Despierto media desorientada, pero me demoro unos pocos segundos en acordarme de todo; el Damián se va, terminamos, le mandé un mensaje a mi sue... ex suegra.
Las ganas de levantarme son nulas, pero la necesidad de mear me gana por haberme tomado igual el agua de melisa, así que voy a echar la corta al baño. Cuando vuelvo a mi pieza me doy cuenta de que alguien ordenó toda la cagá que había dejado anoche por mi ataque de histeria. Me había comportado como una pendeja inmadura que dio el sendo jugo por terminar con su pololo. Pero la pulenta es que me siento en la senda emo.Agarro mi celular, pero me da julepe desbloquearlo por si mi ex suegra me había respondido. «Julepe po, ¿en qué momento empecé a hablar con palabras del año del pico?».
De un impulso lo desbloqueo no más, y resulta que la vieja me había dejado el visto.
Otra vez me dan ganas de llorar, pero me seco las lágrimas al toque, y me pongo a ver vídeos en YouTube pa' que se me pase la pena durante un rato por lo menos. Pero ni la roba choclos de la tía Nana, ni la caída del tarro, ni el sasheí, ni el por qué no me chupai el pico así tal cual, ni el care malo, ni la cuando tengo hambre me como una olla, ni la Catita y la vieja cuica, ni la chispeza del Gary, ni el qué te pasa culiao de Alexis, y ni siquiera los penales de la Copa América y la Copa Bicentenario, y otros vídeos culiaos más, me sacan una sonrisa. Estaba muy depre como pa' no reírme de esas hueás tan wenas.─ ¡PRISCILA! ─escucho a lo lejos que alguien grita mi nombre, así que pauso el vídeo que estoy viendo, y me saco los audífonos para parar bien la oreja─. ¡PRISCILA!
« ¡¡CONCHETUMARE, EL DAMIÁN!! ».
No atino a nada, porque en menos de un segundo abren la puerta de mi pieza de golpe y llego a saltar.
─Prisci... ─me dice en voz baja, parado debajo del marco de mi puerta.
─Damián, por favor, deja dormir a mi hij... ─mi mamá llega detrás de él y me ve despierta.
─Tranqui, mamá, desperté hace rato ─juego con la sábana de mi cama─. Damián...
─Necesito hablar contigo, por fa ─me dice él.
Mi mamá me mira como preguntándome si quiero hablar con él o no, y yo asiento con la cabeza.
─Cualquier cosa, voy a estar en mi pieza ─advierte saliendo de mi pieza y cerrando la puerta.
Le doy unas palmadas a mi cama para que el Damián se siente ahí.
─ ¿Cómo estai? ─me pregunta después de sentarse.
─Acá, respirando... ¿Y tú?
─Mal. Prisci, mi mamá me dijo que le mandaste un WhatsApp...
─ ¿Se enojó? ─miro hacia abajo después de preguntarlo.
Él niega con la cabeza.
─ ¿Y... cambió de opinión?
Él vuelve a negar.
─La decisión está tomada.
─ ¿Y viniste a decirme eso?, ¿que la decisión está tomada? ─le pregunto un poco alterada.
─ ¿Por qué me hablai así? ¿Tú creí que yo estoy muy feliz de irme?
─ ¿Y hay hecho algo para convencer a tu mamá de quedarse aunque sea?
─No quiero llevarle la contra porque ya ha sufrido caleta por mi papá... si la hubierai visto el jueves... No quiero que lo siga pasando mal. ¿Podí ponerte un segundo en mi lugar?
Siento un nudo en la garganta después de escuchar eso, y lo que menos quiero es llorar y parecer una hueona patética que le ruega a su pololo egoístamente que no se vaya.
─ ¿Y tú podí dejar de ser ponernos siempre a los demás por delante de ti? ¡Piensa en ti también, asopao! ¿Qué querí tú?
─Quiero estar contigo, Priscilove.
─Esta es la parte en la que me dai un beso ─le digo con una sonrisa, pero soy yo la que le da el beso.
─Te amo ─me aprieta en sus brazos─. Me sorprendió caleta que tú me dijerai que me amabai primero...
─A mí también ─le sonrío─. Ya no me cuesta decirte que te amo.
─Más te vale. Oye... ¿tú creí que nos resulte la relación a distancia?
─Demás po.
─Intentémoslo entonces po.
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Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?