Pasa media hora desde que tocan pa' entrar a clases y la Camila todavía no llega. Apuesto mi vida a que se quedó dormida.
La Antonia llega justo un segundo antes del toque del timbre, y lo primero que hago es pasarle sus llaves. Mi amiga es tan sacrificada, que se quedó a dormir en la casa de sus abuelos pa' prestarnos toda la tarde su casa, al Damián y a mí.
El profe apenas llega, hace la maldita lectura silenciosa, así que no podemos ni copuchar. Un par de minutos después el profe sale de la sala y por fin podemos tener un momento pa' hablar con la Anto.
─ ¡Hueona! Ayer no me contaste nada por WhatsApp. ¿Qué hicieron? ¡Cuéntame todo ahora!
Le cuento lo del picnic y el collar con la letra D.
─ ¿Y fueron a mi casa?
─Eh... ─me río nerviosa.
Ella hace un gesto de impresión y varios compañeros sapean hacia nuestro puesto.
─ ¿Me estai?
─No...
─ ¿Y cómo fue? ¿Te dolió? ¿Él se depiló? ¿Tú te depilaste? ¿Usaron protección? ¿Cuánto duró? ¿Llegaste al orgasmo? ─susurra todas esas preguntas.
─ ¡Antonia! ─me cago de la risa─. Fue... raro, no sé. Sí me dolió. Los dos depilados. Usamos el condón que echaste a mi mochila, grax, nos salvaste la vid...
─ ¡Lo echó la Cami!
─Ah, lo sabía ─me río.
Ella me queda mirando con cara de pervertida, pa' que siga contándole, pero yo me quedo callada, mirándola con la misma cara. Nos parecemos a los emojis de luna y sol, que se quedan mirando.
─ ¡Sigue po! ¿Llegaste al orgasmo?
─No sé, hueona, no tengo experiencia.
─ ¿Pero te gustó?
─Sí po.
─ ¿Te excitó?
─Sí po.
─Ya. Y la pregunta más importante... ¿Lo tenía chic...?
─ ¡Grande! ─la interrumpo─. ¿Por qué creí que me dolió tanto?
─Pidamos la silla con ruedas que está en enfermería entonces ─se caga de la risa─. ¿Te arde ahora? Porque si te arde ponte hipoglós. O... una bolsa con hielo. Todo lo helado sirve, créeme.
─Uy, ¿cómo sabí tanto si...? ¡Antonia!
Pienso que me mintió cuando me dijo que ella y el Hueilo todavía no culiaban.
─No quiero saber que lo que estoy pensando es verdad ─le digo─. ¿Me mentiste, maraca culiá?
─ ¿Sobre qué?
─ ¡No te hagai la hueona! ¿Culiaste con el Hueilo?
─... ¿qué esperabai? ¡Llevamos un año cinco meses po!
Ahora soy yo la que hace el gesto de impresión.
El profe llega y todos nos callamos.
No sé si enojarme con la Antonia en ese momento. O sea, sé que ella no tiene derecho a andar contando su vida sexual, pero me duele que no me haya contado a mí, que soy su mejor amiga. Y varias veces le pregunté y me lo negaba. Yo soy hueona también po, que le creo que es virgen cuando lleva más de un año de pololeo.
─Hay una razón de por qué no te lo dije ─me dice pa' callao─, que es ahueoná, pero... para mí es importante...
─ ¿Cuál?
─Tú cachai que en mi religión tenemos que llegar vírgenes hasta el matrimonio, ¿cierto? ─asiento y ella continúa─. Ya po, por eso como que admitirlo en voz alta me da cosa... Como que siento que Dios lo va a escuchar y ante sus ojos voy a quedar como una pecadora. Así de ahueoná.
─Ya oh, si igual te entiendo... Pero igual ná que ver lo que pensai. Pecado sería matar a una persona, no culiar, si todos culean po.
─Mmm ─ella asiente.
─ ¿Y la Cami sabe que no erí virgen?
─No, no sabe. Nadie sabía hasta ahora. Erí la primera en saber, siéntete especial.
─ ¿Y tú mamá no sabe tampoco?
─No sé, si no hablamos de eso, pero demás que cacha... ¿Y tú le vai a contar a tu mamá?
─No, por ahora no.
\\
La Cami llega en el recreo al colegio y mi hipótesis se comprueba: se había quedado dormida.
También me interroga sobre la tarde de pasión, y yo le agradezco por el condón.
A la salida, nos vamos todas pa' mi casa, porque esa noche es el carrete de mis diecisiete años. ¡Éjale!
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Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?