T2/Capítulo 49 - La Jinchūriki del Bittabi

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—¡Vamos, Touya! ¿Qué piensas tanto?— gritó Sasuke, que iba considerables metros adelante de la peliblanca. La susodicha, levantó un poco la vista, alertada por la llamada de su amigo. El azabache la veía de reojo con su ya típica ceja arriba. La Jinchūriki se dio una bofetada mental, era verdad que estaba distraída; por parte, su mente estaba insegura, parecía dudar de lo que pasaría después, aunque ella se supiera toda la historia de arriba a abajo; por otra, tenía una leve preocupación por Obito; y por último, sentía su estómago revolcarse. Ella ya conocía esa sensación, era como si algo grande estuviera a punto de ocurrir, y eso era lo que más le preocupaba.

—Lo siento'ttebane...— se disculpó con una leve sonrisa que, no logró engañar al Uchiha, pero al menos sí hizo que volviera su vista hacia el camino. Ya después le preguntaría.

—¡Entonces apúrate!— dio su última orden antes de subir su velocidad. Touya hizo una mueca ante tal forma de tratarla, y corrió todavía más rápido, alcanzándolo —Sai y Naru...

—¡No te tardes!— le sonrió mientras su velocidad aumentaba todavía más y dejaba atrás al azabache.

Cuando llegaron donde Hashirama, atrás ya se encontraban Sai y Naruto —Touya, Sasuke— sonrió el rubio al ver a sus dos mejores amigos allí.

El azabache llegó segundos después, con una leve mirada de odio hacia la peliblanca —Ya está listo— la voz de Sai interrumpió ese intenso momento, mientras su tigre-jutsu de sellado salía del papel hacia Madara.

—Naruto, Sasuke, Touya— comenzó a decir con voz lenta y grave Madara —, les doy las gracias. Al quitarle a Obito los Bijūs... Eliminaron a un peón debilitado.

Los del equipo 7 fruncieron el ceño —No llames a Obito "peón", como si fuera un simple muñeco de tu juego— escupió bajo Touya, mientras volteaba a los lados, despreocupándose un poco por el del Rinnegan y preocupándose más por el ex-Jinchūriki.

El tigre de tinta de Sai mordió el brazo de Madara, pero en ese instante el dijo —Rinne Tensei no Jutsu— bajó la cabeza y sonrió —¡Por fin puedo luchar de verdad!— un fuerte viento acompañado con un poco de polvo se levantó. Los presentes se cubrieron para que no les afectara, pero al abrir los ojos, un nuevo Madara estaba frente a ellos —. Al fin, con un cuerpo como este... ¡Esto sí será luchar, con sangre corriendo por las venas y mis músculos bailando!

Sí, en definitiva. Madara había revivido completamente. Su cuerpo ahora no era un EdoTensei, ahora podría sentir dolor y lastimarse de verdad. Aunque todos estuvieran pasmados ante tal acto, notaron cuando sus ojos se comenzaron a agrietar y a caerse cual hojas de otoño. Hasta el mismo Madara parecía no entender qué ocurría. Segundos después, su cuerpo se prendió en llamas negras, y ahí entendió, levantando la mirada hacia el frente.

—¡No seas tan creído, fragmento del pasado!— exclamaron al unísono Touya y Sasuke, con sus Mangekyou en sus ojos y con unas pequeñas gotas de sangre cayendo por sus mejillas.

Madara sonrió —Para mí no son más que arenisca, eso es lo que debería decir— cerró los ojos.

Touya desactivó su flor negra, sabiendo por la cara de Hashirama que el haber cerrado los ojos había sido mala señal —¡Sasuke!— reclamó Naruto, no sabiendo que la peliblanca también había participado en el acto de prender las llamas —¡Es inútil lanzarle jutsus! ¡Ese tipo puede absorberlos!

—¡Ya sé!— contestó el azabache —¡Pero no me podía quedar quieto!— apuntó a la armadura en llamas de Madara, que ahora reposaba en el suelo —¡Y al menos sirvió para una cosa, por diminuta que sea!

En su mundo; t ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora