Pasan los días y yo deseo con todas mis fuerzas que salga carrete, y así tener una excusa pa' volver a ver al Damián, y el Pulento escucha mis plegarias y sale carrete po.
Yo: Hola Damián! Oye, te tinca ir a un carrete? 😏 ─le mando el WhatsApp en la tarde.
Y después le mando uno al Andrés:
Yo: Andresito... hoy no nos podremos comer en el carrete, así que ni se te ocurra saludarme con un beso en la boca o te pego una patá donde tú ya sabí 😇
Andrés muchas veces al mes: 😞😪😣💔💔💔💔
Me río del ahueonao de mi amigo y después me baño y me depilo entera. Cuando salgo de la ducha reviso mi celular y tengo un mensaje de mi ex.
Damián: Sí me tinca 😏 dime el lugar y la hora
« ¡BIEN CONCHETUMARE, VIVA CHILE CONCHETUMARE! ».
Yo: Ven a mi casa como a las 21:00 y nos vamos juntos
No le pongo ningún emoji porque siento que ninguno es apropiado, ah.
Damián: Dale 😉
Yo: Y si vinierai con chaqueta de cuero mis ojos te lo agradecerían caleta 😏
Estoy a punto de ponerle un emoji de monito, pero no quiero pelarme tan obviamente. «Ya te pelaste muy obviamente, gila» me digo a mí misma.
Damián: 😳
Sonrío como hueona después de ver ese emoji.
Pasan las horas y el Damián me manda un mensaje de que está en la esquina de mi casa, por mi hermano. Bajo la escalera y mi mami, que está viendo tele en el living me queda mirando.
─ ¿A dónde vai con ese vestido tan corto? ¿De nuevo vai a salir a carretear, Priscila, por Dios?
Yo le sonrío mostrando los dientes.
─No está corto. Volveré temprano, te lo juro. Y no voy a tomar tanto ─le doy un beso en la frente─. ¡Te amo!
─Yo igual te amo, patera no más.
Cuando llego a la esquina, y veo al Damián ahí, como a punto de prostituirse y con chaqueta de cuero, se me cae la baba.
─Hola ─me dice con la voz ronca y me da un beso en la mejilla.
«Ah, no, chántame el paté al toque».
─Hola ─le digo─. Mis ojos están felices de verte.
─ ¿Tus ojos o tú?
─Los tres ─le respondo refiriéndome a mis dos ojos y yo.
─Es idea mía o... ¿te estai pelando conmigo?
─No me estoy pelando, te estoy diciendo piropos... no, mejor dejémoslo en cumplidos ─le sonrío.
─En ese caso yo también te quiero hacer un cumplido... ─me preparo pa' escuchar una hueá ordinaria─: mijita, le falta la pura capa pa' ser súper rica.
Me cago de la risa.
─Está wena esa ─le digo─, pero lamentablemente ya me la sabía. Ya, vamos ─empiezo a caminar.
\\
Cuando llegamos al carrete, diviso a mis amigos en una mesa. Les presento al Damián a unos compañeros de carrete que tenemos con las chiquillas, y después nos sentamos y pedimos algo pa' tomar.
En una, la Cami nos obliga a la Anto y a mí a acompañarla al baño.
─Hueona ─me habla la Camila─, ¿hay cachado cómo te mira el Damián? Todavía lo tení loco.
La Cami ya sabía lo que en verdad le había pasado a mi ex, la historia completa.
─ ¿Y hay visto como la Prisci mira al Damián? ¡Esto es amor puro! ─opina la Anto.
─ ¿Cómo lo miro? ─les pregunto con la frente arrugá.
─Con cara de enamorada ─me responden ambas al unísono.
─Ya, no me confundan. Si nos vamos a ir a Australia, Camila ─me arreglo un poco el pelo mientras me miro al espejo.
─Piénsalo muy, pero muy bien, hueona ─la Cami me mira a los ojos a través del espejo─. ¿Volvamos donde los chiquillos?
Cuando volvemos a la mesa, algunos de los cabros andan bailando. El Damián sigue sentado y está conversando con el Andrés. Están cagados de la risa. El Andrés haciendo reír a la gente, típico chileno, ah ná que ver la hueá.
Me siento al lado del Damián y paro la oreja a lo que hablan. Puras hueás de deporte.
─Oh, me duele caleta la cabeza ─comento en general.
«Debe ser la música y lo poco que dormí anoche...».
─ ¿Por la música? ─me pregunta la Anto.
─Puede ser...
─Vamos a la casa del Gonza po ─propone el Damián─. Y nos tomamos algo ahí, más piolita, ¿les tinca?
─ ¡Dale! ─acepta el Andrés.
Todos nos vamos apretujados en un taxi pa' la casa, parcela en volá, de mi primo.
Cuando llegamos, los chiquillos se sientan en la terraza y con el Damián nos vamos a la cocina a buscar hueás pa' tomar y pa' picar.
En una abro un cajón pa' sacar vasos, y no alcanzo porque está terrible alto. Yo soy estatura promedio, entonces sí que está alta la hueá de mueble.
El Damián se pone detrás de mí y saca los vasos.
« ¡Conchetumare! No quiero sentir nada extraño detrás de mí...».
Me doy vuelta sin pensarlo y mi cara con la del Damián quedan a solo un par centímetros. Se me acelera la respiración y escucho los latidos de mi corazón en mis oídos. Cierro los ojos por reflejo.
─El otro día no más te estabai comiendo a tu amigo ─el Damián habla y yo abro los ojos─. Y yo tampoco soy tan facilito... ─Trago saliva y él baja la mirada de mis ojos a mis labios─. ¿Pero sabí qué más? ¡A la chucha! ─rompe los centímetros y me da un beso, hueón... pero un beso beso, con lenguita y todo.
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Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?