—¡Chidori!— cargó el jutsu nombrado en su mano izquierda y corrió.—¡Erubo!— gritó el lado contrario, cubriendo su cuerpo de chakra y dirigiéndose a la menor. La susodicha abrió un poco más el ojo, forzando su sharingan. Pero gracias a eso, pudo percibir el golpe que se aproximaba y pudo esquivarlo. Asestó su mano en el pecho de A, aunque no surtió mucho efecto. El Raikage con sus dos manos tomó por los hombros a la ojiazul –Un ataque de empujo con el estilo Rayo para aumentar la fuerza y penetración... ¡El mismo jutsu que usa Hatake Kakashi!— analizó en voz alta —. A pesar de que llevo la armadura estilo rayo, me has tocado. Eso es un jutsu— alzó por los aires a Touya —¡Raiga Bomu!— y la estrelló en el suelo.
Una carga de rayos salió dispersada por el lugar, y la tierra se agrietó. El rubio levantó la vista, convencido de que con ese golpe la renegada no podría haber sobrevivido, pero para su sorpresa, un chakra que conformaba una especie de animal raro la protegió, estando la menor sin el mínimo rasguño. La susodicha saltó hacia atrás con una velocidad tan alta que al Raikage de recordó a cierto rubio de Konoha.
Después de haber dado el salto hacia atrás, la peliblanca se colocó en sus cuatro extremidades, simulando a un gato, y de su chakra blanco salieron 5 colas. Los samurais se alertaron y se colocaron en círculo, marcando el perímetro de la pelea. A aumentó su nivel de chakra protector, más enojado que antes; nadie nunca había aguantado ese movimiento suyo, y una chiquilla no iba a ser la excepción.
—Mira que pensé que no me darías problemas la primera vez que te vi...— aceptó Natural.
—Hé— la chica se limitó a sonreír de lado.
—¡Vamos, mocosa!— alentó furioso el rubio.
Las colas de chakra se empezaron a mover animosamente involuntariamente. Touya preparó su mangekyou —¡Amateratsu!— el Raikage, gracias a su velocidad aumentada por el estilo rayo, pudo esquivar las llamas negras, y estas, pasaron a un Samurai que se encontraba detrás.
—¡Rayo de dolor lateral!— el mayor apareció a su lado derecho. La ojiazul en un rápido movimiento imprevisto, su cola se movió por sí sola y asestó un golpe al moreno, y así evitó un posible ataque departe del de la nube.
—Has un escudo de llamas negras, niña— sugirió el bijuu. La peliblanca sonrió por que su compañero le ayudaba, y en la capa de chakra agregó unas cuantas llamas negras, así el Raikage no podría tocarla.
A, cuando vio eso, se enfureció todavía más y por sin razonar, corrió a intentar darle otro golpe a la Akatsuki. Cuando estaba a punto de tocar la llama, arena llegó e impidió eso.
—Esto es...— pensaron Narutal y Touya al mismo tiempo.
Un pelirrojo llegó a la sala de brazos cruzados y con arena a su alrededor. El Raikage aprovechó a saltar y quedar junto con sus escoltas. La peliblanca se levantó sobre sus dos piernas, con sus colas de chakra en movimiento y alertas todavía.
—¡Kamaitachi no Jutsu!— escuchó una voz femenina, y seguido un ataque de tipo viento que dieron contra la armadura del samurai incendiado. Un momento después, unos hilos de chakra jalaron la dicha, tirándola lejos y en el suelo.
—Así que esta es la flama que nunca se apaga, Amateratsu ¿eh?
—Tú Samurai retrocede, este es un problema para el mundo shinobi— ordenó Gaara —. No hay necesidad de que los Samurai se conviertan en víctima.
—Gracias Kazekage-sama– agradeció un compañero del herido.
—¿¡Por qué interfieres, Kazekage!? ¡Ya sea que te golpee o no, depende de tu respuesta!— preguntó el moreno.
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En su mundo; t ©
AventuraUna chica "normal", entre comillas, ya que su vida era como todas las vidas de niñas de 11 años. Algo friki, adoraba leer mangas y ver anime. Un día, mientras se encontraba dibujando uno de los Kekkei Genkai más fuertes de su anime preferido en su l...