La semana se pasó rápido y aburrida. O al menos todo lo aburrida que podía ser mi vida siendo hija de Poseidón.
Pasaba mucho rato entrenando contra Percy o Jason, ya casi lograba vencer al primero. Creo. O igual lo hacía fácil por ser su hermana.
Logré tenerle mucha confianza a Reyna y ella a mí, por lo que nos hicimos muy buenas amigas. Todas las tardes, las chicas y yo quedábamos en el lago para bañarnos y hablar un poco como unas viejas cotillas, ya que Calypso volvió de su misión hace unos días. Aunque no muy bien, me temo...
FLASHBACK
Leo me contaba chistes malos, haciéndome reír, mientras paseábamos cerca del pino de Thalia cuando vimos cuatro bultos verdes a lo lejos. Pensábamos que serían monstruos y eso me obligó a sacar mi espada, pero al acercarnos, vimos a Calypso con sus acompañantes, un hijo de la cabaña de Hécate, otro de Hermes y al que debía ser el nuevo. Todos cubiertos de líquido verde, maloliente y viscoso.
-¿Calypso? ¡¿Qué te ha pasado!? -preguntó entre alterado y preocupado Leo mientras yo me mordía el labio evitando reírme.
-¡Ni una palabra, Valdez! Llevamos días andando y durmiendo a la intemperie. Nos ha llovido, hemos tenido que escapar de un par de cíclopes, y una serpiente gigante, que no sabemos de dónde ha salido, nos comió hace cinco horas -explicó enfadada.
-Vale, Cal. Cál-mate -bromeó él. Me llevé una mano a la frente y di un paso atrás mientras que Calypso lo daba hacia delante.
-Oh-oh... -susurré.
-¡ERES INSOPORTABLE, VALDEZ! -le gritó antes de irse.
-¿Y yo qué he hecho? -me preguntó levantando las manos. Puse los ojos en blanco.
-Chicos... Tienen el sentido del tacto donde no deberían tenerlo... -susurré mientras Leo miraba a los otros dos semidioses y les preguntaba lo mismo.
FIN DEL FLASHBACK
Sí, Calypso no le habló durante dos días. Fue bastante frustrante para el pobre.
Un gran golpe hizo que la tierra vibrara y yo volviese a la realidad.
Otro golpe mientras buscaba de dónde venía, frenética.
Cuando encontré la dirección, una enorme masa de pelo negro se lanzó a mí, aplastándome en el suelo y empezó a... ¿lamerme la cara?
-Srta. O'Leary. Basta -ordenó una voz seca.
De las sombras salió el mismo chico que se había chocado conmigo. Tenía la piel muy blanca y el pelo negro y alborotado como si no supiera lo que es un peine.
Era Nico Di Angelo.
La perra obedeció y dejó de lamerme la cara, ahora llena de babas de perro del infierno, haciendo que pensase volver a darme una ducha. Ya me había tenido que duchar antes debido a que los pegasos fueron... demasiado cariñosos.
Hice una mueca asqueada.
-Buena chica -le dije quitándome las pegajosas babas del hombro.
-Vamos, Srta. O'Leary -ordenó de nuevo el chico internándose en las sombras.
-Sí, estoy bien, gracias por preguntar. ¡No, no te molestes! Ya me compro yo otra chaqueta -dije con tono sarcástico y molesta antes de que se fuera.
-Sé que estás bien porque te estoy viendo, no esperes una disculpa de mi parte -contestó de forma desagradable girándose. Sus ojos negros como dos ónix tenían ojeras debajo como si no hubiese dormido en años.
-No sabía que dejasen pasar a perros del infierno al campamento -ataqué, las charlas con Annabeth habían dado sus frutos.
-Es mía y está amaestrada -contraatacó.
-Amaestrada... -levanté una ceja- ¿Desde cuándo se adiestran los perros del infierno?
-¿No me dejarás irme? -se cruzó de brazos. Yo negué.
-Quiero saber tu nombre -dije. Resopló cansado. La perra ladró una vez y desapareció corriendo tras unos árboles.
-Nico di Angelo -alcé las cejas esperando más-. Hijo de Hades.
-¿De Hades? Entonces somos primos -sonreí al haber alcanzado mi objetivo-. Aura Wall, hija de Poseidón.
-No sabía que Jackson tenía una hermana.
-Llegué hace poco -me encogí de hombros, pero él perdió el interés y se movió.
-Como sea -al andar, la cazadora se le abrió un poco, dejando ver su camiseta.
-¿Te gusta ese grupo? -intenté reengancharle y funcionó. Se giró y miró su camiseta.
-Sí -contestó seco.
-¡Me encantan! Es uno de mis grupos favoritos.
-No a mucha gente de aquí les gusta.
-Apunta a una que sí -sonreí, pero un crujido de una rama me distrajo.
Torcí mi cabeza y agudicé mi vista. Entre los arbustos había una especie de animal con un hocico largo y cuerpo esbelto. Sus orejas se movían, tenían una forma extraña, cónica con la base más pequeña que la punta.
El animal movió sus ojos de un color rojo vivo hacia mí y salió huyendo. Volví a prestar atención a Nico, que me miraba sin saber qué pasaba.
-Lo siento, es que... debo irme. Es tarde y he quedado con Piper -sonreí y me despedí con la mano.
* * * *
Tras la cena, me fui con Percy a su cabaña, pero él se atrasó por estar con Annabeth. Cosas de pareja, supongo. Como hermana pequeña, preguntar me incomodaba.
Iba a la cabaña sin prestar atención a lo que me rodeaba, las palabras de mi padre daban vueltas en mi cabeza. ¿Cambiar el mundo? ¿Cómo?
Iba tan absorta en mis pensamientos que choqué contra algo, más bien contra alguien. Me topé con Reyna y caímos ambas al suelo. Al darnos cuenta, nos echamos a reír.
-Perdona -dijo.
-No, da igual. Ha sido mi culpa, pensaba en otras cosas. Lo siento -sonreí.
-¿En qué pensabas que te distrajese tanto? -me dijo picante.
-En nada de lo que piensas tú, de eso seguro -dije riéndome. Pero sus ojos... algo era distinto, más fríos. Me dio un escalofrío y decidí que deliraba-. Otro día te lo cuento.
-Eso espero -respondió antes de ir cada una por su camino, yo a mi cabaña para descansar.
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Entre mundos. La nueva era de los dioses
FanfictionLa Tierra ha tenido muchas civilizaciones distintas a lo largo de su historia. Todo debe llevar un perfecto orden para que estemos a salvo. Para ello se pactaron las Leyes Antiguas, un tratado que impiden el contacto entre distintos Panteones. Pero...