Un trato
Me cabrea, me cabrea muchísimo.
― ¿Quieres sacarlo? ―pregunta Will con cara de inocente, quizás sea eso lo que me dé valor para acercarme y sin pensarlo le doy un puñetazo en la cara con todas mis fuerzas.
Sacudo la mano con dolor, demonios, mis nudillos queman pero disimulo un poco.
― Te lo dije, ya me tienes harta con tus mierdas. ―le susurro con odio y salgo del baño sacudiendo mi mano, Harry se atraviesa con ganas de decirme algo pero le doy un empujón violento y me alejo por el pasillo ignorando que William me grita algo.
Karla y Andrés se acercan corriendo hacia mí. No me importa si me ven, piso el césped para llegar a los asientos.
― ¿Qué te hizo esta vez? ―pregunta Karla enfadada.
― ¡Lanzó mi teléfono en el... en el inodoro! ―chillo enojada.
― ¡Maldita sea! ¿No dijiste que Harry les dijo que nos dejaran en paz? ―pregunta Andrés.
― Le di un puñetazo. ―me siento en una banca con ellos.
― ¿Le diste un qué?
― Le di un golpe en la cara en honor a mi teléfono, no sé si le dolió. ―murmuro y trato de calmarme―. Me dolió más a mí, pero ¿Cómo pudo hacer eso? Lo peor es que el pedazo de idiota que vive conmigo no me defendió, simplemente se quedó viendo como un estúpido idiota. ―espeto y mi respiración vuelve a la normalidad.
― Bueno me alegro que hayas reaccionado. ―balbucea Karla―. Pero ahora creo que nos irá peor. Gracias.
― No me interesa. ―siseo irritada.
― Bueno, deberíamos reconsiderar hacer un curso de artes marciales. ―opina Andrés y lo miro con cara de pocos amigos.
― Y de psicología.
― A ver, ¿Por qué no llegaste a clases?
― Llegué tarde y ya saben que no me gusta entrar cuando ya el profesor ha cerrado el salón de clases. ―explico y me toco con los dedos la parte donde Will me dio el codazo y me quejo del dolor.
― ¿Qué te pasa? ―pregunta Andrés.
― Will me... ―me quejo de nuevo cuando me toco de nuevo.
― ¿Te golpeó? ―exclama Karla a toda voz―. Ese idiota se merece un golpe en las pelotas.
― Espera, y ¿Harry no te defendió?
― No, él no tiene por qué hacerlo, además él llego después. ―susurro dolida porque hubiese querido que sí.
― Yo creo que él te hubiese defendido. ―opina Karla como si nada.
― Harry es un idiota.
― Bueno ya, no hablemos de eso. ―ordeno y me levanto, no puedo quedarme sentada―. Hoy me vine en autobús. ―les digo tratando de cambiar el tema.
― ¿Qué tiene de malo?
― Nada, pero... si me vengo en ellos, tendré que levantarme más temprano. Así que, hoy vas a ir a mi casa y me enseñarás a manejar la Ducati.
― ¡¿La qué?! ―chillan los dos al mismo tiempo.
― Ah ¿No les dije? ―digo dramatizando―. Será porque fui a tu casa y ¡No estabas! ―le digo a Andrés, ambos bajan la mirada.
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Aléjate
General Fiction[EN EDICIÓN] Desde el principio siempre tuvieron razones para no mirarse ni hablarse, pero ambos saben que lo prohibido y lo peligroso siempre es codiciado por todos y ellos no serán la excepción. Romper las reglas siempre fue y será elección de amb...