74. Te necesito

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POV LOKI

Empecé a dar vueltas ideando algún plan para escaparme. Revolví mi pelo y examiné la celda por quinta vez: la cama, la mesa, la silla y una ventana por la que no se podía salir ya que tenía una pantalla protectora. La puerta era demasiado gruesa y pesada para mí, además de que bloqueaba mis hechizos.

Sin poder evitarlo, pensé en Aura. Esperaba que no viniera a buscarme, pero sabía que lo iba a hacer. No quería que saliera herida por mi culpa, Odín podía tomar represalias contra ella y pensar eso me enfurecía.

Escuché escándalo fuera de la celda y me acerqué a la pantalla transparente. En la entrada, las expresiones de los vigilantes reflejaban miedo. Me acerqué más para ver quién estaba, pero no se veía más que una mano abierta.

De repente, ambos asgardianos apretaron los ojos con dolor. Levanté mi barbilla con asombro cuando la mano se adelantó y la persona apareció.

Era ella... ella estaba haciéndole eso a los guardias.

Me fijé en sus ojos que parecían destilar rabia, jamás había visto nada semejante... no en ella. Era demasiado jovial y amable... me costaba creer lo que veía.

El inconfundible brazo de Thor la detuvo y se echó hacia atrás, asustada de sus propios poderes. Una parte mía se enorgullecía de su fuerza. Salió corriendo y se perdió de mi vista.

Yo no me moví, estaba impactado y asustado. No de ella, sino de lo que podía llegar a ser si no lo controlaba. Yo había experimentado el poder y sabía lo peligroso que era, si no eres capaz de controlarlo... te puedes consumir a tí mismo.

El sonido de la puerta me despertó del trance y yo entorné los ojos y miré en la dirección. Su figura entró en la sala y se quedó mirándome tras el cierre.

-Aura... ¿Cómo has entrado? -susurré, sus ojos comenzaron a cristalizarse y su labio tembló. Sin dejarme apenas tiempo, vino corriendo a mí y yo la abracé.

-No pueden separarnos, no pueden encerrarte aquí... -sollozó, la apegué más y dejé que su cara se enterrase en mi cuello.

Parecía otra persona a la que había visto hacía un instante, tan derrumbada y pequeña... tan vulnerable... Estaba asustada, todo su cuerpo temblaba.

No soportaba verla así, quería que volviera a sonreír, necesitaba volver a ver su preciosa sonrisa... Necesitaba volver a ver ese brillo en sus ojos cada vez que miraba al horizonte o nadaba en los lagos de Asgard... O volver a escuchar su maravillosa risa cuando se divertía con su loba por palacio... Necesitaba verla enfadarse conmigo por ser un celoso y necesitaba ver cómo sus mejillas se teñían de escarlata por hacerle un cumplido o simplemente rozar su piel...

Y sobre todo... necesitaba un roce de sus labios, que hacía que confiase en ella y la amase como no había hecho nunca.

Necesitaba decirle todo aquello y más, decirle que la quería, que todo volvería a estar bien... Que saldríamos de aquí juntos y nos iríamos a ver esos paisajes de ensueño que tanto ansiaba conocer...

La necesitaba.

Pero no. No podía decirle todo aquello sabiendo que probablemente era mentira. Notaba la humedad en mi cuello, estaba llorando. Pasé mi mano entre su pelo castaño sin saber cómo consolarla... sin saber, por primera vez, qué decir.

-¿Cuánto tiempo tenemos? -preguntó sin sentimiento alguno.

-No estoy seguro... Tal vez unos minutos u horas... -respondí nada concreto, en el momento en que Thor avisara al rey o los guardias volviesen... se acabó.

Miré su expresión, parecía que estaba teniendo un debate interno, sus ojos marrones oscuros me evitaban. Conocía ese sentimiento a la perfección.

-¿Qué ha pasado ahí fuera? -pregunté tratando de distraerla con mis manos aún en sus brazos.

-Mi humor no es muy bueno -contestó con una pequeña mueca.

-Lo he notado -solté una leve risa que sonó demasiado triste, levanté su cara que estaba fija en el suelo-. Eres más lista de lo que crees -ni siquiera me miraba y no la obligué, sabía que si lo hacía se derrumbaría-. Y más bella -acaricié su suave mejilla y me fijé en sus ojos, de nuevo llorosos.

No hablé más y la atraje en un abrazo de nuevo, podría estar así toda mi vida. Un segundo a su lado valía mil años sin ella.

-No te vayas... Por favor... no me dejes... No podría vivir sin tí... -confesó con la voz rota y las lágrimas resbalando por su cara. Cerré los ojos, esa frase había sido lo más doloroso y feliz que había escuchado.

-Shh... Lo sé... Tranquila... Encontraremos una solución. Mi madre convencerá a Odín de que esto es absurdo y nos soltarán -intenté decir con un tono tranquilizador, era la primera vez que me arrepentía de mentir.

Ella se alejó un poco y elevó su mano extremadamente suave hasta tocar mi cara. Cerré los ojos al notar sus dedos recorrer mi nariz, mis párpados y mis mejillas hasta acabar en mis labios.

-Creo... que al fin comprendo las palabras de mi padre... -me dijo sin mirarme, yo la miré sin entender del todo sus palabras-. Es cierto que he cambiado el mundo -apoyó su frente contra la mía y me miró a los ojos con tristeza-. eres mi mundo -cerré los ojos, no quería perderla-. Tengo... tengo que contarte algo...

Su voz derramaba angustia y miedo. Le presté atención, algo iba mal. Peor de lo que ya iba.

-Sé quién me envenenó -esa frase hizo que mi ánimo cambiara.

-¿Quién? -pregunté.

-El... el general que me encontré en Alfheim... Yo... es extraño, pero leí sus pensamientos, y también lo hice con Thor ahí fuera y... -empezó a hablar y a gesticular rápido y nerviosa, puse mis manos en sus hombros y paró para mirarme.

Quería matar a ese hombre como había intentado con ella, quería que sufriera como había sufrido ella.

-Escúchame, Aura, necesito que te calmes y me cuentes todo. No te dejes nada, cada detalle es importante -debía mantener la voz calmada y bajo control, no quería asustarla y sabía que ya estaba lo suficientemente estresada como para meterla prisa o más miedo. Ella me miró y asintió.

Entre mundos. La nueva era de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora