Entre mundos. La nueva era de los dioses

Prólogo

El amor…

Difícil describirlo con palabras… más aún vivirlo.

Existen muchas formas de amar. Todo el mundo necesita el cariño de una madre cuando está deprimido… o el apoyo incondicional de un padre cuando no sabes qué hacer y te da un sabio consejo…
Incluso los hermanos, ellos te hacen reír cuando estás triste…

También existen los amigos, esas personas con las que compartes secretos y que, a pesar de no tener la misma sangre, son otra familia más.

Querer a tus familiares es una de las formas más puras de amar. Yo habría dado mi vida por cualquiera de mis seres amados, porque ellos merecían una vida tranquila… al contrario que yo…

Es impresionante cómo una acción puede cambiar toda tu vida. Cómo esa aparentemente inofensiva palabra… amor… puede llevarte a tanto dolor y felicidad. Y a pesar de eso, sigo creyendo que luchar por amor es la causa más noble que existe.

El amor…

Nadie sabe qué es el amor. ¿Mariposas en tu estómago? ¿O esa agradable sensación de nervios al estar cerca de esa persona? No se entiende, no se estudia, no se puede controlar… sólo se siente dentro.

Se vive.

«El amor hace que uno se avergüence de la deshonra y despierta la ambición de lo glorioso. Sin amor, nadie puede hacer nada bueno ni grandioso.»
Era mi cita favorita.

Pero el amor es un arma peligrosa… y lo es más si caes ante la persona errónea. Yo lo sé bien. Perdí toda mi vida… todo lo que me importaba… por amor.

A veces, al mirar atrás, pienso: ¿Realmente merece todo esto la pena?

Una mirada… un roce de su piel… una sola palabra de sus labios… podían hacerme perder la cabeza.
Me lo prohibieron… pero ambos caímos ante el otro sin darnos cuenta. Sin darnos cuenta… de lo que íbamos a provocar…

Tan sólo porque su oscuridad se encontró con mi luz…
Porque, por una bella y aterradora casualidad, su mirada chocó con la mía…

Porque lo prohibido… es tentador.