Me demoro un par de segundos en decidir ir a buscar al Damián. Después de todo, yo era quien la había cagado. Pero cuando me doy vuelta él ya no está en mi radar, así que pensando lógicamente me voy por el camino del paradero, porque él puede estar ahí. « Ya, qué hueá, ¿lo abdujeron los ovnis? » pienso cuando llego al lugar.
Espero unos minutos a que pase la micro culiá que me sirve pa' ir a la casa de mi pololo, y llego en menos de lo que canta un gallo. No estaba preparada pa' llegar tan luego porque no soy buena pidiendo disculpas. Soy terrible orgullosa, lo admito, y qué tanto.
Toco el timbre y sale mi suegri.
─ ¡Hola, Prisci! ¡Pasa!
─Hola, tía. ¿Cómo está? ─le doy un beso en la mejilla y entro.
─Aquí, pasándola... ¿Y tú?
─Chata del colegio, tía. Todos los días me hacen pruebas, trabajos, guías.
─Qué lata, mi niña. El Damián igual tiene pruebas todos los días y tiene que leer no sé cuántos libros al mes. Y este cabrito tan flojo que salió... Trae puros cuatros.
Me río.
─Por lo menos no son rojos ─le recuerdo.
─Por lo menos ─ella se ríe conmigo.
─Tía, el Damián no está, ¿cierto?
─Ah, no. Lo mismo te iba a preguntar. Me dijo que iba a verte.
─Sí, fue a verme, pero después peleamos y se fue enojado. Y yo pensé que había llegado acá por eso vine.
─Quizá dónde anda ─me dice sacando el celular pa' llamarlo.
En eso nos interrumpe el llanto del hermano chico del Damián.
─No contesta ─me avisa.
─Yo lo sigo llamando, no se preocupe ─le digo pa' que vaya a ver al brocacochi.
Pasa una hora más o menos y yo estoy jugando con mi cuñadito junior. Lo tenía cagao de la risa donde le estaba haciendo gracias, mientras la tía cocinaba.
De repente gritan "tía" afuera de la casa, y lo primero que pienso es que el Damián viene con sus amigos. Rezo pa' que no sea el Hueilo.
La tía se seca las manos en el delantal y sale a abrir. Segundos después entra a la cocina con la media cara de tragedia, que de puro verla se me pararon los pelos hasta de ahí abajo. Nota mental: Tenía que depilarme por si me salía cacha.
─Me acaban de avisar que el Damiansito tuvo un accidente ─suelta de una la tía.
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Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?