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Temporada 2 / Capítulo 1 - ¡Heroes come back! Los dibujos de las paredes

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-Y si te descubren, actúa como si estuvieses dormida, ¿vale?- la peliblanca asintió. Touya se levantó, cerró el armario y miró a la otra chica de la habitación -Actúa bien, ¿si?- la otra en curvó las cejas y encogió los hombros -Confío en ustedes, mis clones. No tardaré mucho- giró su cuerpo hacia la pared. Activó su mangekyou sharingan con el kamui, y traspasó las paredes. Después de caminar algo, salió a tierra firme, miró a los costados y suspiró -Y pensar que han pasado 2 años y medio... ¿Cómo estarán esos tres?- levantó la vista, adorando el color azul-morado que estaba tomando ese atardecer -Bien. La segunda parte del plan comienza- sonrió y comenzó a correr.

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Después de estar caminando un rato, se detuvo en una montaña a deleitarse con el amanecer. Se quitó su capucha y se sentó. Suspiró libre -Hace rato que no salía... Con esta libertad. Aunque no debo de descuidarme- discretamente sacó un kunai -Todavía soy una renegada, ¿o no?- sin mirar atrás, lanzó el arma. Unos segundos después se escuchó algo caer de los árboles. Ladeó una sonrisa, se colocó de nuevo su capucha y se levantó. Caminó lento, pasando junto al cuerpo del ninja que ahora se encontraba inconsciente en el suelo. Sacó un frasquito de la bolsa de su "buzo" y vertió el líquido en la boca del hombre. Tomó su kunai y se marchó -A veces agradezco internamente a Kabuto por enseñarme a hacer venenos y antídotos- jugó con el arma, aventándola al aire una vez más antes de guardarla y comenzar a saltar entre los árboles.

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Comenzó a escuchar golpes y gritos a lo lejos, hizo un sello de manos y su cuerpo se volvió invisible. Caminó discretamente hasta llegar a un gran agujero en la tierra. Allí había rocas partidas a la mitad y varias marionetas tiradas en el piso, rotas. Sin contar que por alguna razón también había arena. Buscó con la mirada y allí estaba, una viejita de cabello morado, junto a una muchacha de cabello rosa y corto, con unos ojos color esmeralda, las dos heridas. Y en frente de ellas, el cuerpo de una marioneta pelirroja atrapada contra la pared. Tomó una pequeña piedra de por allí y la lanzó. Había otro pelirrojo escondido con un manto, el verdadero. Lanzó la piedrita, cayó en su cabeza y rebotó silenciosamente hacia el suelo. El de ojos cafés miró hacia los arbustos donde se encontraba la peliblanca, confundido. De entre las sombras, sólo se distinguió un mangekyou sharingan, y eso fue lo último que vio antes de estar en un lugar completamente negro.

-¿Donde estoy?- miró hacia los lados, parecía estar en el vacío.

-Sasori...- habló la peliblanca. El mayor miró hacia atrás, confundido y algo molesto.

-¿Quién eres? ¿Dónde estoy?

-Por ahora, no soy tu enemiga, tranquilo- ladeó la cabeza, frunciendo una ceja y levantando la otra -Estás en un genjutsu, genio.

-¿Y por qué me has metido aquí, cerebrita'?- se comenzó a cabrear.

-Vamos a relajarnos, ¿quieres? No deseo comenzar esto mal. Te metí aquí por que necesitaba hablar contigo, necesito hacerte unas preguntas.

-¿Para...?

-Al final te lo explicaré, por ahora, sólo responde, ¿sí?- el pelirrojo asintió lentamente, un poco inseguro y fastidiado -. Comencemos, ¿afiliación?

-Sunagakure... Y Akatsuki.

-¿Por qué te uniste a Akatsuki y huiste de Suna?- sonrió de lado, bajando un poco la cabeza.

-Quería... Experimentar con mis marionetas humanas, progresar. Una miembro me convenció de entrar al grupo.

-Hum- se cruzó de brazos, y asintió -Me alegra que me digas la verdad y no trates de ocultarla, Sasori. Es verdad que escapaste de Suna por eso, pero entraste a Akatsuki por que Konan te ganó en una batalla, además de que pensaste que allí encontrarías un nuevo sentido del arte, ¿no es así?