treinta y uno

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─Antonia, por fa, deja de apurarme ─le reclamo a mi amiga que está como desquiciá guardando mis huéas en mi mochila, mientras yo copio como toda una perna los ejercicios matemáticos de la pizarra.

─ ¿No podí sacarle foto a la hueá mejor?

La miro con una sonrisa falsa.

─ ¡Qué soy hueona! No se me ocurrió. Me quedé en la prehistoria.

─ ¿Me estai que no? El amor te tiene terrible ahueoná, Priscila. Reatziona.

─Dégame en pas.

Después de sacar la hueá de foto me doy cuenta de que mi amiga me espera en el marco de la puerta de la sala con mi mochila en su hombro.

─ ¡Ya po! ─me apura.

─Deja de apurarme, maraca. ¿Por qué no te fuiste con la Cami mejor? ─le pregunto quitándole mi mochila y colgándola en mi hombro, mientras caminábamos hacia la salida del colegio.

─Porque tuve que soportarla todo el día en humanista. Me aburrió la culiá.

─ ¿Pelearon o qué onda?

─Sí, porque la culiá sabe que la manoseá de la fierro de micro me cae como el hoyo, pero igual la invitó a nuestro grupo de filosofía, sin preguntarme.

─ ¡Buuu!

─ ¿Por qué no te cambiai a humanista, Prisci?

─No puedo, hueona. ¿Querí que repita?

─ ¡Pero si a vo te va bien en todas las materias!

─Pero me carga historia po. Además dejaría solo al Rodrigo.

─ ¿Te importa más ese hueón que yo? Te recuerdo que te hizo un chupón el año pasado y...

─ ¡Obvio que no, ridícula! ─la interrumpo─. Además tampoco me puedo cambiar. Ya estamos a finales de abril po.

─Puta, verdad que no se puede. Maraca. ¿Por qué tuviste que salir científica?

─Relájate, Anto. Tení que hablar con la Cami no más y decirle que no meta a hueonas a los grupos sin preguntarte po.

─Nah, no quiero nada con esa traidora.

Estas dos parecen matrimonio. Están peor que el Damián y yo.

\\

Llego a mi casa a llamar al más gil del mundo por WhatsApp.

─ ¿Aló? ─contesta el Damián.

─Holi. ¿Cómo estai?

─Ahora que escuché tu voz, bien. ¿Y tú cómo estai?

─Bien igual.

─Te echo de menos. ¿Y tú me echai de menos?

─Un poquito.

─Mentirosa. Apuesto que corriste para llamarme.

─Yo no corro. Tú sabí que soy pajera.

─ ¿Correríai para salvarme la vida?

─No sé, tendría que pensarlo ─no me doy cuenta de que estoy sonriendo.

─Yo sé que sí correríai por mí, Priscila.

─Obvio que sí correría por vo, tonto. Y sí te echo de menos, caleta. ¿Cuándo nos vamos a ver?

─Tierna. No sé po, yo cacho que el finde.

─Pucha, recién es martes po.

─Estoy lleno de pruebas. No tengo tiempo para nada.

─Yo también estoy llena de pruebas.

─ ¡Priscila! ¿Llegaste? ─me grita mi mamá desde arriba.

─Espera ─le digo al Damián─. ¡Sí, mamá!

─ ¡Sube! ¡Tengo que hablar contigo!

─Pucha, Damián, mi mamá me está huebiando. Te llamo después.

─Bueno. Chao Priscilove.

Me río.

─Chao, ridículo.

Le corto y ya lo echo de menos. ¿En qué momento me volví tan cursi?

Subo a ver qué quiere mi mamá y resulta que no entiende la materia de matemáticas de mi hermano y quiere que yo le explique. Para eso me interrumpe.

\\

El miércoles llego atrasada al colegio porque mi mamá se demora caleta en el baño. Nuestras mañanas se basan en competencias de quién entra primero al baño.

Justo me encuentro en el pasillo con la ex del Rodrigo, (mi compañero de curso al que me comí el año pasado, el que me hizo el chupón) y me mira feo la mina. Cree que yo le tengo ganas a su ex cuando nada que ver po.

Cuando llego a la sala justo vienen saliendo mis compañeros científicos porque vamos a bajar al laboratorio.

La profe se demora caleta en abrir la hueá de laboratorio, mientras nosotros estamos en fila esperando muertos de frío porque corre un viento culiao terrible helado. Como soy yeta, me entra una basura al ojo. Siempre me pasa esa hueá. Parece que tengo los ojos muy grandes.

─ ¿Te soplo? ─me pregunta el Rodrigo que está al lado mío.

─Ya, vale ─saco mi mano del ojo y él se acerca a soplarme.

─ ¿Salió? ─me pregunta.

─Sí. ¿Me quedó rojo?

Él me examina por última vez y niega con la cabeza.

─Un poco no más ─responde finalmente.

─ ¡Uuuuh, te cacharon, Rodri! ─nos dice un compañero que está detrás nuestro.

Ambos giramos la cabeza hacia atrás y nos encontramos con la furiosa mirada de la ex del Rodrigo.

─Se enojó ─me dice el Rodri─. Espero que no haga ningún escándalo.

Vira de mi vida, culiao.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora