ochenta y tres

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Toda la noche la paso en vela, incluso siento cuando el Daniel me besa el pelo antes de irse a la pega en la mañana. Él siempre se va antes que yo porque entra más temprano po.

Me levanto y sin ganas me preparo un coffee pa' despabilarme un poco. Analizo bien el sueño, una vez más, pa' poder ordenar mis emociones.

Devolverme a Chile significaría ganar menos lucas, pero tengo que elegir entre el amor y el dinero, típica trama de teleserie mexicana/venezolana.

El Daniel siempre ha sido un siete conmigo, pero soñar que el Damián quería tener un hijo con otra maraca me abrió los ojos y me di cuenta de que mi corazón siempre ha estado con el Damiansito.

No todo es tan fácil como en mi sueño. Viajar de un día para otro, dejar mi pega y todas mis cosas en Australia... Yo no haría eso en la vida real po, hueón, si todo lo que tengo en Australia me ha costado. Me he sacado la chucha durante años pa' tener lo que tengo y no puedo mandar eso a la cresta.

Mi celu me saca de mis reflexiones cuando empieza a vibrar en la mesa. Es mi mami.

─ ¿Aló, mamá? ─le contesto poniendo el celu en altavoz y depositándolo en la mesa, al lado de mi cafesito.

─Hola, hija. ¿Cómo estai? ¿Se te pasó... lo que te pasó?

─Eh... sí... o sea... no.

─Ya po, ¿sí o no? ¿Me podí explicar bien ahora?

─Es que... Lo que pasa es que estaba soñando, pero el sueño fue tan real qué desperté asustá ─suspiro─, porque soñé que el Damián tenía planes de ser papá con otra.

Mi mamá se queda en silencio y luego habla:

─ ¿Y qué más?

─Eso po, madre. Necesitaba contención ─me muerdo la uña─. Y acabo de decidir que me devuelvo a Chile lo más pronto posible.

─ ¿Y el Daniel?

─Está bien, en la pega.

─ ¿Ya terminaste con él?

─No. No sé cómo...

─Hija, ¿estai segura de lo que vai a hacer? El Damián tiene su vida... ¿tú creí que va a dejar todo tirado cuando te vea? Encuentro que esta es una locura adolescente... Me sorprende que venga de ti, siendo que tú que erí tan madura, Priscila.

─Mamá, no es una locura adolescente, es ir en busca de mi felicidad ─le pongo emoción a la conversa y tomo el celular, para luego caminar por todo el depa con este en mi oído─. Mi vida acá ya se transformó en una rutina... Me levanto, voy a trabajar, llego, tomo once con el Daniel y me acuesto. ¿Podí creer que hace años que no carreteo como la gente? Los amigos del Daniel son terrible fomes. ¿Alguna vez te hay reído con ganas de las tallas de los gringos? Porque yo no...

─Ay, Priscila, hija, qué erí pesada ─se ríe un poco─, bueno, si tú no estai bien, toma las decisiones que debai tomar para estarlo. Tú sabí que con tu papá te vamos a apoyar en lo que sea. Solo te digo una cosa... piénsalo bien.

─Sí, mama, vale. Necesitaba hablar contigo... Oye, ¿qué hora es allá?

─De nada, hija. Ya, chaíto, cuídate. Te amo ─me da la cortá sin responderme la pregunta.

«La señora cortante, hueón».

Me termino el café y después me doy una ducha pa' despejarme y pa' ir a la pega igual no más.

//

En la hora de almuerzo, llamo a la Cami pa' contarle e informarle mis últimas decisiones.

─HUEONA, ¿CÓMO QUE TE DEVOLVÍ A CHILE? ¿ESTAI HUEONA DEL HOYO O QUÉ? ─me grita apenas contesta y me llega a doler lo más profundo del tímpano─. Tu mamá me contó. Es que no podí po. ¿Y cuándo pensai venirte?

Vira de mi vida, culiao.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora