Me lanzo a sus brazos y me lo como a besos... ah, la hueona caníbal.
─Hay personas que nos están mirando... ─me avisa mi pololo cuando hacemos una pausa.
─ ¿La dura? ─le pregunto mordiéndome el labio.
Él asiente.
Agarro su mano y me doy vuelta, empujándolo hacia el gimnasio, mientras mi familia, mis amigas y unos cuantos hueones más que son irrelevantes nos siguen con la mirada. Enteros sapos.
El Damián los saluda a todos y nos quedamos a ver la final de la hueá de presentación donde salen dos cursos más. Las últimas presentaciones son en el otro bloque.
─ ¿Cómo viniste?, ¿quién te trajo? ─lo interrogo al salir del gimnasio durante el mini-recreo que dan cuando termina el antepenúltimo bloque del acto.
─Vine en bus po. Mi viejo me mandó plata pa' los pasajes...
─ ¿Ah sí? Wena... ¡Feliz cumple de nuevo, pero ahora en persona! ─lo abrazo.
─Gracias de nuevo, pero ahora en persona, Priscilove... Bailaste súper lindo.
─ ¿Me alcanzaste a ver?
Él asiente y me queda mirando.
─ ¿Qué? ─le pregunto─. ¿Tengo un moco?
─No, ná que ver ─el Damián se ríe─. Dos mocos.
No le creo, pero igual me tapo la nariz.
─ ¿Me estai huebiando? ─le pregunto insegura.
─Sí... ─traga saliva─. Tení tres mocos ─agrega cuando ve que saco mi mano─. No, si no tení mocos, loquilla.
─Soy pesao ─le pego en el brazo─. ¿Por qué no me avisaste que veníai?
─Era sorpresa.
─ ¡Niños! Sáquemonos una selfie ─mi mami nos interrumpe─. Ya, posen.
Nos sacamos caleta de fotos más, y después volvemos al gimnasio a ver el último bloque del acto, porque baila mi hermano, y cuando termina nos vamos al toque pa' mi casa.
Apenas me bajo del auto, el Damián me agarra del brazo.─ ¿Te tinca si vamos a una plaza? ─me pregunta.
─Sí, dale, pero me voy a cambiar ropa primero, nica voy con este traje.
Él asiente.
─Te voy a estar esperando en la plaza sí... ─se rasca la nuca.
─ ¿Por qué?
Me queda mirando, no pesca mi pregunta y se va.
«Algo le pasa a este...».
Cuando llego a la plaza, el Damián me hace señas sentado en el pasto, pa' que me siente a su lado.
─ ¿No hay caca? ─le pregunto.
Él le echa una mirá rápida al pasto y niega con la cabeza. Finalmente me siento en el pastito y suspiro.
─ ¿Te pasa algo? ─le pregunto acariciando su espalda.
─Priscila... Es que... No podemos seguir así... con esta relación a distancia...
Mi corazón empieza a latir como loco después de escuchar eso.
«Va a terminar conmigo...».
─ ¿Por qué? ─le pregunto en un susurro. Apenas me sale la voz.
─Porque... deberíai seguir tu vida con otro hueón, Prisci, alguien que pueda estar contigo físicamente, cuidánd...
─Ya hablamos de eso, Damián, córtala ─lo interrumpo─. Yo te quiero a ti, no a otro mino. Te amo a ti, entiéndelo ─me hinco en el pasto y le empiezo a dar besos.
─Prisci, de verdad ─se separa de mí después de comernos durante un tiempo que no mido─. Cuando estabai bailando con este gil, el Rodrigo, caché que ustedes tienen onda y...
─ ¿Por eso ibai saliendo del gimnasio? ¡Entiende que no tenemos onda con el Rodrigo, así se baila la cueca, Damián! ¡No seai agilao! ─me altero pero intento calmarme─. ¿Te gusta otra mina? Porque si es así, no me veng...
─ ¡No, Priscila! ─me interrumpe─. Yo te amo a ti, y nunca te cagaría con otra.
─ ¿Entonces por qué poní tanto atado?
─ ¡Porque ni siquiera nos podemos ver! Yo me pongo celoso estando lejos de ti... pienso en todos los hueones que sí pueden estar contigo... que pueden mirarte a los ojos, tocarte el pelo, abrazarte, darte besos y yo... no puedo seguir así, me hace mal.
─Si confiarai un poquito más en mí...
─Obvio que confío en ti, en los que no confío son en esos maricones del Roberto y el Rodrigo.
─El Roberto sale de cuarto este año, y no lo voy a ver más. Ni siquiera lo he visto en este tiempo. Y el Rodrigo es mi amigo solamente, y si bailé con él fue porque el profe de educación física lo eligió...
─Priscila, no me hagai esto más difícil... Tenemos que terminar ─susurra.
Las lágrimas caen por mis mejillas sin parar, y me las seco con rabia.
─Bueno, terminamos entonces ─le respondo seca, poniéndome de pie.
Él me imita y me agarra las manos.
─Quiero que sepai que siempre vai a ser mi primer amor, y que te amo.
Levanto la vista y veo que también se le caen las lágrimas. Yo me quedo inmóvil, mientras él me da un beso en la frente, me abraza y se va... y ahora sí que se va pa' siempre.
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Vira de mi vida, culiao.
RomanceNada más penca que tener que pasar el dieciocho de septiembre junto al ahueonao primo de tus primos... Aunque con unos cuantos terremotos cambia toda la perspectiva. La pregunta es; ¿se vira o no se vira de mi vida el culiao?