73. Un castigo drástico

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POV LOKI

Las cadenas resonaban al caminar. Los dos guardias que me escoltaban iban a una distancia prudencial por detrás mía mientras avanzábamos a aquel maldito trono que me habían negado tantas veces.

Las inmensas puertas se abrieron y me obligaron a pasar dentro de la sala. Odín estaba sentado en su silla mirando fijamente a una parte del suelo y Thor estaba en las escaleras mirándome con pena, odiaba esa mirada de lástima que tenía. Al llegar frente a él, me paré y levanté la cara.

-Padre, por favor... tan sólo... -intentó hablar Thor, el rey le calló con la mano. Era la primera vez que veía que le ordenaba callar a él en lugar de a mí. Odín suspiró de forma pesada.

-Te lo advertí... -me dijo sin quitar la vista del suelo- Te advertí que no intercedieras en la vida de la muchacha... y tú ignoraste mi orden... -dijo casi en un susurro.

-No he hecho nada malo.

-¡¡¿TE ATREVES A MENTIRME?!! -su repentino y potente grito sorprendió a Thor y, en parte, a mí. Odín levantó su ojo y me miró impasible.

-Si tan sólo escuchases mis explicaciones, entenderías mis actos.

-¡Tus actos están claros sin ellas! -me cortó- Te di una orden directa, clara y muy simple: no acercarte a la chica.

-¿Por qué no comprendes que no la quiero dañar? -abrí las palmas de mis manos intentando hacerme escuchar. En vano.

-Tus malas acciones repercutirán en todo Asgard -dijo.

-No repercutirán porque no hay malas acciones. Ni siquiera le he hecho un rasguño, esta conversación no conducirá a ninguna parte. ¡Ordena que la traigan y ella misma confirmará mi explicación!

-¡ERES IMPRUDENTE Y DESOBEDIENTE! ¡No puedes controlar tu carácter, eres incapaz de mantenerte al margen de esto! ¡No permitiré que rompas el tratado por ello! ¡Dejarás de controlarla inmediatamente o, de lo contrario...! -me dijo enfadado, pero yo continué hablando y le corté.

-¿Por qué nunca intentas creerme? ¡Si hubiera querido matarla o utilizarla ya lo habría hecho! ¡¿Tan difícil te resulta creer que es distinto?!

-Basta... -dijo con la voz baja y débil.

-¡¡NO!! ¡No agacharé la cabeza obediente esta vez! ¡¡No voy a dejar que me apartes de ella!! -comencé a gritar, las cadenas entrechocaban de forma brusca.

-Basta... -volvió a hablar.

-Hermano... -escuché llamarme a Thor en voz baja.

-¡¡No necesito tu ayuda!! -le reclame a Thor orgulloso antes de volver con el Padre de Todo- ¡¡No voy a permitir que después de todo lo que hemos luchado, tú nos alejes como simples peones!! ¡¡NO DEJARÉ QUE NOS APARTES SÓLO PORQUE NO ENTIENDES QUE LA QUIERO!! -grité colérico y fuera de control.

-¡¡BASTA!! -Odín se levantó y dio un ruidoso golpe con su cetro en el suelo, de donde saltaron pequeñas chispas de energía. Su ojo azul me miró más que furioso y yo le devolví la mirada, desafiándolo. La tensión era notable, pero algo me indicaba que, a pesar de sus palabras y sus gritos, estaba cansado.

-Tú y esa chica no volveréis a veros jamás. He sido demasiado tolerante contigo esta vez... -presté atención a sus palabras- Ella tendrá la entrada prohibida a Asgard, el puente permanecerá cerrado por ahora. No volverá a pisar este reino ni ningún otro que no sea la Tierra. En cuanto a tí... -me miró de nuevo con más dureza que antes- Te mantendrás encerrado en la celda de máxima seguridad en los calabozos. Nadie excepto quien yo ordene podrá visitarte.

No esperaba escuchar semejantes palabras del Padre de Todo. Estaba sorprendido y algo preocupado, pero sobre todo enojado con el rey.

-No puedes hacer esto -mascullé con los puños apretados.

-Ya está hecho -dio otro golpe en el suelo y los guardias tiraron de mis cadenas, yo intenté mantenerme en el sitio.

-Padre, quizá deberías darles la oportunidad de explicarse al igual que hicieron conmigo -se dirigió Thor.

-Temo que eso sería una imprudencia por su parte, mi rey -de las sombras salió una figura y se puso al lado de Odín-. Dejar hablar al dios de las mentiras... -chasqueó la lengua- Sería una temeridad.

-Esto no te incumbe, Dobrai. Márchate de aquí -dije casi gruñendo, le lancé una mirada gélida e intimidadora.

-En realidad, sí que me incumbe. Imagínate mi sorpresa al estar paseando por los alrededores del palacio en Alfheim y toparme con nada menos que el príncipe y su chica -moví mis manos al escucharle decir esa palabra, pero los guardias me retuvieron y tiraron de mí-. Claro que... sabía que os estaban buscando. Así que hice lo más adecuado, avisé al Padre de Todo.

Sonrió descaradamente aprovechando que ni Thor ni Odín miraban. Deseaba no tener esas endemoniadas cadenas para borrarle esa estúpida y falsa sonrisa inocente.

-¡Suficiente! -dictaminó el rey- Lleváoslo.

Intenté mantenerme y forcejeé en el sitio, pero las cadenas bloqueaban mis hechizos y tuve que ceder.
Las puertas se cerraron detrás mía con un sonoro golpe.

-Hijo mío... -me detuve junto a los guardias y dejé que Frigga se acercase desde la pared.

-Madre... Tienes que ayudarnos. Intenta convencer a Odín de que esto es una equivocación -Frigga apoyó su mano en mi mejilla, las lágrimas asomaban por sus ojos.

-Tu padre es muy testarudo -sonrió débilmente y yo cambié mi expresión.

-Un verdadero padre no me encerraría en un calabozo por el resto de mi vida -contesté con odio y crueldad, ni siquiera ella podía hacerle entrar en razón entonces. Y Aura... Rogaba porque no volviese aquí y Odín la encontrase.

Mi madre sonrió con tristeza y lágrimas en los ojos. Thor salió de la sala y se puso al lado de ella. Me miró cogiéndole la mano antes de que yo siguiera caminando.

* * * *

Cruzamos pasillos y bajamos escaleras hasta llegar a la prisión. Los seres dentro de las celdas me miraban, pero en cuanto les devolvía la mirada cargada de odio, muchos de ellos se callaban.

Al fondo estaba una gran celda revestida de metal con un asgardiano vigilando la puerta. La abrió con un complicado mecanismo y me empujaron dentro con las cadenas ya quitadas.

Entre mundos. La nueva era de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora