Es lunes y mi día no puede empezar mejor. Irónicamente hablando. El mino que me gustaba llega atrasado con su mina y me mandan al comedor con ellos. Hay más hueones atrasados, obvio, pero igual me incomoda.
Llego a la sala y la Anto con la Cami me interrogan al tiro.
─ ¿Te comiste a alguien sí o no? Dinos la dura ─me obliga la Anto.
─ ¿Le contaste? ─le pregunto a la Cami.
─Sorry. No aguanto las copuchas. ¿A quién te comiste, hueona?
─Cuenta con detalles ─me obliga la Anto.
Respiro profundo. Me cansa subir tantas escaleras. Quedo sin aire.
─Al primo de mis primos ─respondo.
Las dos se miran.
─ ¿Qué? ─les pregunto.
─El primo de tus primos... ─repite la Anto pensando─. ¡Aaaah! Es primo de tus primos, pero no es tu primo.
─Sí po.
─No cacho ─dice la Cami.
─Es el primo del Gonzalo, pero no es primo de la Prisci po, agilá ─le explica la Anto.
─ ¡Aaaaah! Ya, ya caché. ¡Cuenta más po, Prisci!
─Se me declaró.
─Yiaaaa. ¿Me estai? ─pregunta la Anto.
─ ¡Cuenta todo! ¡Del principio! ─me obliga la Cami.
Les cuento todo todo todo, con lujo y detalle.
─Tranqui, vamos a hacer el carrete del siglo, pa' que te lo comai ahí ─me asegura la Anto.
─ ¡No me lo voy a comer de nuevo! ¿No cachai que está mal?
─Ah, pero si no es tu primo po. No tiene tu sangre.
─Pero es parte de la familia po, igual es rarito ─me apoya la Camila.
─Los amores prohibidos son los mejores.
─ ¡Ay, sí!
─Hueás nomás. El Damián es compañero del Hueilo ─suelto.
─ ¿Me estai? ─vuelve a preguntar la Antonia.
─Te lo juro por el pulento.
─Qué pequeño es el mundo ─dice la Cami.
─Priscila, tengo que preguntarte algo ─la Anto dice seria.
─ ¿Qué?
─ ¿Te gustó el beso sí o no?
La pienso unos segundos.
─Igual sí. O a lo mejor me gustó porque no daba uno hace caleta.
Las cabras se ponen a decirme muchas hueás juntas y me estresan. Después la Antonia pone orden y me hace otra pregunta.
─ ¿Quién besa mejor? ¿El Damián o el otro hueón?
─Puta, no sé...
─ ¡Yo quiero preguntar algo! ─reclama la Camila─. ¿El Damián está rico o no?
─Más que la chucha.
─ ¡Descríbelo!
─Ya. Tiene el pelo café y... se lo para como todos los hueones po. Tiene ese corte que está de moda, que es como corto a los lados y más largo al medio. Tiene los ojos cafés...
─Tus favoritos ─me interrumpe la Cami.
─Sí. Amo los ojos cafés, hueón. Ya, déjame seguir... Su color de piel es... no es tan blanca, pero no alcanza a ser moreno. Tiene los labios delgados. Tiene unos lunares en la cara que lo hacen verse como... como si su cara fuera un universo misterioso, que me dan ganas de descubrir... De cuerpo es normal, pero sus brazos son duros hueón... Y no sé qué más. Soy pésima describiendo.
─Hueona, te gusta ─concluye la Anto.
─No me gusta.
─"Su cara es como una galaxia que quiero descubrir" ─cita la Cami.
─Universo ─la corrige mi otra amiga.
─"Su cara es un universo que quiero descubrir" ─cita de nuevo la Cami─. Si no hubiesei dicho eso, pasa piola que te gusta.
─A esta se le sale lo poeta cuando se enamora ─le dice la Anto─. Ya la tengo cachá.
─No me gusta, culiás. No me puede gustar. Es como si me gustara un primo.
─Estamos en el siglo veintiuno, Priscila. Y además no es tu primo ─me reta la Anto.
─Pucha, ya, no confundamos a la cabra. Viene saliendo de un amor tormentoso ─me apoya la Camila.
─Más encima hay una tal "Adriana Andrea" detrás de él ─me cruzo de brazos.
─Pero él te dijo que le gustai tú desde siempre ─me recuerda la Cami.
─Estaba curao...
─Mira, Priscila ─la Anto me habla seriamente─, si te gusta, arriésgate, o si no te va a pasar lo mismo que con el otro hueón. Y con mayor razón deberíai arriesgarte si decí que la Adriana Andrea anda detrás de él. Apúrate antes de que lo quite.
─No me voy a arriesgar a hacer algo que sé que está mal. Entre el Damián y yo no puede haber más que un cariño de primos postizos. Nos dimos un beso porque estábamos curaos, nada más. Lo bueno es que no lo volveré a ver más ─concluyo─. Y no sigamos hablando más de este tema culiao, que estoy chata.
ESTÁS LEYENDO
Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?