Love me like you hate me [Y.M][✓]

24

—Yoongi tú y yo nos íbamos a casar. —habló la chica nerviosa.

—Irene basta. —la vio. —nunca lo dijimos, solo jugábamos a eso.

—Mi padre se lo tomó muy en serio y por eso es el negocio. —se levantó. —Yoongi.

—Ya estoy casado. —miro a Jimin.

—Rómpelo y casémonos. —Sonrió. —además, yo te convengo más por ser de tu misma altura.

—Creo que a quien más les conviene es a ti y a tu familia. —hablo Jimin. —tú serías duquesa y tendrías el favor de la reina.

—Tú eres el que busca eso. —le dijo la chica.

—Querida. —la vio con burla. —la misma reina me hizo su jade, además ella misma bendijo mi matrimonio con el duque Min Yoongi. —la chica busco respuesta ante lo dicho por el doncel en la mirada del duque y este asintió. —puede y sea doncel, pero ganó en inteligencia, belleza y modales, algo que careces tú.

—Yoongi dile algo. —señaló al doncel.

—Jimin. —se dirigió al doncel. —nos vamos, tu familia nos ha de estar esperando.

—Sí, cariño. —le dijo.

Ambos salieron de ahí dejando a una chica muy molesta y gritando, ese doncel se las iba a pagar, iba a ser todo lo posible para arruinar ese matrimonio y ella ser la única duquesa de Min, la pareja ya iba de regreso a la casa de la hermana de Jimin. El doncel miraba por todo el camino hasta que sintió su mano ser tomada por el pálido, se giró para verlo, Yoongi miro por unos momentos al rubio y luego sus manos, estás eran tan pequeñas que su mano se miraba mucho más grande.

—Debes cuidarte. —le dijo. —Si conozco a la perfección a Irene, ella hará todo lo posible para tomar tu lugar.

—¿Tú lo vas a permitir? —le pregunto Jimin.

—No. —Negó. —Irene quiere estar conmigo por ambición y sé que una vez se convierta en duquesa, yo puedo morir.

—¿Y qué hay de mí? —pregunto. —En todo lo que hemos estado casados no he visto que tenga título.

—Eres el joven duque. —Respondió. —solo que aún no lo tienes.

—¿Por qué? —preguntó Jimin.

—Porque sí. —Respondió con simpleza.

—¿Por qué? —le volvió a decir. —dime.

—¿En verdad quieres saber? —lo miro de manera calmada.

—Sí. —Asintió.

—No te mereces ese título. —hablo serio. —Ahí está tu respuesta.

Jimin desvío la mirada y con sutileza soltó su mano con la del pálido para fingir que su otro brazo picaba, no entendía por qué las palabras del pálido le dolían, solo sabía que quería llorar, pero no lo haría frente al que era su esposo.