cincuenta y siete

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No me fijo en cuánto tiempo me quedo impaktá sentada en el pasto, pero en un momento me veo caminando hacia la casa de la Cami. No quiero que mis papás me vean llorando por el Damián nuevamente, porque sé que la última vez se preocuparon caleta. Y la Anto tiene que estar con el Hueilo en esos momentos, por eso la única que puede estar conmigo, conteniéndome, es la Cami.

Me paro frente a la reja de la casa de mi amiga y escucho el reggaetón old school, que tiene a todo chancho pa' celebrar las semanita libre dieciochera, pero ni siquiera me motiva Daddy Yankee con su llamado de emergencia baby.

─ ¡CAMILAAAA! ─grito a todo pulmón pa' que escuche la culiá sorda. Unos perros se ponen a ladrar por mi grito. Me pregunto si querrán decirme "cállate conchetumare" en idioma perruno...

─ ¡Ya voy! ─me grita ella.

Cuando abre la reja me mira con los ojos como platos.

─ ¿Te asaltaron, hueona?

La abrazo y dejo de contener mi llanto.

─El Damián me pateó.

─ ¡¿Me estai?! ¡Hijo de la traga moco, de la traga sable, de puta, de perra, de la hueona, de... la gorreá de su mamá!

Me siento en el sillón y la Cami me trae un vaso de agua, pero cuando estoy a punto de beberla, me lo quita.

─No, sabí que mejor te voy a dar otra hueá ─entra nuevamente a la cocina llevándose el vaso de agua y vuelve con dos chelas, una pa' ella y la otra pa' mí, obvio─. ¡Salud por la soltería! ─se sienta a mi lado y se toma el medio sorbo. Y después una es la alcohólica po hueón...─. ¿Querí desahogarte?

Yo asiento, tomo un pequeño sorbo de chela, y empiezo a contarle todo con lágrimas incluidas, mientras ella me escucha sin interrupciones.

─Puta, es que igual es entendible... ─opina ella─. Las relaciones a distancia son una lata. Yo creo que esto es pa' mejor... Cortaron por lo sano, a lo Minuto Verde.

─Pero duele po. Yo no puedo vivir sin él...

─Te escuchara tu tú de antes, hueona... La Priscila de antes no lloraba por giles.

─La Priscila de antes nunca se había enamorado.

─Y espérate no más, porque te vai a enamorar muchas veces más, pero no por eso te vai a echar a morir. Vai a tener que superarlo, no te queda otra, si tu vida sigue con o sin el Damián─. Me quedo callada porque en el fondo sé que la Camila tiene razón─. Pero igual hay una posibilidad de que vuelvan...

─ ¿Tú creí? ─le pregunto terrible esperanzada.

─Sí po, ¿por qué no? Pero por ahora estai soltera, así que hoy día vamos a salir a carretear, señorita.

─No tengo ganas... baile me dejó agotá, hueona.

Ella hace un gesto de impresión.

─La Priscila de antes jamás le decía "no" al carrete. ¿Quién erí y qué le hiciste a mi amiga? ─me zamarrea y me quejo─. No acepto un no, maraca. Y pa'l dieciocho tenemos que ir a las fondas sí o sí, no como el año pasado.

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Pasa la semana dieciochera y yo no recibo ningún mensaje de mi... ex. Y yo tampoco le hablo porque soy orgullosa y estoy orgullosa de esa hueá y qué hueá. Enredado, pero se entiende. Y aunque lo paso bien en todas las fondas a las que me lleva la Cami, no disfrutoo al 100%, como se debe.

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Ya iban dos semanas sin recibir ningún mensaje, ni ninguna noticia del innombrable... Como estamos sin profe en clases, aprovecho de sapear los estados de mis contactos de WhatsApp. Me doy cuenta de que no me aparece ni la foto de perfil ni el estado del Damián...

─Antonia de mi corazón... ¿Me hací un favor? ¿Le podí decir al Hueilo que le mande un mensaje al Damián pa' ver si lo recibe?

─Cuéntale luego a la Priscila ─le dice la Cami a la Anto.

─ ¿Contarme qué?

─Priscilita de mi corazón... ─la Anto toma aire─, el Hueilo me contó que el Damián cambió el número...

─ ¡¿Y por qué no me contaron?!

─Yo te iba a contar, pero esta no me dejó ─se defiende la Camila apuntando a la Antonia.

─Porque no quería que te diera depre po, Prisci ─la Anto me acaricia la espalda.

─Hueón, yo me aburrí de esconder hueás. Si las cosas hay que decirlas, aunque duelan ─agrega la Cami─. Y el Damián le pidió al Hueilo que por favor no te diera su número.

«Justo en lo más profundo de mi cora... ».

─Y dijo que esto lo hacía más por ti que por él... ─dice la Anto como quien no quiere la cosa.

─ ¿Ah sí? ¡Pero qué considerado el hueón! ─comento irónica.

─Lo único que te pido es que por favor no llorí, porque si llorai me vai a hacer llorar a mí.

─Antonia, si lloro va a ser de rabia, no de pena... ¡Es que qué se cree, por la chucha!

─Entero gil, se da caleta de importancia.

─Sí ─concuerdo con la Camila─. ¿Saben qué, chiquillas? Me aburrí. Lo voy a eliminar de todo. Que se vire pa' siempre de mi vida el culiao.

En ese momento cualquier gotita de esperanza en que volviéramos se va a la chucha.

Vira de mi vida, culiao.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora