41. Un baile de dos

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La playa estaba desierta, todo el mundo estaba bailando en la pista.
Me quité los zapatos y los llevé en la mano, andar con tacones por la arena cuesta mucho. La arena fina del lago se agradecía en los pies.

Se escuchaba el relajante sonido del mar en calma y soplaba una brisa suave que se agradecía. Aunque estuviésemos en otoño no llovía ni hacía frío.

El agua estaba de color azul oscuro y completamente limpia. No había náyades nadando ni ninfas en los árboles. Además, unas dunas algo elevadas tapaban esta zona de la del baile.

Un sonido me distrajo. Me giré y me encontré a quien menos esperaba, parece que mis deseos se cumplían... o algo así.

-¿Cómo puedes ser tan tonto como para venir aquí? -crucé los brazos.

-No era el recibimiento que esperaba -frunció la frente, falsamente confundido.

-Loki, pueden verte. Las Antiguas Leyes...

-¿Crees acaso que me importan esas patéticas leyes? -me cortó y yo suspiré.

-¿Cómo sabías que estaba aquí?

-Mi oído es bueno por los pasillos de Asgard -dijo con una media sonrisa.

-Ya, tu oído... -levanté una ceja y él rió.

-Se lo escuché a Thor al hablar con mi madre -confesó sonriendo un poco-. Aunque no me arrepiento de haberlo hecho -añadió mirándome de arriba a abajo con una mirada profunda. Creo que mis mejillas y mis orejas enrojecieron un poquito.

-Gracias... -susurré- ¿Sabes? Tu traje es extraño -dije toqueteándolo con curiosidad-. No lleva... cremalleras ni... botones...

-Cuidado con lo que toca -dijo sonriendo de lado, enrojecí.

-P-perdón -me disculpé alejándome, pero me sujetó la mano en su pecho.

-Hay una fiesta detrás de nosotros.

-¿No querrás... ir a bailar? -pregunté algo sorprendida.

-No te pondré en un aprieto, pero sí quiero un baile.

-¿A-aquí? ¿En medio de la playa? -me alarmé mirando a todos lados.

-Nadie nos verá, están demasiado entretenidos allí -señaló la pista con la cabeza y me miró interrogante.

-No sé bailar un vals -admití mirándole y escuchando el ritmo de la canción.

-Yo te enseño.

Cogió una de mis manos mientras yo miraba fijamente cada movimiento que hacía y la colocó sobre su hombro. Sin apartar su vista de mí, bajó la otra por mi brazo hasta coger mi mano y apoyó la otra en mi espalda. Solté un pequeño y rápido suspiro al notar su mano fría en contacto con mi piel.

Me guió mientras bailábamos al son de la música, era divertido y jamás había bailado así... y además descalza. Pero reconozco que estaba roja por la cercanía.

Mi mente reflexionó. ¿Qué tendríamos que pasar por hacer esto? Seguro que habría momentos difíciles. Sólo esperaba que él estuviese ahí conmigo y que esto no se desarmase como un gran y frágil castillo de naipes.

Loki parecía ser un experto, se movía con elegancia y precisión y hacía que pareciese fácil. Me dejaba guiar por él, me sentía a gusto en sus brazos.

Había momentos donde ambos sabíamos qué hacer y cómo movernos sin decir una palabra, dejándonos guiar por la magia que fluía alrededor.

Y yo por lo que sentía... mil emociones que no había experimentado antes. Tenía algo de miedo por lo que pasara en un futuro... pero estaba tan feliz y emocionada por el presente que mi mente quedó en blanco.

Me dio una vuelta y me quedé pegada a su pecho. Mi vista subió de su traje negro y verde a sus ojos. Ambos estábamos serios, pero él tenía una mirada muy intensa e hipnotizante que me derretía el corazón.

Me pregunté si la letra de la canción sería cierta... si estaría ahí para apoyarme. Nuestras respiraciones chocaban, estábamos tan cerca... Mi cuerpo pedía a gritos acercarme más...

Un destello surcó el cielo, una estrella fugaz, e hizo que nos girásemos.
Por suerte para mí, creo.

-¡Pide un deseo! -le dije ilusionada, cerramos los ojos y al segundo los abrimos- ¿Qué has pedido? -pregunté, me acercó bruscamente más a él por la cintura haciendo que mi pulso se acelerase. Sin querer me agarré a él.

-Lo que he pedido... ya lo tengo -me susurró seductor rozando sus labios en mi mejilla. Me dio un beso en la comisura de la boca, sin llegar a mis labios.

Fui yo la que prácticamente le devoró a él. Creo que mis sentimientos empezaban a ir demasiado lejos, a un punto sin retroceso.

Y la verdad, no estaba segura de si quería retroceder.

EN EL CAMPAMENTO
POV CARA

Hacía mucho rato que no veía a Aura por la pista. Me había dicho Malcom que se había marchado a la playa a dar un paseo o algo así, pero tardaba mucho. Algo preocupada por mi amiga, me acerqué al lago y me asomé por las dunas de arena.

La vista era impactante. Aura estaba con el hermano de Thor bailando. «Ni siquiera sabía que podían bailar ambos. Deben de estar siguiendo la canción, se oye hasta aquí», pensé.

La música se paró y ellos dos se giraron. Una estrella fugaz pasó por el cielo y ellos dos hablaban. Me acerqué un poco tras las dunas para oírlos. Sí, soy muy cotilla. ¡Pero es mi amiga, tenía derecho! Los dos cerraron los ojos y al abrirlos volvieron a hablar.

Entonces ocurrió la tragedia. Se besaron. ¡Oh, por el trono de Ra, se estaban besando! ¡De verdad le quiere! Mi boca se cayó. «Mejor salgo de aquí antes de que me vean», pensé.

Salí por patas de allí justo a tiempo de parar a Percy, que iba a buscar a su querida hermanita. Si hubiese visto lo que yo ya no sería tan querida...

-¿A dónde vas, Percy? -le pregunté mientras bloqueaba su camino.

-Voy a por mi hermana, me han dicho que está en el lago y quiero que baile un poco. Parece que está algo aburrida.

«Aburrida precisamente no está», estuve a punto de decirle, pero decidí morderme la lengua.

-¡Mira, Annabeth te llama! -señalé a la otra punta de la pista y él se giró y salió como un bobo-. Ay madre... -solté dándome una palmada en la frente.

Entre mundos. La nueva era de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora