King of rock 'n roll

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La puerta del salón de literatura se abrió de un solo golpe, dejando pasar a un furioso Jughead Jones, quien entró y caminó hasta el escritorio del profesor. El hombre almorzaba tranquilamente, hasta que Jughead estampó una hoja de papel con una letra D en ella sobre su escritorio.

-No es justo.

-¿No es justo?

-¡No! ¡La tarea era estúpida y yo hice lo que había que hacer!

-Señor Jones, no-

-¿Sabe cuanto tiempo tarde en escribir algo que no me parezca vomitivo? ¡Como tres horas! ¿Y me pone una D?

-¿Va a dejarme hablar o...?

-Sí -dijo apretando los dientes con rabia-

-Primero que nada, va a querer calmarse antes de que lo mande a detención. Segundo; su "poema" -dijo haciendo comillas con los dedos- no tiene alma.

-¿Que mierda se supone que significa eso?

-Escribiste cosas que riman y que parecen significar algo emocional. Pero la tarea era escribir un poema sobre algo wuente apasione.

-¡Y lo hice!

-No. Crees que lo hiciste. Pero eso apesta. Puedes hacerlo mejor. Oí tus canciones.

-Eso es distinto -dijo con frustración-

-Jughead -el hombre suspiró- fui tu maestro en tercer grado, cuando escribias canciones sobre el sol y las nubes. Se que tienes algo dentro tuyo que es muy poderoso. No voy a dejar que te quedes con este poema vacío. Puedes hacerlo mucho mejor.

El pelinegro suspiró.

-Puedes hacerlo de nuevo y cambiaré tu calificación, si eso te hace feliz. Pero debe tener tu escencia. Escribe sobre algo que ames, algo que no puedas describir con simples palabras. Algo que requiera las metáforas más específicas que puedas imaginarte. Se que está en tí.

-Okay -murmuró- gracias.

-Tienes una semana.

Jughead tomó su vieja poesía y salió del salón, en camino a su casillero. La guardó ahi dentro y lo cerró al ver como Betty se acercaba caminando.

-¿No almuerzas?

-¿Tú no almuerzas?

-No diré nada si tú no dices nada.

-Eso no es justo, se que vas a obligarme a comer ahora.

Ella rió y asintió con la cabeza.

-Lo haré. ¿Por qué no comes?

-Necesito fumar -dijo urgando el bolsillo internonde su chaqueta de cuero- o voy a enloquecer.

-Está bien -se encogió de hombros- si quieres morir es cosa tuya. ¿Puedo ir contigo? En serio no tengo hambre.

-Claro. Vamos.