80. La Encantadora

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Mis ojos iban y venían entre Loki y ella como en un partido de tenis.

-Ha pasado mucho tiempo -dijo él serio.

-Décadas -corrigió-. Hace veinte años que me condenaron a vivir aquí, desterrada -movió sus piernas hasta estar cerca de nosotros... más bien de él-. Alfheim no es un sitio muy acogedor, pero tiene ciertos lugares. Deberías haber visto este palacio -señaló con su mano-, no es ni la mitad de lo que era en todo su esplendor. Ahora es mi morada, uno de los pocos sitios fuera de las cavernas y de la autoridad del... señor Frey -dijo con algo de burla-. ¿Sigues teniendo la misma enemistad?

-No hemos venido a recordar viejas historias -le cortó él. Ella hizo un puchero.

-Mmm... Lástima... -se sentó en el borde de una fuente seca que había en medio del jardín y cruzó sus piernas- Sé a qué has venido -chasqueó la lengua-. Ese inútil... Fue demasiado descerebrado al malgastar mis juguetes, no sé cómo confié en él -supuse que se refería a Dobrai-. Aunque... ha logrado mi propósito... Estás aquí.

Le miró y pestañeó coqueta, luego se miró las largas y puntiagudas uñas negras. Miré a Loki y él sólo la veía callado y sin expresión definida, odiaba no saber qué pensaba. Decidí disparar mi lengua.

-¿Por qué nos querías aquí? -pregunté de mala gana. Ni siquiera me miró, se levantó y se contoneó hasta casi pegarse a él.

-Sigues siendo tan frío -dijo ignorándome, me crucé de brazos.

-Responde a la pregunta -exigió Loki, ella acarició su pecho con los dedos. Seguro que mi mirada habría asustado a cualquiera.

-Quería verte. Te he echado de menos -ronroneó y se acercó a pocos centímetros de su boca.

Apreté la mandíbula, había algunos insultos que la describían bastante bien. Zorra era mi favorito. Pero lo que me molestaba era que él ni siquiera la hubiese apartado. Suerte que era "algo pasado". Entonces recordé que era de Loki de quien pensaba, el mismo que se había enfrentado al rey por mí.

-Déjate de palabrería, Amora -apartó su mano del pecho y yo sonreí sin querer. Ella se alejó algo, pero se mantuvo cerca.

-Antes solían gustarte mis caricias. ¿Cuándo has decidido cambiar?

-¿Cómo lograste convencer a Eyrikson? -demandó él, ella puso los ojos en blanco.

-Fue bastante sencillo. Él te odiaba, yo sólo le incentivé -sonrió mientras miraba de nuevo su pecho-. Una pena que malgastara mi valioso frasco de esencia floral, hay ciertas personas con quienes lo usaría bien -apreté los puños, el veneno-. Hacerme pasar por esa diosa de pacotilla fue más fácil de lo que creí. Un chasquido y... -chasqueó sus dedos y se transformó en Freya. Dio una vuelta y se puso a su espalda.

-¿Aún sigues anhelando poder? -se convirtió en ella de nuevo y le preguntó con tono seductor- He aprendido un par de trucos nuevos... -se acercó mucho a él... demasiado, él la miró frío- ¡Vamos, Loki! Tú y yo juntos... y Asgard en cenizas -sonrió demente y se acercó aún más a sus labios.

-Ni se te ocurra -amencé casi gruñendo, ya me estaba empezando a cabrear. Me miró con una ceja alzada.

-Oh... Tú... -comentó desinteresada.

-Sí. Yo -respondí seria.

-Aún estás aquí -le miró-. ¿Por qué estás con esta simple humana? -dijo despreciándome con la mano, apreté mis puños y sonreí.

-La "humana" ha conseguido que tu amigo esté entre rejas -Loki me miró y sonrió de lado, orgulloso de mi tono cínico. Pero ella no se sorprendió.

-Oh, querida, no era mi amigo. Por mí como si le hubieses matado -fingió pena y se acercó a mí, estuve tentada de estamparle mi puño en su cara-. No eres más que otra de tantas -susurró en mi oído, reconozco que eso dolió-. Pobrecita... enamorada de un mentiroso.

Moví mi mano bruscamente para darle su merecido, pero ella se alejó a la fuente riendo y la fuerza de Loki me detuvo.

-Aura, cíñete al plan. No dejes que te controle, conozco ese juego. Sólo quiere ponerte en mi contra -miré por encima del hombro cómo disfrutaba, la muy...-. Escúchame. ¡Escúchame, maldita sea! -susurró casi ordenándomelo- No te salgas del plan -ordenó serio y controlador.

-¿Qué plan? ¿Ver cómo esa se lanza a tus brazos y que no hagas nada? -susurré molesta y enojada de repente.

-¡No creas que no hago nada! ¡Intento mantenerla lejos de tí! ¡Intento protegerte! -susurró alterado, le miré a los ojos y suspiré. Era una idiota, claro que intentaba enfrentarnos. Y él lo sabía... lo sabía porque era su juego también. Y yo era una principiante.

-Lo siento... Tienes razón -ambos nos volvimos a verla de nuevo sentada en la fuente, sonriendo.

-¿Sabéis? Este palacio esconde muchas trampas -dijo-. Y creo que ya me he hartado de jugar a niñerías -sonrió y levantó su mano. De ella salieron unos torrentes amarillos como los de Loki.

-Amora, deja esto. No nos conviene a ninguno que haya una batalla. Si no continúas, volveremos por donde hemos venido y nos olvidaremos de tí -intentó razonar él, vi cómo movía lentamente su mano y una daga aparecía oculta en su traje.

-Tentador... pero insuficiente.

Loki cogió la daga y la lanzó directa a la hechicera mientras me apartaba con su cuerpo de donde estaba, todo en dos segundos. Nos ocultamos tras un muro a medio derruir y escuché el grito de Amora.

-Mantente oculta tras los muros, ahí estás a salvo.

-¿Qué harás tú? -pregunté con miedo. No respondió y eso fue suficiente respuesta para mí.

Saqué mi arco Elpída y miré a Loki mientras sacaba más dagas y veía pequeños flujos de magia verdes en sus manos. Apreté su mano y asentimos.

Busqué con la vista un muro algo más cubierto y respiré. Corrí de golpe, se suponía que Loki me había hecho invisible, así que no podía haberme visto. Pero yo podía ver todo lo que pasaba a mi alrededor y a ellos dos luchando en la fuente. Mientras, yo tenía que esperar. Oí un fuerte grito y me asomé.

Entre mundos. La nueva era de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora