sesenta y seis

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Pasan los días y yo deseo con todas mis fuerzas que salga carrete, y así tener una excusa pa' volver a ver al Damián, y el Pulento escucha mis plegarias y sale carrete po.

Yo: Hola Damián! Oye, te tinca ir a un carrete? 😏 ─le mando el WhatsApp en la tarde.

Y después le mando uno al Andrés:

Yo: Andresito... hoy no nos podremos comer en el carrete, así que ni se te ocurra saludarme con un beso en la boca o te pego una patá donde tú ya sabí 😇

Andrés muchas veces al mes: 😞😪😣💔💔💔💔

Me río del ahueonao de mi amigo y después me baño y me depilo entera. Cuando salgo de la ducha reviso mi celular y tengo un mensaje de mi ex.

Damián: Sí me tinca 😏 dime el lugar y la hora

« ¡BIEN CONCHETUMARE, VIVA CHILE CONCHETUMARE! ».

Yo: Ven a mi casa como a las 21:00 y nos vamos juntos

No le pongo ningún emoji porque siento que ninguno es apropiado, ah.

Damián: Dale 😉

Yo: Y si vinierai con chaqueta de cuero mis ojos te lo agradecerían caleta 😏

Estoy a punto de ponerle un emoji de monito, pero no quiero pelarme tan obviamente. «Ya te pelaste muy obviamente, gila» me digo a mí misma.

Damián: 😳

Sonrío como hueona después de ver ese emoji.

Pasan las horas y el Damián me manda un mensaje de que está en la esquina de mi casa, por mi hermano. Bajo la escalera y mi mami, que está viendo tele en el living me queda mirando.

─ ¿A dónde vai con ese vestido tan corto? ¿De nuevo vai a salir a carretear, Priscila, por Dios?

Yo le sonrío mostrando los dientes.

─No está corto. Volveré temprano, te lo juro. Y no voy a tomar tanto ─le doy un beso en la frente─. ¡Te amo!

─Yo igual te amo, patera no más.

Cuando llego a la esquina, y veo al Damián ahí, como a punto de prostituirse y con chaqueta de cuero, se me cae la baba.

─Hola ─me dice con la voz ronca y me da un beso en la mejilla.

«Ah, no, chántame el paté al toque».

─Hola ─le digo─. Mis ojos están felices de verte.

─ ¿Tus ojos o tú?

─Los tres ─le respondo refiriéndome a mis dos ojos y yo.

─Es idea mía o... ¿te estai pelando conmigo?

─No me estoy pelando, te estoy diciendo piropos... no, mejor dejémoslo en cumplidos ─le sonrío.

─En ese caso yo también te quiero hacer un cumplido... ─me preparo pa' escuchar una hueá ordinaria─: mijita, le falta la pura capa pa' ser súper rica.

Me cago de la risa.

─Está wena esa ─le digo─, pero lamentablemente ya me la sabía. Ya, vamos ─empiezo a caminar.

\\

Cuando llegamos al carrete, diviso a mis amigos en una mesa. Les presento al Damián a unos compañeros de carrete que tenemos con las chiquillas, y después nos sentamos y pedimos algo pa' tomar.

En una, la Cami nos obliga a la Anto y a mí a acompañarla al baño.

─Hueona ─me habla la Camila─, ¿hay cachado cómo te mira el Damián? Todavía lo tení loco.

La Cami ya sabía lo que en verdad le había pasado a mi ex, la historia completa.

─ ¿Y hay visto como la Prisci mira al Damián? ¡Esto es amor puro! ─opina la Anto.

─ ¿Cómo lo miro? ─les pregunto con la frente arrugá.

─Con cara de enamorada ─me responden ambas al unísono.

─Ya, no me confundan. Si nos vamos a ir a Australia, Camila ─me arreglo un poco el pelo mientras me miro al espejo.

─Piénsalo muy, pero muy bien, hueona ─la Cami me mira a los ojos a través del espejo─. ¿Volvamos donde los chiquillos?

Cuando volvemos a la mesa, algunos de los cabros andan bailando. El Damián sigue sentado y está conversando con el Andrés. Están cagados de la risa. El Andrés haciendo reír a la gente, típico chileno, ah ná que ver la hueá.

Me siento al lado del Damián y paro la oreja a lo que hablan. Puras hueás de deporte.

─Oh, me duele caleta la cabeza ─comento en general.

«Debe ser la música y lo poco que dormí anoche...».

─ ¿Por la música? ─me pregunta la Anto.

─Puede ser...

─Vamos a la casa del Gonza po ─propone el Damián─. Y nos tomamos algo ahí, más piolita, ¿les tinca?

─ ¡Dale! ─acepta el Andrés.

Todos nos vamos apretujados en un taxi pa' la casa, parcela en volá, de mi primo.

Cuando llegamos, los chiquillos se sientan en la terraza y con el Damián nos vamos a la cocina a buscar hueás pa' tomar y pa' picar.

En una abro un cajón pa' sacar vasos, y no alcanzo porque está terrible alto. Yo soy estatura promedio, entonces sí que está alta la hueá de mueble.

El Damián se pone detrás de mí y saca los vasos.

« ¡Conchetumare! No quiero sentir nada extraño detrás de mí...».

Me doy vuelta sin pensarlo y mi cara con la del Damián quedan a solo un par centímetros. Se me acelera la respiración y escucho los latidos de mi corazón en mis oídos. Cierro los ojos por reflejo.

─El otro día no más te estabai comiendo a tu amigo ─el Damián habla y yo abro los ojos─. Y yo tampoco soy tan facilito... ─Trago saliva y él baja la mirada de mis ojos a mis labios─. ¿Pero sabí qué más? ¡A la chucha! ─rompe los centímetros y me da un beso, hueón... pero un beso beso, con lenguita y todo.

Vira de mi vida, culiao.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora