Love me like you hate me [Y.M][✓]

Epílogo

El tiempo parecía haber volado para Jimin y Yoongi, quienes observaban con sonrisas llenas de amor y orgullo a su pequeño hijo de cinco años correr libremente por el campo de la mansión. Los días, semanas y años desde su nacimiento habían pasado en un abrir y cerrar de ojos, y cada momento junto a él había sido un regalo.

El niño corría de un lado a otro, con risas contagiosas que llenaban el aire, recogiendo flores y persiguiendo mariposas que revoloteaban a su alrededor. Yoongi, con una sonrisa serena, rodeó los hombros de Jimin con su brazo y lo atrajo hacia sí.

—No puedo creer lo rápido que ha crecido. —murmuró Yoongi, con un toque de nostalgia en su voz.

Jimin asintió, apoyando su cabeza en el hombro de Yoongi mientras ambos miraban a su hijo jugar.

—Es tan feliz... Me alegra que podamos darle esto, un lugar donde se sienta seguro y libre. —susurró Jimin, sus ojos brillando de amor al ver a su pequeño descubrir el mundo a su manera.

El niño, al darse cuenta de que sus padres lo estaban observando, corrió hacia ellos con los brazos abiertos, llevando un ramillete de flores que había recogido. Con una gran sonrisa, se los entregó con orgullo.

—¡Para ustedes! —exclamó, feliz de compartir su pequeño tesoro.

Yoongi y Jimin se miraron, enternecidos, y tomaron el ramillete con cuidado.

—Gracias, pequeño. —Yoongi se inclinó hacia su hijo y le revolvió el cabello con cariño. —Son las flores más hermosas que hemos recibido.

Jimin sonrió y se agachó para estar a la altura de su hijo, abrazándolo con fuerza.

—Te amamos tanto, pequeñín. —le susurró, besándolo en la frente.

La familia se quedó así, abrazada y riendo juntos, sintiendo que en ese momento tenían todo lo que podían desear. Cada segundo compartido estaba lleno de amor, y juntos, Jimin, Yoongi y su hijo construían recuerdos que duraban para siempre.

El pequeño soltó una risita feliz y volvió a correr por el campo, mientras Jimin y Yoongi lo miraban, disfrutando de la paz que les traía verlo tan lleno de vida. Aquel campo, que había sido testigo de tantos momentos especiales entre ellos, ahora se había convertido en el escenario de la infancia de su hijo, un lugar lleno de amor y recuerdos que quedaban grabados en sus corazones.

Yoongi miró a Jimin, que tenía los ojos llenos de ternura mientras seguía los movimientos de su hijo. No pudo evitar sonreír y, sin decir nada, entrelazó sus dedos con los de Jimin.

—¿Te acuerdas de cuando nos enteramos de que iba a llegar? —preguntó Yoongi en voz baja, evocando aquel instante de sorpresa y alegría que cambió sus vidas para siempre.

Jimin asintió, sus labios curvándose en una sonrisa nostálgica.

—Sí, y recuerdo también todo lo que sentimos ese día, es increíble cómo en tan poco tiempo, todo cambió para nosotros. —respondió, apretando suavemente la mano de Yoongi. —Nuestro hijo nos ha dado una felicidad que nunca imaginé posible.

Yoongi se inclinó y le dio un beso en la mejilla, luego apoyó su cabeza en la de Jimin mientras ambos seguían observando al niño. A lo lejos, su hijo encontró una mariquita en una flor y la observaba con fascinación, como si fuera el descubrimiento más importante de su vida.

El niño se volvió hacia ellos y, al ver que lo estaban mirando, corrió de regreso a sus padres con los ojos llenos de entusiasmo.

—¡Papá, papá! —exclamó, señalando hacia la flor. —¡Vi una mariquita! Era tan pequeñita y tenía muchos puntitos.

Jimin sonrió, maravillado por la capacidad de su hijo para sorprenderse con cada pequeño detalle de la naturaleza.

—Eso es increíble, cariño. —respondió, acariciando su cabello. —Quizás deberíamos ponerle un nombre, ¿Qué te parece?

El niño asintió emocionado y comenzó a inventar nombres para la mariquita, mientras Jimin y Yoongi lo escuchaban atentamente.

Aquel momento en el campo, bajo el cielo abierto, con risas y amor envolviéndolos, era todo lo que la pareja alguna vez había deseado. Sabían que el tiempo seguiría pasando, que su hijo crecería, pero esos recuerdos y esa felicidad serían eternos, llenándolos de gratitud por el hermoso viaje que compartían juntos.