60. Cuidando de ti

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Empezaba a oír voces a mi alrededor, todas hablando bajo y un golpe. Luego silencio. Abrí los ojos con mucho esfuerzo y miré alrededor. Estaba en una cama, en una sala de techos altos.

-¿Aura? -dijo una voz grave, torcí un poco mi cabeza y allí estaba Thor- Gracias a Yggdrasil que estás bien. Por unos instantes llegué a creer que...

-¿Thor, qué me ha pasado? -pregunté cortándolo.

-Las sanadoras dicen que ha sido un envenenamiento.

-¿Veneno? -él asintió.

-Según el Capitán estabas hablando con él cuando te desmayaste. Él y Stark te intentaron llevar a un hospital. Aquí, Heimdall nos contó lo que había visto y salí a por tí de inmediato. Cuando te trajimos, apenas estabas consciente. Tenías los labios azulados y la piel blanca y fría. Los sanadores se encargaron de tí y me echaron de la estancia. He venido a verte todas las veces que he podido.

-¿Exactamente cuánto tiempo he estado así?

-Apenas un día y medio -intenté incorporarme un poco.

-¿Y... Loki? -su cara cambió.

-Él... Cuando se enteró de dónde me dirigía, quiso venir, pero se lo impedí. Estaba obcecado en verte y saber que estabas bien. Ha estado encerrado en sus aposentos desde entonces. Sólo sale a comer.

-Pero... Yo lo vi aquí -pensé en alto, extrañada.

-Lo habrás soñado -no creía eso-. Debo irme, los sanadores tiene que saber que has despertado. Reposa, te vendrá bien -me dijo antes de irse y cerrar las puertas.

Me tumbé de nuevo sobre la cama y cerré los ojos resoplando. ¿Un envenenamiento? ¿Quién querría hacerme eso? Nadie de mi mundo tiene motivos para ello, y de aquí apenas conozco a algunas personas, y son de confianza.

Las palabras de mi tío me vinieron a la mente: No te fíes de las nuevas amistades. Algo no encajaba... y no me quedaría de brazos cruzados aguardando la respuesta.

Intenté ponerme de pie, pero al levantar ligeramente la cabeza, las fuerzas me fallaron y todos los músculos se volvieron de hielo. Algo me apretó los brazos y me empujó un poco haciendo que me tumbara a la fuerza de nuevo.

-No, aún estás débil -dijo una voz de la nada con tono autoritario. Unas manos en mis brazos se empezaron a hacer visibles y pronto un cuerpo estaba frente a mí.

-¿Pero qué...? ¿Cómo...? -traté de preguntar.

-Al igual que puedo hacerme invisible a los ojos de Heimdall, también puedo hacerlo frente a otros - me explicó-. No sabes cuán preocupado estaba -me abrazó-. Cuando Heimdall y Thor vinieron a contármelo, pensé en salir a buscarte de inmediato. Pero mi hermano me paró antes de lograrlo -me contó con sus manos en las mías.

-Hizo bien -me miró con un gesto extrañado y curioso-. Quiero decir... si hubieses venido a por mí, probablemente SHIELD se habría enterado, y eso sería un problema serio.

-Sólo pensaba en traerte aquí. Esos incompetentes no saben hacer nada -dijo con ira apretando la mandíbula-. Estaba asustado, tus fuerzas... minaban según pasaba el tiempo y tenías dolores. Cuando te trajeron aquí -señaló la habitación- me colé y me hice invisible. Tus... tus brazos se volvían pálidos y estabas sudando. Incluso sin necesidad de la conexión sabía que sufrías. Y yo no... no podía hacer nada para evitarlo -dijo apenado, me pareció muy tierno. Estaba aquí solo que invisible, cuidándome.

-Gracias por preocuparte -le sonreí-. Ahora debemos averiguar qué pasó y quién lo hizo.

-¿Qué fue lo último que recuerdas?

-Eso es lo extraño, no recuerdo haber bebido alcohol o... no sé... cualquier líquido con sabor raro.

-Estamos dando por supuesto que el veneno era líquido, pero... ¿y si...? -dijo pensativo.

-¿Qué? -hizo aparecer un libro en sus manos.

-Aquí dice que hay ciertos venenos que se usan de varias maneras, no sólo líquidos -explicó ojeando el libro en un idioma que no entendía-. ¿Recuerdas algún detalle... anormal antes del desmayo?

-La verdad... -pensé- Un hombre vino corriendo y me entregó un sobre, pero no llevaba cartas dentro. Aunque... olía de forma extraña... como a rosas.

Se puso a buscar como loco entre las páginas del libro hasta que paró de golpe en una.

-Aquí -señaló una línea de la página-. Un compuesto natural procedente de los pétalos de ciertas flores propias de los reinos ricos en minerales. La simple inhalación de este compuesto causa mareos severos, fuertes dolores y disminución de la temperatura corporal. En casos extremos, provoca la muerte -tradujo y cerró el libro de golpe-. Juro que si encuentro al responsable de esto haré que su castigo sea incomparable -dijo de repente con la voz cargada de odio.

-Loki... -puse mis manos en las suyas de nuevo.

El sonido de pasos en el pasillo nos alarmó. Loki miró hacia la puerta y volvió a mirarme.

-Shh... -dijo poniendo su dedo índice en los labios a modo de silencio. Cerró su mano, de la cual salió una luz verde que hizo que el libro se esfumara, y se acercó a mi.

-Estaré aquí -me susurró dándome un beso en la mejilla y alejándose para desaparecer.

Las puertas se abrieron y Thor se quedó en la entrada.

-Las sanadoras me han informado de tu estado. Dicen que estás bien, pero que deberías evitar forzar demasiado unos días. Volvamos a SHIELD, allí estarás más segura -sugirió el rubio.

-Iré en un rato, ve y diles que estoy bien -le sonreí y asintió.

-Tu loba y Cara están fuera esperando -me dijo antes de salir.

Suspiré y me levanté para dirigirme a la puerta. Antes de cruzarla, eché un vistazo atrás en modo de disculpa. Loki me miraba y asintió comprensivo. Salí al pasillo y una mata de pelo negro se abalanzó hacia mí y casi me tiró al suelo.

-¡Dioses, dioses! ¿Estás bien? ¿No te has roto nada? ¡Estás muy pálida! ¿Necesitas algo? ¿Agua, comida, chicles? ¡¿Llamamos a las enfermeras?! -dijo muy rápido Cara sin darme tiempo a responder.

-Estoy bien -pude al fin contestar-. Hola, Yeró.

¿Seguro que estás bien?

-Sí, estoy perfecta. Thor me ha obligado a volver a SHIELD. Vamos, debemos irnos -hablé caminando hacia el Bifrost. Pero mi cabeza le daba vueltas a miles de cosas.

Entre mundos. La nueva era de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora