«Debe ser el Andrés». Le abro la reja y efectivamente es él.
─Congratulations ─me dice y me abraza.
─Thanks ─le respondo y le doy un beso en la mejilla─. ¿Te contó la Cami?
─Sí, porque tú ni te acordai de mí ─hace un puchero.
─Y tú tampoco te acordai de mí po.
─Yo nunca dejo de pensar en ti, Prisci ─me huebea─. ¡Puta qué me alegro de que se hayan ganado las becas! ¡Se lo merecen mis dos wachas! Me siento como un amo orgulloso de mis sumisas.
Me cago de la risa.
─Salta pa'l lao' ─lo empujo, y como él está con un pie en la vereda y el otro en la calle, casi se saca la chucha.
─ ¡Priscila, controla tus hormonas! ─vuelve a huebiar─. Me gusta cuando te poní agresiva, grrr ─se acerca a mí y me muerde la oreja.
─ ¡Oye! ─me río─. Eso no se hace en la calle.
─Vamos a tu pieza po.
─Está mi family adentro...
─ ¿Ah, sí? Vamos a saludar a la futura familia de mis hijos entonces ─entra a mi casa y yo lo sigo detrás─. ¡Hola! ─saluda a todos con un beso en la mejilla.
─Él es el Andrés, un amigo ─le explico a todos.
─Sí, claro, un amigo... ─me molesta mi primo.
─Soy su amigo con ventaja ─suelta el Andrés como talla.
«Una talla muy cierta...».
Conocí al Andrés hace un par de meses, en un carrete, y nos comimos esa primera vez. Después empezamos a coincidir en caleta de carretes, y todas las veces nos comíamos. Así que sí, es mi amigo con ventaja. Lo weno es que ninguno de los dos se engancha, así que nuestra relación es perfecta. Obviamente, él igual se come otras minas además de mí, pero me daba lo mismo, porque no hay sentimientos de amor de pareja por medio entre nosotros. Eso sí, si coincidimos en algún carrete, él me elige por sobre cualquier mina, y yo a él lo elijo por sobre cualquier otro mino. Mentiría si dijera que con el Andrés nunca ha pasado nada, más allá de besos, porque nos conocemos en-te-ros, porque pucha, cuando uno crece va teniendo sus necesidades... Y yo estoy en ese momento de la vida en el que me apetece más que me agarren las pechugas o el poto que de la mano. Me convertí en una maraca caliente culiá, literalmente culiá.─Escuché la reja... ─comenta una tía, sacándome de mis pensamientos.
Es mi papá el que viene llegando. Apenas me ve me abraza y me felicita por la beca. Después saluda a todos.
─Hola, suegro ─lo saluda el Andrés.
Yo me río pa' aligerar el ambiente.
Mi papi ha odiado a cada amigo del sexo masculino que he tenido, desde que lo pasé mal en mi primer y único pololeo...─El Andrés ya se va... ─le aviso a mi papá, tirando del brazo de mi amigo pa' llevarlo hacia afuera.
─ ¡Chao a todos! ¡Un gusto! ─se despide él.
Nos quedamos conversando un ratito afuera de mi casa con el Andrés.
─Oye, tonight hay carrete ─me avisa después de hablar sobre un tema equis─. Tení que ir, pa' que celebremos tu beca y la de la Cami. Ya que después no las veré hasta no sé cuándo...
─Obvio que iré po, wacho.
─Más te vale, eh.
─ ¿Y si no voy qué?
─Tú sabí de lo que soy capaz ─me amenaza de huebeo.
¿No les pasa que tienen amigos con los que nunca hablan en serio, y que todo lo que hablan es de huebeo? Así es mi amistad con el Andrés.
─Demuéstralo ─lo desafío.
─Ya po... ─se acerca a mí y me da un beso.
─Qué fome ─le digo cuando se separa de mí─. Fome, fome.
─ ¿Ah, sí? Esto no va a ser fome ─me vuelve a dar un beso, y esta vez con lengua, y de repente baja sus manos a mi poto y se separa de mí muy luego pa' mi gusto─. ¿Fome todavía?
─Sí ─le respondo mordiéndome el labio pa' aguantarme la risa.
A este culiao le mirai la cara y te cagai de la risa.
─ ¡Uyyyyy! ─grita mi prima asomá por la ventana de la pieza de mi hermano.
─ ¡Wena, Prisci! ─me huebea el Martín.
«Menos mal que estaban jugando play po...».
─ ¡Mueran de viejos, no de sapos! ─les grita el Andrés.
Tiro del Andrés más debajito de la reja, pa' que mi hermano y mi prima no puedan seguir sapeando, y le doy un beso largo.
En cuanto nos separamos y abro los ojos, veo parado detrás del Andrés a nada más ni nada menos que el Damián.
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Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?