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Un silencio absoluto cayó en el salón cuando Irene lanzó su acusación, y las miradas de los invitados se volvieron hacia ella con sorpresa y desconcierto. Todos contenían el aliento, observando a Jimin y Yoongi con expectación y curiosidad. Jimin, atónito, sintió cómo el color abandonaba su rostro al escuchar las palabras de Irene, quien lo miraba con una sonrisa torcida.

Yoongi frunció el ceño y, con paso firme, se acercó a Irene, su mirada afilada y llena de determinación.

—Irene, mide bien tus palabras. —dijo Yoongi, con una calma peligrosa en su voz. —No permitiré que ensucies el nombre de mi esposo con mentiras nuevamente y frente a muchas personas.

Pero Irene se mantuvo desafiante, segura de que había llamado la atención de todos en el salón.

—No son mentiras, duque Min. —respondió, con una expresión de autosuficiencia. —Todos han visto cómo Jimin pasa tiempo a solas con uno de los trabajadores, Taehyung. ¿Acaso no es sospechoso?

Los murmullos comenzaron a extenderse entre los invitados, quienes intercambiaban miradas de asombro y escepticismo. Jimin, con el corazón acelerado, miró a Yoongi, buscando en su esposo un apoyo que le diera fuerza en ese momento de angustia.

—Yoongi. —murmuró Jimin, sintiéndose vulnerable pero decidido a defender su honor.

Yoongi tomó la mano de Jimin, entrelazando sus dedos con firmeza, y miró a Irene con desprecio.

—Irene, tu insinuación es tan absurda como tú misma. —dijo Yoongi, elevando la voz lo suficiente para que todos lo escucharan. —Taehyung ha sido un instructor de equitación para Jimin, nada más. —la vio. —Si tu intención es crear un escándalo aquí, te aseguro que no lograrás manchar el honor de mi esposo.

La reina, que había estado observando la escena desde el otro lado del salón, se acercó con autoridad, interrumpiendo los murmullos. Su mirada era dura y juzgadora mientras observaba a Irene.

—Irene, estás perturbando la paz de esta celebración. —dijo la reina, con voz firme. —Si no tienes pruebas para tus acusaciones, te sugiero que retires tus palabras y pidas disculpas al duque y su esposo.

—Si no es su amante, no importa que haga una prueba. —hablo Irene. —Tráiganlo.

Los murmullos en el salón se intensificaron con la provocación de Irene, y algunos invitados intercambiaron miradas de intriga. Sin embargo, la expresión de Yoongi se endureció al escuchar su exigencia. Jimin, a su lado, sintió una punzada de incomodidad, pero también una profunda determinación de enfrentar cualquier acusación, seguro de su inocencia.

Antes de que Yoongi pudiera responder, la reina alzó una mano, haciendo que el salón cayera en un completo silencio. Su mirada se posó en Irene, quien intentaba mantener su postura confiada.

—Irene, estás traspasando los límites de la decencia. —declaró la reina con frialdad. —Esta insistencia en exponer a uno de los trabajadores sin justificación es inaceptable.

Aun así, Irene no retrocedió y, al ver que la reina no cedería fácilmente, cambió de táctica, mirando a Yoongi y Jimin con una sonrisa desafiante.

—Si están tan seguros de su inocencia, ¿Qué les impide hacerlo? —dijo con frialdad. —¿No es justo para todos aclarar los rumores?

Yoongi respiró profundamente, sintiendo la furia bullir bajo su calma. Sabía que Irene no buscaba justicia ni verdad, sino crear una herida en su relación con Jimin.

—No es nuestra responsabilidad complacer tus caprichos ni satisfacer tu sed de conflicto. —respondió Yoongi, dirigiéndose a Irene con un tono de voz controlado pero implacable. —Jimin es mi esposo y mi compañero, y nadie, ni tú ni nadie, pondrá en duda su honor sin consecuencias.

Love me like you hate me [Y.M][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora