A las nueve justas llega el Damián a mi casa. Estoy esperándolo en la terraza para que mis papás no cachen que él viene a buscarme, y creo que mi plan resulta.
─Te veí linda ─es lo primero que me dice después de saludarme con un beso en la mejilla.
─Para porfa...
─ ¿Qué tiene? Si te veí linda po.
─Sí sé, pero igual... aaaah ─me río─. No, si... gracias, pero no me digai más esas cosas.
─ ¿Por qué? ¿Te pasan cosas?
─Ya po, Damián, para. Los primos no hablan esas cosas...
─Ya oh, mejor no hablo más.
Se quedó callado varios minutos y yo no le hablé tampoco po. ¿Qué le iba a andar rogando a hueones? Cuando llegamos al paradero justo pasó la micro así que nos subimos al tiro.
─ ¿Dónde es el carrete? ─me pregunta el Damián.
─ ¿Y tú no ibai a dejar de hablarme?
─No puedo quedarme callao.
Niego con la cabeza.
─No sé, pero es un carrete masivo. Había hasta un evento en Facebook ─le respondo.
Él me mira con pánico.
─ ¿No es peligroso? ─me pregunta.
─Demás que sí.
Multiplica su cara de pánico.
─Relájate oh. No aceptí copete de nadie y era.
─Priscila, no creo que sea buena idea ir. Pensé que era un carrete piola...
─Mira, mientras permanezcamos juntos, no nos va a pasar nada.
─ ¿Juntos?
─Todo el grupo, no solamente nosotros ─aclaro.
─ ¿Y cuál es todo el grupo?
─Mis amigas y demás que el Hueilo con alguien más. Ese hueón se invita solo.
─Está loco ese hueón ─el Damián se ríe.
─No lo soporto.
─Tú no soportai a nadie.
─A ti tampoco.
─Ya, voy a hacer como que te creo.
─Pensé que teníai claro que te odio, así que créelo nomás.
─No me odiai.
─Sí te odio.
─Nop.
─Sí.
─Nou.
─Yes.
─No.
─Sí.
Creo que estuvimos peleando sobre si lo odiaba o no hasta que llegamos a la casa de la Antonia.
─ ¿Aquí es el súper carrete? Está súper prendío ─comenta el Damián con sarcasmo.
─-Aquí no es, gil. Es la casa de la Antonia, la polola del Hueilo.
─ ¿Y por qué estamos en su casa?
─Porque nos iremos todos juntos al carrete. ¡Tan preguntón, Damián!
─No puedo evitarlo. No puedo evitar nada.
─ ¿Qué? ─lo miro con cara de "ké hueá".
─Nada ─se ríe.
No dejo de mirarlo como si estuviera loco, hasta que la Anto por fin nos abre la puerta.
─ ¿El Hueilo no venía con ustedes? ─nos pregunta mi amiga después de saludarnos con un beso en la mejilla a cada uno.
─ ¿Qué te hizo pensar que venía con nosotros? ─le pregunto obvia.
─ ¿Me estai?
─No, Antonia. No sé qué te hizo pensar que venía con nosotros.
─Puta, este hueón ─sacó su celular enojá y lo llamó─. ¿Dónde estai?... Ah, ya. Apúrate. Chao... Ya viene ─nos avisa.
─En dos horas más demás llega ─se burla la Camila.
─Esperémoslo 10 minutos, si no llega nos vamos nomás ─dice la Anto decidía.
Miro a la Cami interrogándola con la mirada por la actitud de la Antonia hacia el Hueilo y ella me susurra que después me cuenta.
Afortunada y sorpresivamente, el Hueilo llega en terrible poco rato. Pero no viene solo, viene con tres hueones y dos minas. Y una de las minas, es la Adriana Andrea.
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Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?