Capítulo 10

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Otro hermano


Abro los ojos y miro el techo de mi habitación con expresión cansada, realmente no me siento al cien por ciento. Intento levantarme y me duele cada hueso de mi cuerpo, tal vez esté exagerando un poco, pero joder, duele.

Me paso la mano buena por la cara y luego busco mi teléfono debajo de la sábana tanteando pero no está.

― ¿Dónde...? ―suspiro y miro mí alrededor.

Necesito orinar. Y para poder hacerlo tengo que levantarme de está cama así me duela cada célula de mi cuerpo.

Gracias a Dios hoy no tengo clases y sólo faltan tres días para que mi padre vuelva, dentro de tres días estaré mejor y no será necesario llevar el cabestrillo.

Respiro hondo y me incorporo sin poder evitar gemir del dolor y tomar bocanadas de aire con exageración. Me quito las sábanas y arrastro mis pies al borde.

― Oh, por Dios. ―siseo al levantarme tocándome la cadera con mi brazo sano. Muevo los hombros y los pies mientras camino hacia el baño sin parar de gemir, necesito estirar mis extremidades sino será peor.

Me doy una ducha rápida y dolorosamente. Mientras salgo del baño no paro de pensar: ¿Por qué Giselle venía con su padrastro aquí? Bueno, seguro él se ofreció a traerla con una excusa para verme, en todo caso no me imagino que hubiese pasado si hubiese venido solo y yo fuese estado sola. Y luego hubiese llegado Harry...

Salgo de baño con más ánimos que cuando entré, es cierto eso de que el agua caliente relaja. Camino hacia la peinadora e intento peinarme muy lentamente.

― Qué bien. ―le digo a mi reflejo en el espejo. Mi cabello castaño oscuro está manejable a comparación con otros días. Es liso y se ondea levemente en las puntas, pero sólo cuando uso el champú adecuado porque si no es un desastre y se enreda muy rápido.

Miro mi cama a través del reflejo del espejo, alzo mis cejas con impresión. ¿Encima de la cama está lo que creo que está? Me doy la vuelta para corroborar y me acerco a la cama

Frunzo el ceño mientras me acerco más, esto no puede ser ¿En realidad Harry me hizo Corn Flakes? ¿Solo Corn Flakes con leche? ¿Qué? ¿Cómo pudo darle justo en el clavo?

Me pongo el cabestrillo a duras penas y me acabo todo el cereal. Este es mi desayuno preferido de toda la vida y seguramente le he dejado pistas por ahí a Harry, por eso me lo ha traído.

Primero tengo que darle las gracias a Harry por el desayuno y después veré qué hago.

Bajo las escaleras dándome cuenta que los pies no me duelen, sólo un poco la cadera y dicho brazo afectado. El silencio que reina en cada rincón me da a entender que no hay nadie en casa y no entiendo por qué. Harry no tiene clase los viernes.

Voy a la cocina y todo está ordenado. Muy limpio de hecho, si Harry hizo esto merece un premio, pues a mi padre y a mí siempre nos ha gustado la cocina impecable. Sólo para acotar, Elena ni la deja tan limpia.

*

A las cinco de la tarde estoy tumbada en el sofá más grande de la Biblioteca Estéreo. Me he visto la mitad de la primera temporada de Lucifer y no estoy satisfecha con dejarla a la mitad, pero mis tripas tienen hambre y yo me he antojado de pollo frito.

Al entrar a la cocina escucho vagamente el pitido que hace la cochera al abrirse y llegó la hora de dar las gracias.

― No es tan difícil. ―me digo tratando de animarme.

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