El miércoles hay carrete. Aunque es día de colegio, salgo igual. Necesito sacarme de la cabeza al Damián. Sí. Pienso en él a cada rato.
─Esta hueá te va a hacer bien pa' distraerte ─me dice la Cami a la salida del colegio.
─ ¿Distraerme de qué? Estoy bien ─miento.
─Prisci, a mí no me podí engañar. Lo que te pasa empieza con D y termina con Amián.
─Puta, sí. Parece que me está gustando en serio.
─ ¡Lo sabía!
─Y más encima no me ha hablado más desde el domingo.
─ ¿Qué pasó? ─la Anto llega a nuestro lado después de hablar con el profe de Lenguaje sobre una nota pendiente.
─La Prisci está sufriendo por el Damián.
─ ¡No estoy sufriendo!
─ ¿Y por qué está sufriendo? ─le pregunta la Anto a la Camila.
─Porque no le ha vuelto a hablar.
─ ¡No estoy sufriendo! ─vuelvo a reclamar.
─Mira, Priscila, vo erí más hueona. Le pudiste preguntar cómo le había ido en la prueba. Ya estamos a miércoles, too late ─me reta la Anto.
─Para el amor nunca es tarde ─dice la Camila─. Háblale igual. Y deja de sufrir.
─Por tercera vez, ¡no estoy sufriendo! Si el Damián no me gusta.
Ambas se empiezan a burlar de mí y después cambio el tema en un vano intento de dejar de pensar en él.
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Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?