin, sintiendo la invasión de privacidad, se ruborizó profundamente mientras intentaba cubrirse con una manta.

Yoongi frunció el ceño, su rostro reflejando una mezcla de frustración y molestia. No solía perder el control de sus emociones, pero esta vez la intrusión había tocado un límite que no pensaba pasar por alto.

—Irene, ¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó Yoongi con una voz fría y autoritaria, sus ojos oscuros reflejando su enojo.

Irene pareció tartamudear, incapaz de articular una respuesta coherente. Sus ojos iban de Yoongi a Jimin, todavía incrédula ante la escena que había interrumpido.

—Yo... lo siento, yo no... no sabía que... —intentó decir, pero su voz se apagó al ver la expresión seria de Yoongi.

—Te pedí que te fueras y no volvieras. —le espetó Yoongi, manteniendo la mirada firme en ella—. No es momento ni lugar para interrupciones, y menos sin anunciarte.

Irene se mordió el labio, claramente incómoda, y asintió rápidamente, retrocediendo hacia la puerta sin atreverse a decir nada más.

—Yoongi. —musitó antes de cerrar la puerta tras de sí con rapidez, dejando a la pareja nuevamente a solas.

Jimin soltó un suspiro, aún un poco aturdido por lo que acababa de suceder. Se cubrió con la manta, sin poder evitar sentir algo de vergüenza, pero también una tímida sonrisa asomó en sus labios al ver la protección de Yoongi hacia él.

—Lo siento por eso. —dijo Yoongi, suavizando su tono mientras se giraba hacia Jimin y le acariciaba el rostro, tratando de tranquilizarlo. —No permitiré que nadie vuelva a interrumpirnos así.

Jimin asintió, mirándolo con cariño.

—No tienes que disculparte. —respondió en voz baja, dejando que la cercanía entre ambos retomara la intimidad que habían compartido. —Estoy feliz... feliz de que me cuides así

Yoongi lo envolvió en sus brazos una vez más, sellando con un beso la promesa de que, pase lo que pase, protegería siempre aquello que habían construido juntos.

Love me like you hate me [Y.M][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora