veintidós

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Llegamos afuera de mi casa y siento que alguien está en el antejardín y me empieza a latir el corazón súper rápido. Abro la reja y veo a mi hermano jugando con una pelota de básquetbol. Cuando cacho que es ese pendex y no mis papás, me tranquilizo.

─ ¿Y vo? ─le pregunto.

─Me quedé encerrao acá afuera.

El Damián entra entero patúo a mi casa, mientras estoy desprevenía hablando con mi hermano.

─ ¿Y mis papás? ─le vuelvo a preguntar a mi brother.

─Salieron.

─ ¿A dónde?

─A un carrete.

─ ¿Y a qué hora vuelven?

─No sé, dejaron una carta en la mesa y me dio flojera leerla ─mi hermano se encoge de hombros.

Abro la puerta de mi casa y entramos todos.

─No me contaste ─mi hermano me desconcentra mientras leo la carta.

─ ¿Qué cosa?

─Que tu nuevo pololito era el primo del Gonza y la Esperanza.

─ ¡No es mi pololo! Deja de hablar leseras.

Termino de leer la carta, que dice que fueron a un carrete de un amigo de mi papá, y que no saben a qué hora llegarán. ¿No era más fácil llamarme al celular o mandarme un WhatsApp? No po, tenían que dejarme una cartita. Más encima dejan a mi hermano chico solo, ¿qué clase de padres tengo, hueón?

─ ¡Una de terror po! ─le dice el Damián a mi hermano.

─ ¿De qué están hablando? ─les pregunto.

─De que vamos a ver una película de terror ─me responde mi hermano.

─No vamos a ver nada. Nos vamos a ir a acostar.

Terrible fome yo como hermana mayor, sí sé.

─Anda a acostarte tú po, yo la veo con el Damián ─me desafía mi hermano chico.

─ ¿Y quién te dijo a ti que el Damián se iba a quedar?

─ ¿Querí que me vaya a esta hora? ─me pregunta mi primo postizo intentando poner care de pena.

─Sí, en taxi no te va a pasar nada.

─No me pienso ir. Yo creo que me tendré que quedar a cuidarlos.


Vira de mi vida, culiao.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora